Recuperar la exigencia de la religión

“Aunque difieren en algunos puntos doctrinales, como por ejemplo la “doble predestinación” predicada por el calvinismo –y que Driscoll rechaza–, ambos están de acuerdo en lo que se ha convertido en la seña de identidad de este resurgir calvinista: la Biblia contiene toda la verdad y hay que entenderla en su sentido estrictamente religioso, no convertirla en un manual de auto ayuda o en la coartada para determinada concepción de la economía…”

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La teoria del volcan

volcánLa corteza terrestre, dura y pesada como parece, resulta vencida por el ímpetu de un fluido viscoso y extremadamente caliente: la lava. Pero antes de hacer erupción, la lava ha recorrido un camino tortuoso y difícil de predecir. Desde las profundidades del núcleo y del manto, una fuerza ciega e incontenible presiona a la roca derretida que llamamos lava, hasta que el calor vence sobre el granito y el basalto, y un chorro de gases, piedras y azufre lanza su arrogancia devastadora a kilómetros de distancia.

Son tantos los factores que influyen en la constitución de la corteza terrestre que es muy difícil predecir el punto exacto en que se romperá para dar surgimiento a un nuevo volcán. En la historia de la geología se recuerdan casos dramáticos, como por ejemplo el sorpresivo surgimiento de nuevas islas, producto de erupciones sucedidas en el lecho marino. Aun cuando pudiera saberse que la presión de lava en esa parte del océano es muy grande, es pura conjetura asegurar que en tal o cual lugar exacto se dará una erupción sin antecedentes. Por supuesto, una vez acaecida la primera erupción, queda como hecho el camino para las que sigan, pero el tema aquí es ese primer rompimiento de la “piel” terrestre.

Es aquí donde empiezan a aparecer analogías inesperadas entre la sociedad y las erupciones de una violencia aparentemente inexplicable. Es sabido, en efecto, que hay una violencia que procede de raíces visibles y sensibles de injusticia, pero no es de ella de la que hablamos principalmente aquí. Si se pagan salarios de hambre a toda una población y esta se cansa un día y se alza en armas, hay una lógica bastante visible en el proceso. ¿Pero qué decir de los brotes patológicos de asesinato masivo? El típico psicópata, el sádico que opera con fría y calculadora mente en el proceso de atrapar, torturar y ejecutar a sus víctimas, ¿es en realidad un caso aislado, o es la erupción volcánica de una ola oscura, infernal de odio que hemos tolerado demasiado tiempo?

Llamemos por un instante “violencia gratuita” a esa que solemos considerar psicopatológica, y por consiguiente, inexplicable y aislada. Admitamos entonces que hay varias cosas difíciles de explicar sobre qué tan aleatoria es esta forma de violencia. Preguntas: ¿Por qué sucede más en las sociedades del llamado “primer mundo”? ¿Por qué tiene como protagonistas a varones, de vida solitaria, con abrumadora mayoría sobre cualquier otro sector social? ¿Por qué en el mayor porcentaje son personas de clase media, y no baja ni alta? ¿Por qué casi invariablemente los asesinos terminan suicidándose, y en no pocos casos, el suicidio final se sabe ya planeado desde el principio?

La hipótesis es que la violencia gratuita revienta de manera imprevisible pero se prepara y cocina con ingredientes que están en todas partes. La espantosa receta incluye egoísmo, vanidad y resentimientos, pero sobre todo contiene una terrible incapacidad de comunicación y una dura sensación de absurdo que ha gravitado sobre una mente frágil y necesitada en otro tiempo de amor.

Y aquí viene lo grave: las instituciones de una sociedad relativista, secularizada y demasiado fiada del vigor de su democracia, no tienen cómo diagnosticar a tiempo ni mucho menos corregir las señales de que la temperatura de la lava está aumentando, y la presión está alcanzando niveles críticos. La mayoría de los psicópatas de estos brotes recientes y cada vez más frecuentes, como el de la población de Newton, en Connecticut, son personas que han pasado por las instituciones de las que se precia nuestra sociedad moderna, neutra, y muy ciudadana. Y sin embargo, a menos que queramos seguir negando lo evidente, no hubo en esas instituciones quién descubriera y avisara a tiempo de lo que podía suceder.

En lenguaje bíblico hay un modo muy sencillo y profundo de describir lo que la ciencia llama un psicópata: es una persona sin prójimo. No tiene prójimo que le importe ahora porque no tuvo prójimo a quien importarle antes. Examinemos estos ideales muy queridos por la sociedad liberal y democrática: el respeto a la opinión y las decisiones de otros; la consideración de la edad adulta como tiempo de autodeterminación; la concepción de la libertad como capacidad de hacer todo lo que no esté prohibido. Son ideales altos pero claramente insuficientes. Ni se reduce la búsqueda de una respuesta el aprobar leyes más restrictivas en la posesión o el uso de armas de fuego. Para quien anhela matar y matarse poco importan las restricciones ni los procesos jurídicos, que por fuerza requerirán meses, si no años.

¿Qué tipo de fuerza social puede ser cohesiva y mantener un flujo abundante de información que ayude a prevenir a tiempo las erupciones de violencia volcánica?

Aquí va la segunda hipótesis: sólo la religión. De una manera sencillamente perfecta la religión aúna el interior de la conciencia de cada uno con el código externo de todos. De una forma simple y eficaz la religión invita a todos a interesarse por todos, de modo que una cadena de prójimos esté siempre próxima a sostener y no dejar caer al que vacila, se resiente o planea una desgracia. La religión enlaza de modo único la inmediatez de la acción particular y concreta con la trascendencia de una esperanza firme y santa, o si es el caso, la certeza de un castigo ineluctable.

