Recuerdos (6)

La Llamada

Cuando uno siente que tiene una palabra que decir pero desconfía de quienes pretenden hacerse oír, porque ello es como cambiar el objeto que uno quería conocer, ¿qué opción le queda? Sólo una: esperar una llamada. Mi vida entera ha sido y cada vez es más eso: esperar una llamada. No es que una vocación haya sucedido en mi vida sino que mi vida entera es vocación. El último llamado que quisiera oír es el de Jesús: “Ven, bendito de mi Padre; ven a heredar el reino preparado para ti desde la fundación del mundo.” (cf. Mt 25,34). No espero menos que eso; no sería cristiano si esperara menos que eso.

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Recuerdos (5)

La frase de Marx

“Los filósofos hasta ahora no han hecho sino pensar el mundo; ahora hay que cambiarlo.” Esa frase, o parecida, dijo Marx. Hay que ponerla en paralelo con otros esquemas de pensamiento. En mi historia personal el llamado “Principio de Incertidumbre” de Heisenberg ha sido una clave orientadora de muchas cosas.

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Recuerdos (4)

Dulzura de la Verdad

Hay muchas maneras de comprender porque hay muchas cosas para ser comprendidas. Y eso: poder entender y comprender, es una de las experiencias más bellas, dulces y liberadoras que yo pueda contar. Encontrar algo verdadero es siempre encontrar algo más fuerte que la muerte.

Esto lo aprendí primero en los teoremas de las matemáticas. La elegancia de una buena demostración no termina cuando termina la vida de quien la inventó (¿o descubrió?). Decir algo verdadero es quizá la manera más bella de decir algo eterno.

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Recuerdos (3)

Pido respeto para el amor de las parejas

He dicho que nunca me sentí llamado a formar un hogar. Eso me acerca al tema primero que surge cuando se habla de sacerdotes: el celibato.

Dado el número de escándalos de violación de menores que han surgido en la Iglesia recientemente –en la inmensa mayoría de los casos, abusos homosexuales a niños– se airean nuevamente frases del estilo de “¡Ahí están las consecuencias del celibato! ¿Qué más tendrá que pasar para que el Papa entienda que los sacerdotes deben casarse (o poderse casar)?”

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Recuerdos (2)

Una misión, una tarea

La conciencia del tiempo limitado conduce a la conciencia de una misión. Si estoy aquí es para algo. Siempre me impresionó aquello del libro Eclesiástico: “Hay otros a los que ya nadie recuerda, que terminaron cuando terminó su vida, que existieron como si no hubieran existido, y después pasó lo mismo con sus hijos.” (Sir 44,9).

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Recuerdos (1)

Mi papá recuerda una anécdota de mis primeros años de secundaria. Temprano en la mañana, mis hermanos y yo debíamos prepararnos para ir al colegio. Para agilizar mi propio tiempo yo acostumbraba hacer una contero hacia atrás, que iba diciendo en voz alta; por ejemplo: “300, 299, 298, 297…”. La idea era estar bañado, arreglado y listo antes de llegar a cero. Como yo llevaba esa cuenta en voz alta, porque no tenía un cronómetro a mano y si lo tuviera no creo que lo sometería a una ducha diaria, un día mi mamá me pilló con la extraña letanía de números en descenso. Le preguntó ella en voz alta a mi papá que qué era eso y él respondió lo único que podía responder: “No sé; hace días está con una cuenta regresiva…”

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Veinte años no es nada…

…así dice la canción. Permítanme una nota personal. El 1° de febrero de 1985 tomé el hábito de Santo Domingo, en la Basílica de N. S. Chiquinquirá, en Colombia. Así empezó mi año de Noviciado bajo la dirección del siempre recordado y amado P. Pastor Prada. Todos los días tomamos decisiones pero no todas son decisivas. Ese día, en cambió, muchas cosas se decidieron allí, bajo la mirada amorosa de la Siempre Virgen María, en su advocación del Rosario de Chiquinquirá.

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Campo Elías, me acordé de ti

Hace 20 años estaba yo en los días finales del retiro espiritual para entrar al Noviciado. Ya en Chiquinquirá, el Padre Pastor nos predicaba sobre el sacerdocio en la teología de San Pablo. Veíamos con respeto y distancia a todos los venerables padres del convento grande, porque nuestro Noviciado, aunque ocupara un espacio comparable, nos parecía como pequeño y rudimentario al lado de los grandes padres. Por turnos, los novicios servíamos a las mesas en el almuerzo y la comida, y era solamente eso lo que nos permitía acercarnos a aquellos hombres mayores que miraban sin dureza pero con distancia.

