¿Qué sigue?

El viernes pasado terminamos las clases del primer semestre del año académico 2003-04. ¿Qué sigue?

1. El lunes 5 de enero entramos para los exámenes. En lo que a mí respecta, debo entregar un ensayo sobre Antropología y la Propuesta para la Tesis Doctoral.

2. Los exámenes terminan el 10 y el lunes 12 empezamos el segundo semestre. ¿Qué clases? En primer término, seguiré con Kevin O’Reilly en las revisiones de escritos de y sobre S. Tomás.

3. Tomaré una asignatura con una profesora luterana, Gesa Thiessen, alemana de nacionalidad. Es un seminario sobre Teologia y Biografía.

4. La otra asignatura (me piden dos…) sería La Iglesia, en una sociedad moderna, secular y pluralista, dictada por Patrick Claffey.

5. Aunque el énfasis, desde luego, va en adelantar lo que se apruebe de la Propuesta.

¡Ahí vamos, confiando en Dios!

¡Terminaron las clases!

Ayer terminamos las clases del primer semestre académico en el año 2003-04. El balance es globalmente positivo. Destaquemos diez cosas, todas relativas a esta área de lo académico:

Lo positivo

1. El lugar, Milltown Park: es precioso. Muchas veces el solo ir ayuda, relaja, invita a la reflexión y la plegaria.

2. Me gustó la calidad de los profesores que tuve: Moloney, Corkery, O’Donnell, O’Reilly. Cada uno desde su enfoque manifiesta un interés genuino por su propio campo y por el conjunto de la teología.

3. La biblioteca, aunque perfectible en temás de S. Tomás, por ejemplo, es abundante y permite investigación de postgrado.

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Difícil la bicicleta

Pensaba en utilizar bicicleta para movilizarme porque estoy gastando unos 70 euros al mes en transporte público. Pero creo que no es buena idea. Un compañero de clases ya tuvo un golpe, que vio como “una señal del cielo”. Es un hombre muy sencillo y amigable, de Etiopía, que con buen humor nos contaba hace poco cómo estuvo al borde de un accidente que hubiera podido ser fatal.

Y esta semana se accidentó el sacristán de aquí de St. Saviour’s, también en bicicleta, golpeado por una moto. Por cierto, ¡a orar por él! Tendrá como unos 60 años y se llama, como casi la mitad de los dublineses, Paddy (diminutivo de Patrck).

Conclusión: bicicleta para transporte público, no. ¿Y para deporte? Habrá que ver después del invierno.

Tres Meses… Una Carta vía California!

Hola, hermano!

Hoy hace tres meses llegué a Dublín. Una mañana el horizonte se colmó de verde y unas casas sencillas y discretas recibieron el tronar de las turbinas de nuestro vuelo trasatlántico: abajo, Irlanda; atrás, Nueva York; delante, un camino incierto pero salpicado de esperanzas; arriba, el cielo, ebrio de azul.

Desde el primer día me acordé de ti. Y aunque no te digo que todos los días te pienso, puedo asegurarte que hay montañas de cosas, situaciones, personas, y giros de lenguaje que hacen que te recuerde. A menudo, junto a ese recuerdo va una oración. A menudo, una sonrisa y un acto de admiración por tu propio arrojo y decisión, cuando en circunstancias difíciles tuviste el valor de obrar según lo más hondo de tu conciencia para ir a establecerte donde ahora vives: California.

Y desde luego, ¡cómo no reconocerlo!, eran más difíciles tus circunstancias, por muchos motivos que todos conocemos y que no es del caso mencionar ahora. Simplemente aludo a esto para decirte cuánto te he recordado y con qué corazón lo he hecho.

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Hermosa experiencia en Milltown

Ayer sábado tuvimos un encuentro muy gratificante en Milltown, mi lugar de estudios.

Se trataba de un Seminario dirigido por el P. Henry Grant, S.J., sobre el proceso de realizacón y redacción de una tesis o disertación.

