Viaje

Hoy, después de tantas horas de vuelo (en la práctica vienen siendo dos días), me ponía a pensar cuánto avanza uno cuando se siente un poco presionado por las circunstancias.

Con motivo del viaje tenía que empacar y arreglar muchas cosas, y una vez más compruebo que el tener que moverse, el ponerse em movimiento, libera. De vuelva a Irlanda, con el favor de Dios, encontré una habitación bastante más organizada y lista para el trabajo, el estudio, la oración y el descanso.

Decididamente, la vida nos va cargando con más de lo que realmente necesitamos, y por eso ser más libre a menudo implica despojarse de cosas (y recuerdos, palabras…) Lo que realmente es necesario siempre es mucho menos de lo que cargamos.

Casa nueva

No queda mucho tiempo para escribir, porque he estado terminando la edición de un video para las vírgenes y porque hay mucho que hacer con toda esta familia Medina-Durango. La noticia grande es el cambio de casa. Si Dios permite, en cosa de dos meses se habrán mudado para otra ciudad, Concord, cercana a Walnut Creek, pero en la misma área.

Pude ver la nueva casa, más grande, y me siento feliz con ellos, así como con lo que a todos les alegra mucho, que Felipe tiene más espacio para jugar y aprender.

Bendigo a Dios por este tiempo que me regaló con mi hermano y su familia.

Mayor de edad ;-)

Hoy cumplo dieciocho años de haber hecho mi profesión religiosa en la Orden de Predicadores. Gracias a la bondad de Gloria Muñoz, una colombiana residente en Los Angeles, buena amiga de varios de nosotros sacerdotes, he podido celebrar la Misa. Esta vez en inglés, en una parroquia cuyo nombre no memoricé. Lo que me llamó la atención fue ver la cantidad de filipinos. Hay además mucha devoción eucarística, confesiones y rosario.

Por la noche, viaje a San Francisco, para encontrarme finalmente con Carlos y su familia.

Primeros pasos en Oklahoma City

Catherine y Linda son dos hermanas que desde fines del año pasado viven juntas, después de haber criado a sus respectivos hijos y después de que sus respectivas parejas ya no están; en un caso por separación, en otro por viudez.

Quiero aquí dejar testimonio agradecido de la delicada hospitalidad de estas damas que me han acogido con tanta calidez y bondad. Catherine me ha ayudado además con numerosas observaciones y explicaciones particulares que realmente iluminan mucho el curso de la investigación que habré de hacer sobre Lonergan.

He tenido tiempo de descanso también para ir probando un nuevo software de edición de video. Le doy gracias a Dios por ese tipo de actividades más artísticas o estéticas, que ciertamente traen alegría y descanso.

En un aeropuerto

Hubo una cosa maravillosa en este día; la historia es como sigue.

Como finalmente me resolví a viajar a Oklahoma City para entrevistarme con Catherine King sobre algunos puntos de las teorías de Lonergan, fue un día de viaje. Y es el caso que durante la misión del fin de semana pasado, así como en los días siguientes, he insistido en la importancia del sacramento de la confesión. Me parece que es una insistencia natural porque allí donde se habla mucho de la Palabra de Dios pero no se predica la necesidad de los sacramentos o no se les da la verdadera importancia queda listo el terreno para los protestantes. Y así ha sucedido: tanto, que en algún país de Latinoamérica supe de sacerdotes que llamaban a la Renovación Carismática Católica el �kinder� de los evangélicos: un lenguaje o modo de pensar que algunos protestantes aprovechan, en cierto modo, con la estrategia típica de hacer sentir a los carismáticos algo así como que �ya diste un primer paso; para ser completamente cristiano ahora debes…�, y en los puntos suspensivos ponen su propio estilo de culto, diezmo, dogma y lo demás.