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Un círculo que se amplía

Cuando llegué a Dublín, a este convento, entendía bien el inglés de sólo uno de los frailes, que ciertamente destaca por su excelente dicción.

El tiempo ha pasado y es maravilloso ver cómo nuevas personas, lugares, feligreses, programas de televisión, conversaciones inesperadas se van abriendo, como un círculo que se amplía. En el convento lo detecto a medida que puedo entender mejor y a más frailes.

Hace seis meses pasaba por aquí un dominico que entonces estudiaba en Roma. De carácter jovial, se reunía con los frailes estudiantes de este convento. Y yo me preguntaba qué idioma hablaba él porque no le entendía. El tiempo pasó y fue asignado aquí precisamente. El domingo pasado presidió la Misa Mayor y pude disfrutar su homilía. Predica muy bien.

Doy gracias a Dios. Esas cosas me hacen sentir feliz.

En Español!

Ayer tuvimos nuestra primera Eucaristía en español en mi convento de Dublín. Será para lo sucesivo una misa semanal, a las 7 PM. Asistieron ocho personas: una española, dos chilenos, dos irlandeses y tres argentinos. Todo ello con un sacerdote colombiano. Me sentía raro oyendo tanto español en nuestra iglesia, acostumbrada a otros acentos.

La comunidad de mi convento ha estado muy receptiva a esta iniciativa, que en principio surgió de diálogos míos con el Prior. Y la verdad, creo que es buena idea porque de hecho Dublín es cada vez más una ciudad cosmopolita. La presencia extranjera más fuerte es la de los poloneses, seguidos de cerca por los chinos.

Por ahora estaré encargado yo de esa Misa en Español. El acuerdo con el prior, sin embargo, es que ello no quita la asignación de otras misas en inglés.

¡Bendito Dios por todas sus obras!

Dos Epifanías, ¿O Tres?

Como en Colombia la Epifanía se celebra el primer domingo después del 1° de enero, y ne Irlanda se celebra siempre el 6 de enero, este año he tenido dos Epifanías. O quizá tres, porque mis padres cumplen hoy 44 años de casados. Hoy los he llamado, y la respuesta de mi papá a mi saludo no podría ser más elocuente: “Aquí, hijo, con mi novia de hace 44 años…” Asi los hemos conocido y admirado, como dos que han sabido amarse y han impregnado el amor de los hijos que Dios les dio.

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Un poco despistado…

Si lo que querían era despistarme, lo lograron.

Ahora resulta que la gente se está volviendo expresiva en Irlanda. Llego al convento y la señora Liz, que atiende varias cosas en la casa y es como enfermera me sonríe y saluda de mucho beso en la mejilla. ¡Cuándo en mis tiempos! Angela y Mónica, que trabajan a meido tiempo en otros oficios de la casa, lo más querido del mundo, mucho saludo, mucho preguntar cuántas semanas me había ido y así sucesivamente.

Fr. Tom y el Prior con gran abrazo de saludo, y para colmo de extrañeza, el mismo prior, Fr. Adrian, me invita junto con uno de los estudiantes a que salgamos a tomar algo en algún sitio cercano aquí en el centro de Dublín.

¿Se debe al tiempo que ya he pasado aquí? ¿Se debe a las invitaciones del Maestro de la Orden, que pedía una renovación de la vida de comunidad? No lo sé. Pero lo disfruto.

Salida

Salgo temprano para Dublín. Espero escribir nuevamente ya desde Irlanda. Gracias por quienes oran por este servidor: ¡les debo tanto!

Despedidas

Abrazos, carreras, correos breves, llamadas urgentes, maletas que no cierran, regalos que casi se olvidan, lágrimas apenas retenidas, sonrisas de gratitud, una plegaria a media voz, un corazón que siente todo y calla. Dios bendiga a mi Colombia. Dios tenga piedad del mundo.

Preciosa Fiesta

Tal vez la Misa de Epifanía más bella de mi vida ha sido la de hoy en el Hogar de la Santa Trinidad.

¡BENDITO DIOS!

Más quisiera escribir, pero el tiempo no da.