Aunque para ser francos, el título podría ser distinto, porque en realidad lo más importante estaba en el área de la motivación. La experiencia del P. Grant le ha convencido de que hay un número de obstáculos interiores que muchas veces pesan más que las dificultades exteriores, sean éstas de lengua, o de metodología como tal.

Éramos como unos 35-40, todos implicados en el proceso de licencias, especializaciones, maestrías o doctorados, y puedo decir que por fin pude ver una faceta un poco más acogedora de estos queridos irlandeses. Pienso que se debe a que el clima humano cambia cuando ya uno se reconoce como parte de un grupo que tiene un reto compartido, así se trate de algo que cada quien debe hacer por su lado.

Además, algo muy bonito fue que la Secretaria General, B. Flanagan, que es una religiosa, me pidió que dirigiera las palabras finales de agradecimiento al P. Henry. Desde luego lo hice con todo agrado, y fue satisfactorio ver que podía tomar en mí un poco lo que estábamos viviendo todos.

Estudiar –sería el mensaje que nos dejó este día– es algo que cada uno debe hacer, ciertamente, pero no algo que debe hacer separado de los esfuerzos, dificultades y esperanzas de los demás.

Bendito sea Dios.

¡Cuántos cambios!

Durante años he sido profesor; aquí soy un alumno.

Mucho tiempo he predicado a otros; aquí debo escuchar.

Me había acostumbrado a ser “centro”; aquí nadie me presta mayor atención: soy “periferia”.

Fui protagonista en muchas ocasiones; aquí soy sobre todo paisaje.

Antes me consultaban muchas personas; aquí nadie me pide una opinión.

Me iba haciendo a la idea de que era importante; aquí voy entendiendo que no hago mayor falta.

En otro tiempo, muchos esperaban lo que yo dijera; aquí muchos esperan que no estorbe.

Me acostumbré a hablar del Evangelio; mi única posibilidad aquí es ser Evangelio.

Gracias, Señor.

La familia

De mi familia cuento que están bien de salud. Mi papá, por ejemplo, como tal vez dije en otro mensaje, va adelantando un estudio de especialización en “Derecho de Familia“. Me alegra y me anima mucho saber eso. Es un testimonio para todos nosotros, con sus 71 años y la juventud de sus sueños y de su entusiasmo. Dios permita que lo termine existosamente.

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Nuestros estudiantes dominicos

Estoy viviendo en un convento nuestro en el centro de Dublín. Lleva el nombre de la primera fundación que hicieron los frailes dominicos en esta ciudad, allá en el siglo XIII: St. Saviour’s Priory: El Convento de San Salvador o del Santísimo Salvador. Un nombre por cierto apropiado para la espiritualidad dominicana, que, como dicen nuestras leyes, fue instituida principalmente “para la predicación y la salvación de las almas“.

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Necesito más inglés

En las clases y lecturas me ha ido muy bien; en las predicaciones, ahí vamos como bien; pero para la vida diaria, para el compartir de cada día, me quedo corto.

Y es doloroso, porque una comunicación pobre te hace sentir medio solo, medio sordo, medio torpe, medio lejano…

Gracias a Dios, hay mucha presencia de los amigos y de nuestra lista de correo; y sobre todo: la gracia de Dios existe! Yo experimento su providencia y su cercanía a cada momento, pero por eso mismo me atrevo a pedirle en público que me ayude, que abra mis oídos y mi boca y que pueda comunicarme mejor en la vida diaria.

Amén.

Dos sorpresas

Dos: una para mí y otra para todos.

Bueno, ayer nos dieron arroz. Fue una sorpresa. Y parece una gran tontería, pero ahora respeto a los que dicen que la patria también está en el paladar. Me parecía un cuadro bonito ver a los irlandeses comer arroz, aunque a algunos no les gusta mucho y a otros casi nada.

