Programa del Papa Francisco para los 100 años de Fátima

“El programa del viaje del papa Francisco al santuario de Nuestra Señora de Fátima el sábado 12 y el domingo 13 de mayo, con motivo del centenario de las apariciones marianas. En total el Papa tendrá cuatro alocuciones y las hará en portugués…”

Si la gracia no es merecida, ¿no implica eso que la Llena de Gracia cometió pecado?

Fray Nelson en una ocacion un familiar q se a separado de la iglesia catolica me dijo q a la Sma.Virgen (ella solo dijo Maria) se le habia concedido la GRACIA de tener a Nuestro Señor Jesus porq asi Dios lo quizo pero q la palabra GRACIA significa REGALO NO MERECIDO sabiendo q esta palabra es continua en la Iglesia le pido de favor me ayude porq uno entiende q uno no meresca algo de Dios por pecador pero para Nuestra Madre y aun asi se q los hermanis separados siempre diran algo en contra de la manera en q vemos a la Santisima Virgen en la Iglesia Catolica. Un fuerte abrazo de L.L. Gracias.

* * *

Uno puede no merecer algo por dos razones. Si uno se portó mal y le dan un regalo, claramente uno no merece ese regalo. Pero si uno no se ha ganado algo, y tampoco ha hecho nada malo, recibir el regalo es recibir algo que uno no merece.

Ejemplo de lo primero: un rey llega al trono, y sin que lo merezcan, concede el perdón y la libertad a algunos presos que no habían terminado de pagar sus condenas. El rey hace eso por generosidad y como un gesto de bondad. Ellos no merecían eso.

Ejemplo de lo segundo: el rey llega al trono y decide regalarle una mansión a uno de los guardianes del palacio. Este hombre no había cometido ningún crimen pero su sueldo tampoco daba para pagar semejante mansión. ¡Nunca lo habría imaginado! Ese guardía no merecía esa mansión pero tampoco había cometido falta alguna.

O sea que lo de no merecer no implica que haya habido maldad o formal alguna de pecado.

La Virgen María recibió amor, dones y gracias que superan todo lo que ella, en cuanto creatura de Dios, hubera podido haberse “ganado” o sea, hubiera podido merecer. Dios la amó de un modo sublime y altísimo, y en razón de ese amor, la asoció de una manera única a la misión de su Divino Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Por qué Fátima es más actual hoy que hace 100 años

Un estudio del contexto social que abrió las puertas al primer marxismo, basado en análisis económicos.

Y luego, una exploración del motor creado por Carlos Marx: el odio como oferta de desquite para distintos sectores de la sociedad.

Al final, una clarificación sobre los tres frentes en que se está ya desenvolviendo la lucha anunciada por la Santísima Virgen en Fátima:

(1) Un frente INTELECTUAL, que debe desenmascarar al cientificismo.

(2) Un frente SOCIAL, que debe matar de hambre al odio, que busca su justificación en las injusticias. Este frente implica un compromiso serio contra los diversos modos de opresión a los más diversos sectores de la sociedad.

(3) Un frente ESPIRITUAL, pedido expresamente por la Virgen María en Fátima, en la forma de conversión, penitencia y oración.

Cómo llegó la Iglesia a entender que María fue redimida sin pecado

“Entre los siglos XII y XIV, los principales autores de la escolástica se encontraron delante de una dificultad muy difícil de resolver: ¿Cómo conciliar la Inmaculada Concepción de María Santísima con el dogma de la Redención Universal de Cristo? En otras palabras, si Nuestra Señora fue exenta del pecado original desde el primer instante de su concepción significaría que los méritos de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo no serían aplicados a Ella, y, por consiguiente, la Redención no sería universal, pues habría una excepción, lo que implicaría en negar el dogma, lo que no es posible…”

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Dolorosa – Un poema de Bruno Moreno

Dolorosa

Venid y vedme hoy aquí:
¿Hay dolor cual mi dolor
cuando a mi Dios y Señor
en la Cruz sufriendo vi?

Mil veces con él morí,
pues, siendo mi Redentor,
era mi niño, mi amor,
a quien, virgen, concebí.

Al ser tanta nuestra unión,
su dolor mi dolor fue,
y su muerte mi pasión,

porque al tiempo le lloré
con llanto del corazón
y con lágrimas de fe.

¿Por qué no nos quieren a los marianos?