Es verdad que la religión sin respeto y sin un margen claro de libertad de expresión se volverá teocracia asfixiante y caldo de fanatismo pero la religión entendida en su medida, y esta medida es alta y noble, puede lo que el estado actual de la sociedad no puede y sí reclama.

Todas las religiones son iguales?

Puede uno caer en la tentación de pensar así. ¿No es la sinceridad lo que cuenta en definitiva ante los ojos de Dios?

Y de hecho, si la religión es esencialmente el esfuerzo del hombre por encontrar a Dios, en la medida en que este esfuerzo se lleve a cabo con sinceridad, debe ser grato a los ojos de Dios y, por extensión, también le serán gratas aquellas religiones surgidas en otros tiempos y culturas, pero llevadas por un mismo deseo de búsqueda.

Sin embargo, el valor de una religión no debe medirse solamente por la sinceridad de su fundador o de sus adeptos. Se puede ser sincero en el error, basta con tener una información mala o insuficiente. Hace falta, pues, saber si Dios mismo, por su parte, no ha revelado un medio privilegiado para encontrarle. Esto pertenece ya al ámbito de la libre iniciativa de Dios que, cuando se manifiesta, tiene como contra partida, del lado del hombre, la fe.

No se puede negar la posibilidad de que Dios tome una iniciativa de esta naturaleza. La revelación es posible. Y si Dios se revela, no puede contradecir su propio mensaje. Su revelación, si se ha producido, ha de ser coherente consigo misma. En otras palabras, no es posible que existan varias religiones auténticamente reveladas por Dios.

Por tanto, admitiendo que, en principio, toda religión conlleva elementos de verdad en su credo, no puede ser éste, sin embargo, plenamente convincente más que en la medida en que se adhiera exactamente a la voluntad de Dios, claramente expresada por el mismo Dios.

Para el cristiano estos signos de la revelación existen, y se hallan en la milagrosa persona de Jesús, tal como nos la transmiten los evangelistas en el relato que hacen de su paso por la tierra y de su resurrección (cf. nº 4 y nº 12).

• «En esto está la vida eterna, en que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y al que has enviado, Jesucristo” (Jn 17,3)

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Religion (06)

Dios es el gran silencio del infinito. El mundo entero habla de Él y para Él. Nada de lo que se diga lo representa tan bien como su silencio y su calma eterna. – Eliphas Lévi

Algunos de los mejores regalos de Dios son las plegarias sin respuesta. – Garth Brooks

Dios: lo más evidente y lo más misterioso. – Herni Dominique Lacordaire

La religión cristiana, que parece no tiene por objeto más que la felicidad de la otra vida, nos hace también dichosos en ésta. – Montesquieu

Dios es tal, que todo lo que el hizo, comparado con él, es como si no existiese. – Mariano Aguiló

ALTABLERO, Serie 01, Cap. 04 de 13, La Biblia y otros Libros Sagrados

“Al Tablero con Fray Nelson” es un programa institucional del Canal Católico “Cristovisión,” de Colombia para el mundo. La primera serie o “temporada” está dedicada a la Sagrada Escritura.

Capítulo 04

¿Son equivalentes los libros sagrados que usan las distintas religiones? ¿Hay que mirarlos como senderos que llevan todos a la cumbre de la misma montaña?

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Religion (05)

Temo a Dios, y después de Dios temo principalmente al que no le teme. – Muslih-Ud-Din Saadi

Dios es sofisticado, pero no malévolo. – Albert Einstein

Cuando el hombre se aparta de Dios, no es Dios quien le persigue, sino los ídolos. – Benedicto XVI

El desconocimiento propio genera soberbia; pero el desconocimiento de Dios genera desesperación. – San Bernardo de Claraval

El hombre que comprendiese a Dios sería otro Dios. – René de Chateaubriand

Religion (04)

El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo. – San Agustín

Cuando Dios creó el Mundo vio que era bueno. ¿Qué dirá ahora? – George Bernard Shaw

La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza. – Gilbert Keith Chesterton

Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale? – Juan Pablo II

Dios existe; pero no tiene ninguna prisa en hacerlo saber. – Leon Tolstoi

Religion (03)

Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad. – San Agustín

Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta. – Santa Teresa de Jesús

La oración debería ser la llave del día y el cerrojo de la noche. – Thomas Fuller

Dios mira las manos limpias, no las llenas. – Publio Siro

Dios prefiere a la gente corriente, por eso ha hecho tanta. – Abraham Lincoln

Religion (02)

No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más. – Thomas De Kempis

Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios. – Madre Teresa de Calcuta

En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios. – Juan Pablo II

Cuando un pueblo trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama. – Facundo Cabral

Los ojos no pueden ver bien a Dios, sino a través de lágrimas. – Victor Hugo

Religion (01)

Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas. – Miguel de Cervantes Saavedra

La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios. – Mahatma Gandhi

No pidáis a Dios que os de una carga apta para vuestros hombros; pedidle unos hombros aptos para soportar vuestras cargas. – Phillips Brooks

Sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen. – Blaise Pascal

Cuando Dios borra, es que va a escribir algo. – Jacques Benigne Bossuet

¿Qué trae Jesús, que nadie más trae?

En el tiempo en que vivimos se presentan las religiones como equivalentes, o como si diera lo mismo creer o no creer porque se piensa que todo ello es un asunto “privado.” El centro de nuestra fe afirma que Cristo viene a resolver en realidad un problema fundamental: no es que uno ignore qué es lo bueno y lo malo, sino que carece de la fuerza interior para buscar y realizar el bien que conoce y desea.