Por otro lado, aquí traigo un link para que tengan a mano la hora de Dublín en comparación con otras cinco ciudades del mundo:

http://www.timeanddate.com/worldclock/personalapplet.html?cities=78,41,137,215,179,235

Bendiciones!

Un paso más

Ayer tuve la primera misa con los frailes. ¿Qué se siente? Nerviosismo, desde luego, pero también una experiencia de gracia. “Nuestro Padre” San Francisco, como le llamamos también los dominicos, ayudó en gran manera. La Misa fue a las 10 am, y estos hermanos han tenido la bondad de regalarme diversas palabras de apoyo así como correcciones a mis errores.

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Mi primera comunión

Hace un mes hice mi primera comunión. Bueno… quiero decir: hace un mes, apenas llegado a Dublín, recibí por primera vez a Jesús en la Eucaristía. Celebrábamos juntos, según horario de esta casa de formación, la Misa Conventual.

Hubo algo particularmente hermoso en ese hecho, que sin embargo podría haber pasado inadvertido en su cotidianidad.

Con el cambio de país viene también un cambio en las costumbres, y particularmente en las comidas y sabores. ¡Todo sabe diferente, sin excliur la leche, o el pan!

Pero Jesús sabía y sabe igual. Su sabor de gracia y su aroma de misericordia dejaban esa misma sensación, ese mismo amor de siempre, aquel 3 de septiembre de 2003. Y aquello fue maravilloso. ¡Gracias, Señor!

Gente Mayor

Vivo en una comunidad en la que priman los frailes de edad avanzada. “Adultos Mayores”, se les suele llamar ahora. Personas con un camino de servicio a la Iglesia y a la Orden Dominicana desde distintos campos: la docencia, las parroquias, los movimientos sociales, las obras de promoción humana. En esa trayectoria, ellos, lo mismo que tantos sacerdotes y tantas otras personas mayores en todo el mundo, han entregado su salud, sus mejores ideas, la energía de sus más queridos sueños.

Uno de los frailes estudiantes de aquí me decía hace unos días: “Para nosotros es muy significativo estar en la misma casa con estos hermanos. Cuando veo que la Comunidad tiene corazón para tender la mano a estos frailes en su fragilidad y enfermedad, sé que estoy en el lugar correcto”.

Ahora bien, cada edad tiene sus propias limitaciones y la madurez avanzada no es excepción. Los órganos de los sentidos se debilitan, la paciencia a veces se vuelve escasa, hay dolores y sentimientos adversos que se vuelven compañía cotidiana de los adultos mayores. Esto puede producir un aspecto general de dureza, ensimismamiento o indiferencia que a su vez causa alguna incomodidad a los demás.

En mi caso, por ejemplo, no ha sido muy fácil la comunicación directa con los hermanos de más avanzada edad. Ni la pronunciación de su inglés ni mi expresión en este idioma facilitan las cosas, ciertamente, y por eso entiendo que hay momentos en que se crea una barrera involuntaria entre nosotros. Dios nos ayude a superarla prontamente, porque sé que pierdo mucho si los pierdo como hermanos!

Situación académica

Bueno, gracias a Dios, se ha clarificado ya bastante cómo será la andadura académica este semestre.

Tengo básicamente cinco actividades: dos clases formales, dos tutorías y un “coloquio”.

Las dos clases formales son: Antropología teológica en diálogo con la Modernidad (Jim Corkery) y Método en Teología (Raymond Moloney).

Las dos tutorías son: Leyendo a Santo Tomás (Kevin O’Reilly) y Preparación para el Examen ante la Comisión de Doctorado (John Finnegan).

El coloquio versa sobre Investigación para Postgraduados (Christopher O’Donnell).

Jim y Raymond son sacerdotes jesuitas. John y Christopher son, el uno salesiano y el otro carmelita. Kevin es el único laico.

Bueno, que Dios nos bendiga. Hasta la próxima!