Felipe Gómez, conocido predicador laico, católico, nos comparte algunas de sus conclusiones sobre la pregunta “¿Por qué no nos quieren a los marianos?” :

1. Porque el demonio odia a la Virgen y de igual manera a quienes la amamos y acogemos en nuestra vida, como el apóstol Juan después de la crucifixión del Señor.

2. Porque se niega su intercesión y papel corredentor, y se busca opacar su importante papel dentro de la historia de la salvación.

3. Porque tristemente, en algunas comunidades católicas ha entrado un espíritu de división doctrinal y protestantismo, que rechaza la veneración a la madre de Jesucristo.

4. Porque se desconoce la vida de la Virgen y los orígenes de la devoción Mariana.

5. Porque no se lee ni medita en la vida de los santos, los cuales, siempre y sin excepción, veneraron a Nuestra Señora la Virgen.

6. Porque nos falta oración y discernimiento, para reconocer la necesidad de refugiarnos bajo el manto de la Virgen, como lo ha hecho la Iglesia en toda su historia.

7. Porque no se aman ni se promociona el rezo continuo del rosario, ni de la consagración a la Virgen o el uso del santo escapulario o la Medalla de la Milagrosa.

8. Porque no conocemos la palabra de Dios, y al desconocerla, ignoramos quien es la Virgen María.

9. Porque hemos perdido la identidad cultural, y despreciamos nuestros santuarios, y devociones particulares, que tanto bien hacen a nuestras raíces.

10. Porque nos falta mucho amor a Jesucristo, quien ama a su Madre más que cualquiera de nosotros.

11. Porque no se estudian los dogmas de fe, a los cuales, por cierto, nos obliga nuestra fe a creer.

12. Porque no leemos, los documentos que hay en nuestra iglesia sobre la Virgen Santísima.

13. Porque muchas veces, ni conocemos los misterios del rosario.

Aquí algunos problemas donde podemos decir: “Mea Culpa” los Marianos.

– Porque no damos testimonio de nuestro amor a la Virgen con nuestro ejemplo de vida.

– Porque le atribuimos a la Virgen palabras y mensajes que difícilmente pueden provenir de ella.

– Porque nos hemos encargado de mostrar que devoción Mariana es sinónimo de apocalipsis o milenarismo.

– Porque nos quedamos en devociones externas, y creemos que es suficiente con tener una imagen de la Virgen o decir que amamos mucho a la Madre de Dios, pero no nos comportamos como hijos de nuestro Señor.

– Porque criticamos a los seminaristas, sacerdotes y consagrados en general a quienes no les vemos claramente una devoción mariana.

– Porque no extendemos la devoción Mariana y nos contentamos con decir que veneramos a la Virgen, pero no nos convertimos en apóstoles y misioneros de su amor.

– Porque nos falta mayor amor a Jesús Eucaristía, mayor amor a la Iglesia y al Papa, y en esto se nota, que nuestra devoción tiene que madurar mucho más.

Dios los bendiga.

El milagro de Loreto

“En Nazaret, los enviados sólo encontraron los cimientos de la casa y el espanto de los nazarenos por su desaparición. Los cimientos tenían las mismas medidas que los que habían aparecido en Tersatz, y se conservan aún hoy en la Basílica de la Anunciación, en Nazaret. En cuanto a la casa que apareció en Tersatz, estaba intacta y sin signos de haber sido desmontada y reconstruida. Después de poco más de tres años, ocurrió un nuevo milagro: el 10 de diciembre de 1294, la casa de la Virgen María fue elevada sobre el mar Mediterráneo y llevada a los bosques de Loreto, en Recanati, Italia…”

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Por qué siempre Virgen

“Un elemento que en mi opinión dificulta la comprensión del dogma de parte de nuestros hermanos separados y de incluso los no creyentes, es su inmersión en una cultura en la que hemos perdido en gran parte el sentido de lo sagrado y la reverencia debida a Dios y lo consagrado a Él…”

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¿Por qué no nos da Dios a todos la gracia que le dio a la Virgen María?

Fray Nelson Leí en un libro sobre la confesión que la santidad podía entenderse, en un aspecto, como la victoria sobre el pecado venial, por supuesto con la Gracia de Dios, entendiendo que la perfección nunca puede ser conformarse con no pecar mortalmente. A la vez leí, en el mismo libro, que la Iglesia afirma, en Trento: “Nadie está exento de pecar o de perder la gracia, ni de evitar todos los pecados, aún los veniales, salvo especial privilegio de Dios, como la bienaventurada Virgen María.” Mi pregunta es: ¿Por qué Dios no nos da a todos la Gracia de evitar los pecados veniales como lo hizo con la Virgen María? — G.G.