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El juego de la Academia

Ayer tuve una buena entrevista con Mark Morelli, un profesor de filosofía de la Loyola Marymount University de Los Angeles. Estuvimos conversando sobre el tema de mi tesis, en lo que tiene que ver con B. Lonergan. Desde ya me declaro agradecido por la generosidad de este hombre que me ha regalado de su tiempo y ha tenido la fineza de incluso invitarme a almorzar.

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CUARTA CARTA A KEJARITOMENE

Amigos míos,

Hoy recuerdo que la primera carta a ustedes la escribí desde un aeropuerto; hoy les escribo en pleno vuelo.

Hace unos minutos hemos sobrevolado la ciudad de Milwaukee, luego cruzamos el río Mississippi y ahora mismo estamos sobre el estado de Iowa, a casi 11 kilómetros de altura. Este avión ofrece a cada pasajero los datos del vuelo; por eso sé que vamos a 10.668 metros sobre el nivel del mar, y que a esta hora y esta altura la temperatura afuera de la nave es de menos 55 °C. Viajamos a 751 Km./h, pero aún a esa velocidad faltan unas tres horas para alcanzar nuestro destino, la ciudad de Los Angeles. El cielo está despejado. Como vamos en dirección Este – Oeste, contraria a la rotación de la Tierra, el efecto es el de un atardecer prolongadísimo. Y aunque el sol incendia de rojo algunas nubes en la distancia, el paisaje en tierra es de un irremediable color blanco: este invierno se ha dejado sentir con toda su nieve en el Nordeste y el Norte de los Estados Unidos, de modo que los campos se ven solemnes y adustos. Es inevitable pensar en las familias que a estas horas disfrutan o padecen tanta nieve. Quiera Dios que tanto frío y tanta blancura no sean motivo de grave enfermedad o muerte para sus hijos.

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Primer Capítulo

Anoche tuve mi primer capítulo conventual. El estilo, sobrio y directo, me sigue gustando. Toda la reunión –en la que también había que tomar algunas decisiones– tomó menos de 40 min., tiempo que incluye la lectura de un par de actas. Eso me encanta de esta claridad anglosajona.

Pienso con la bondad de Dios seguir este diario que me ha servido como camino de meditación en voz alta. Mas debido al viaje de misión a Los Angeles seguramente no podré publicar cada entrada en su día, sino que tocará después.

A quienes esto lean, les encarezco oraciones por mí. Gracias.

Se acabaron las vacaciones

Bueno, se acabaron. Una experiencia radicalmente distinta en cuanto a muchas cosas, pero también una oportunidad estupenda de aprender de la cultura y de conocerme en circunstancias que no me había imaginado. El balance es positivo, gracias a Dios.

La semana entrante recomienzo clases. Vamos a ver cómo nos va con eso, aunque tendré menos horas de clase como tal; primará el modelo “tutoría”. Poco a poco la atención habrá de irse concentrando en la disertación.

Un 6 de Enero…

En este diario no he hablado mucho de mis papás. Hoy he hablado con ellos por un motivo que alegra mucho: han alcanzado los 43 años de matrimonio, por bondad de mi Dios. Un testimonio que conmueve y alegra, pero sobre todo: un don que, a medida que pasa el tiempo, más don se descubre.

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Más humor

No sé si ya comenté lo del letrero en aquel restaurante dublinés de comida “rápida”:

Si su pedido no llega en 5 minutos… llegará en 7, o en 8, o tal vez en 12.

Conversación entre frailes por estas fechas, con su toque de sal.

–¡Que alegría verte! ¡Qué bueno que volviste! –Gracias, hombre. –Tanto nos alegra recibirte, que sería bueno que te fueras más a menudo.

Otra conversación:

–Llego apenas de la Misa. No había muchos. –¿Personas o euros?

Claro que a medida que se van dando cuenta que les entiendo los chistes se ven más recatados para decir ciertos apuntes. ¡Ay, Dios, qué risas les habré causado, me imagino! Todo va en la vida fraterna… 🙂