¡No te quedes sin tu regalo del Año de la Fe!

¡Quedan pocos días para el final del Año de la Fe! (24 de Noviembre de 2013).

¿Cómo obtener –o lucrar, la Indulgencia Plenaria por el Año de la fe?
(Tomado del Decreto de la Penitenciaría Apostólica)

A) Cada vez que participen al menos en tres momentos de predicación durante las sagradas Misiones, o al menos, en tres lecciones sobre los actos del Concilio Vaticano II y sobre los artículos del Catecismo de la Iglesia en cualquier iglesia o lugar idóneo;

B) Cada vez que visiten en peregrinación una basílica papal, una catacumba cristiana o un lugar sagrado designado por el Ordinario del lugar para el Año de la fe (por ejemplo basílicas menores, santuarios marianos o de los apóstoles y patronos) y participen allí en una ceremonia sacra o, al menos, se recojan durante un tiempo en meditación y concluyan con el rezo del Padre nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima, las invocaciones a la Virgen María y, según el caso, a los santos apóstoles o patronos.

C) Cada vez, en los días determinados por el Ordinario del lugar para el Año de la fe, que participen en cualquier lugar sagrado en una solemne celebración eucarística o en la liturgia de las horas, añadiendo la Profesión de fe en cualquier forma legítima.

D) Un día, elegido libremente, durante el Año de la fe, para visitar el baptisterio o cualquier otro lugar donde recibieron el sacramento del Bautismo, si renuevan las promesas bautismales de cualquier forma legítima.

Los obispos diocesanos o eparquiales y los que están equiparados a ellos por derecho, en los días oportunos o con ocasión de las celebraciones principales, podrán impartir la Bendición Papal con la Indulgencia plenaria a los fieles que la reciban devotamente.

(Traducción del latín, para Zenit, por el Vatican Information Service)

Perdonar y hablar

Esfuérzate, si es preciso, en perdonar siempre a quienes te ofendan, desde el primer instante, ya que, por grande que sea el perjuicio o la ofensa que te hagan, más te ha perdonado Dios a ti.

No juzguéis sin oír a las dos partes. –Muy fácilmente, aun las personas que se tienen por piadosas, se olvidan de esta norma de prudencia elemental.

¿Sabes el daño que puedes ocasionar al tirar lejos una piedra si tienes los ojos vendados? -Tampoco sabes el perjuicio que puedes producir, a veces grave, al lanzar frases de murmuración, que te parecen levísimas, porque tienes los ojos vendados por la desaprensión o por el acaloramiento.

Hacer crítica, destruir, no es difícil: el último peón de albañilería sabe hincar su herramienta en la piedra noble y bella de una catedral. -Construir: ésta es la labor que requiere maestros.

Más pensamientos de San Josemaría.

Cuaresma de Conversion, 4 de 4, perdonados e instruidos por Jesus

[Retiro para la comunidad hispana de la Parroquia de St. Patrick, en Miami Beach, febrero de 2013.]

Tema 4: perdonados e instruidos por Jesús

* En todo hay amenazas y oportunidades, y ver ambas es necesario. Así es nuestra fe: nos hace realistas pero a la vez, esperanzados.

* “Vete y no peques más,” dice Jesús a la mujer adúltera en Juan 8. El hecho de no recibir condena sino perdón abre una vida nueva en la que ya no debe reinar el pecado.

* Lo mismo encontramos en la escena del hijo pródigo, en Lucas 15. El pecador arrepentido es restablecido en su dignidad de hijo, como lo indica el anillo de familia que recibe, pero además, se le da un vestido nuevo, señal de una etapa y vida nueva.

* El concepto cristiano de perdón hay que relacionarlo con el concepto judío de la justificación. En el mundo semita ser “justificado” es “ser hecho justo,” es decir, poder ajustarse de nuevo al único que es Justo, Dios mismo.

* Lo más importante no es la supresión del castigo sino el restablecimiento de la relación de cercanía y de una comunicación fluida y sin trabas. Perdonados, tenemos acceso a la riqueza, sabiduría y bondad de aquel que nos ama. ¿Cómo no sentir el fuego nuevo de la esperanza? Por eso el camino hacia Dios pasa por el arrepentimiento y el perdón.

* Una última acción de Cristo que debemos destacar es su manera de enseñar. Destacamos tres puntos:

(1) “Amaos los unos a los otros como yo os he amado.” El amor es la clave de la vida, pero no cualquier amor: “Recibe de mi amor para amar,” dice Jesús.

(2) “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?” El amor cristiano no es una transacción ni una inversión ni un pago. Todos en algún momento necesitaremos esa clase de amor, según una conocida frase: “Ámame cuando menos la merezca porque es cuando más lo necesito.” La lógica de la transacción está como escrito en nuestro ADN pero el cristianismo está más allá de nuestro ADN: no es naturaleza sino sobre-naturaleza.

(3) “Sin mí nada podéis hacer.” La frase parece exagerada: hay tanto, aparentemente, que parece puede hacerse. Quizás hay que entenderla así: “Sin mí puedes hacer muchas cosas pero todas serán destruidas.”

* Pon tu fundamento en Jesucristo, sin condiciones, y encontrarás una fuente inagotable de esperanza. Déjate marcar por la obediencia a Jesús.

La historia de los Tres Rollos

Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. Sus monjes eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy piadosos. Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres rollos, únicos en el mundo. Eran viejos papiros, con fama universal de importantes y profundos pensamientos.

manuscritoEn cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y se fugó por la ladera. Los monjes avisaron con rapidez al abad. El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó: “¿Qué has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.” “Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos”. El abad le dijo “Bueno, toma el tercer rollo. Si no se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz.”. Y lo dejó ir con el tesoro.

Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. Estimaron que se había comportado débil con el rapaz y que era el monasterio el que había perdido. Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.

Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. Pidió hablar con el padre superior: ” Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Cuando me alcanzaste, todo me esperaba menos que tuvieras la generosidad como para darme el tercer rollo, la confianza en mí como para creer el valor de mi necesidad y que todavía me dijeras que estábamos en paz, perdonándome con mucha sinceridad. Eso me ha hecho cambiar. Mi vida se ha transformado”.

Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la generosidad excelente. El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del resarcimiento. Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No sospecha, la conmoción, del poder incalculable de poner la otra mejilla.

[Remitido por Pierangela Ferrari].

ESCUCHA, Que sigue despues del perdon?

Conferencia para la Comunidad “Jesús salva mi familia” en Julio de 2012.

* Todos los seres humanos decepcionamos, y por eso necesitamos perdón.

* Pero del perdón puede salir algo positivo, en cuanto nos proporciona experiencia de la gracia, es decir, del amor como regalo.

* Después del perdón sigue es un periodo de “duelo,” es decir: comprender que la persona que creíamos tener a nuestro lado no existe, y que es preciso asumir la realidad nuestra y de los demás.

* Y después del duelo, trabajar en la relación: asegurar lo que es debido, y negociar lo que es deseable.

Significado del perdon

“Pedir perdón o perdonar a alguien presente o ausente, nos libera de las ataduras terrenales, y nos coloca en un plano elevado de conciencia, en donde nuestra mente no es quien domina sino nuestro espíritu, y a través de esté podemos trascender…”

perdonar

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