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Es fácil caer en simplificaciones cuando se habla de la gracia. Por ejemplo, sabemos que abstenerse de todo pecado implica una obra singularísima de la gracia pero estoy seguro que muchos interpretan eso como que la persona no sentía ninguna atracción hacia el pecado, es decir, que no podía ser propiamente tentada. Es fácil también suponer que la constante victoria sobre el pecado implicaba una especie de inmunidad ante el dolor que nace del pecado, sea propio o ajeno: algo así como si la persona estuviera un poco, según el dicho, “más allá del bien y del mal.”

La realidad es muy distinta. En primer lugar, la ausencia de pecado no significa ausencia de tentación, y por lo tanto no significa ausencia de esfuerzo para vencer la tentación. Es un esfuerzo que coopera con una gracia magnífica pero es esfuerzo, y esfuerzo descomunal. Lo sabemos ante todo por el mismo nuestro Señor Jesucristo, que tuvo que sudar gotas de sangre venciendo las duras tentaciones de Getsemaní. La Carta a los Hebreos 5,8 dice que él “aprendió sufriendo a obedecer.” No parece tampoco que haya sido sencillo ni dulce el camino de María, a la que le fue anunciado que una espada atravesaría su corazón (Lucas 2,35) como se cumplió no una sino varias veces, y que llegó a realizarse de modo extremo en los dolores indescriptibles de la Pasión de su Hijo.

De modo que lo de evitar pecados veniales suena algo así como un auxilio para portarse bien en todo y estar contento a todas horas. Así serían las ocsas en un universo donde no hubiera la rebeldía de Satanás, y su envidia que hizo entrar la muerte en el mundo (Sabiduría 2,24). Vencer al pecado implica SIEMPRE vencer al demonio, que ha hecho y hará todo lo que esté en su poder angélico para apartarnos con amenazas, dolores, tentaciones o falsas promesas, del camino del Señor. Por supuesto que la gracia da la victoria pero esa gracia no reemplaza la voluntad sino que simplemente la capacita desde dentro, y eso implica que haya una RESPUESTA de parte del hombre. Si la respuesta humana no se necesitara entonces no seríamos seres libres sino robots.

De modo que la gracia, en el fondo, sí que está disponible, porque como bien enseña Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, ni el demonio ni creatura alguna puede forzar al hombre a cometer el más mínimo pecado. ¡La gracia existe y está! Lo que falla es nuestro sí a la gracia; los que fallamos somos nosotros, que no respondemos como María pero que de ella, y del auxilio de su oración, podemos obtener una respuesta cada vez más próxima al querer de Dios. Es lo que han hecho los santos.

La historia de Lourdes, contada por la santa vidente, Bernardita Soubirou

De una Carta de santa María Bernarda Soubirous, virgen

(Carta al padre Gondrand, año 1861: cf. A. Ravier, «Les écrits de sainte Bernadette», París 1961, pp. 53-59)
LA SEÑORA ME HABLÓ

Un día, yo había ido, con dos niñas más, a orillas del río Cave, a coger leña, cuando oí un ruido. Miré hacia el prado, pero vi que los árboles no se movían lo más mínimo. Entonces levanté la cabeza y miré la cueva. Vi a una Señora toda de blanco: llevaba una túnica blanca y un ceñidor azul, y sobre cada uno de sus pies tenía una rosa de un color entre blanco y amarillo, del mismo color que su rosario.

Al verla, me froté los ojos, creyendo que me engañaba; metí las manos en el bolsillo, donde encontré el rosario. Quise también persignarme, pero no pude llevar la mano a la frente, sino que me cayó sin fuerzas. Pero al persignarse aquella Señora, yo también lo intenté, y, aunque la mano me temblaba, pude hacerlo por fin. Al mismo tiempo empecé a rezar el rosario, mientras la Señora iba pasando también las cuentas de su rosario, aunque sin mover los labios. Cuando terminé el rosario, la visión se desvaneció al momento.

Pregunté a las dos niñas si habían visto algo: ellas dijeron que no, y me preguntaron si tenía algo que contarles. Les aseguré que había visto a una Señora vestida de blanco, pero que no sabía quién era, y les advertí que no dijeran nada a nadie. Ellas me aconsejaron que no volviera a aquel lugar, a lo que yo me negué. Allí volví el domingo, movida por una fuerza interior…

Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez, y me preguntó si quería ir a verla durante quince días. Yo le respondí que sí. Ella añadió que tenía que decir a los presbíteros que procuraran que se le edificase una capilla en aquel mismo lugar; luego me mandó que bebiese en la fuente. Como no veía ninguna fuente, me dirigía al río Gave; pero ella me indicó que no se refería a él, y con el dedo me señaló la fuente. Me acerqué a ella, y no encontré más que un poco de agua fangosa. Acerqué la mano, pero no pude recoger ni una gota; entonces comencé a rascar y, finalmente, pude coger un poco de agua; la arrojé tres veces, y a la cuarta ya pude beber. La visión desapareció y yo me fui.

Volví allí durante quince días, y la Señora se me apareció cada día, fuera de un lunes y un viernes, insistiendo en que tenía que decir a los presbíteros que se le había de edificar allí una capilla, que tenía que ir a la fuente a lavarme y rogar por la conversión de los pecadores. Varias veces le pregunté quién era, pero ella se limitaba a sonreír dulcemente; finalmente, poniendo los brazos en alto y levantando los ojos al cielo, me dijo que era la Inmaculada Concepción.

Durante aquellos quince días, me comunicó también tres secretos, prohibiéndome que se los revelara a nadie en absoluto. Lo cual he observado hasta ahora fielmente.

¿Por qué el 2 de febrero se llama Fiesta de la Candelaria?

En muchos lugares al 2 de febrero se le conoce como Fiesta de la Virgen de la Candelaria pero en la liturgia de la Iglesia veo que se le conoce como “Fiesta de la Presentación del Señor.” ¿Por qué esa disparidad o desacuerdo entre lo popular y lo que celebra oficialmente la Iglesia? — N.A.

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En realidad, no hay disparidad. En el pasaje del Evangelio que se lee con motivo de la Presentación de Jesús en el templo, el anciano Simeón llama a Cristo “Luz para alumbrar a las naciones,” de modo que la luz está en este día a partir del texto mismo del Evangelio. La página católica corazones.org añade explicaciones pertinentes:

Procesión con las candelas, “Candelaria”

“luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2,32). La procesión con velas nos recuerda que La Virgen da luz a Jesucristo, Luz del Mundo, quien se manifiesta a su pueblo por medio de Simeón y Ana.

No se sabe con certeza cuando se iniciaron las procesiones en relación a esta fiesta, pero en el siglo X ya se celebraban con solemnidad. Después de la procesión los cirios se llevan a las casas para encenderse cuando hubiese necesidad de oración especial.

Historia de la Fiesta

A mediados del siglo V esta fiesta se conocía como “La Candelaria” o “Fiesta de las Luces”. La Virgen Maria ha dado luz a la Luz del Mundo, Jesucristo y en esta fiesta El se manifiesta a Simeón y Ana.

Hasta el siglo VI se celebraba a los cuarenta días de la Epifanía, el 15 de febrero. Ahora se celebra el 2 de febrero, por ser a los cuarenta días de la Navidad.

De origen oriental, esta fiesta no se introdujo en la liturgia del Occidente hasta el siglo VII. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de Jesús más que la Purificación de María.

El Concilio Vaticano II restaura esta fiesta a su origen primariamente Cristológico, celebrándose como la Presentación de Jesús en el Templo.

Caná en Navidad

En el Tiempo litúrgico de Navidad, leemos las Bodas de Caná en clave de manifestación de al gloria divina, es decir: epifanía. Y en ella, María apresura la hora de Cristo en tu vida.

100 años de Fátima

En 2017 se cumplen 100 años de las apariciones de la Virgen María a tres pastorcitos de la región de Fátima, en Portugal.

Esta es una ocasión providencial para volver al mensaje central de la Madre de Jesucristo, que, como verdadera madre, busca nuestro bien y quiere ver a Cristo formarse en nosotros, en nuestras familias y en nuestros países.

Y ese mensaje es sencillo: conversión, a través de la penitencia y la oración, especialmente la oración del Santo Rosario. Un mensaje que no pierde actualidad. Pero que sólo será eficaz si lo ponemos en práctica.

Hay que empezar hoy. Ya. Ahora.