No podemos vivir de eucaristías virtuales, expresa Arzobispo

“…“Estamos en conversación con las autoridades nacionales para abrir los templos y en grupos reducidos, con las precauciones sanitarias tanto personal como ambiental, poder celebrar los sacramentos. Sin duda, será una gran oferta de sanación para muchísimos cristianos”, afirmó el Arzobispo, que animó a celebrar los sacramentos lo antes posible, cuando se termine la cuarentena por el coronavirus COVID-19…”

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El sentido “práctico” no riñe con un auténtico sentido “espiritual”

Hay quienes hablan y actúan como si la gravedad de los hechos que vivimos, a nivel mundial, tuviera que paralizar, no solo la economía, sino toda otra actividad que no sea investigar quién hizo el virus y qué hay detrás de las leyes promulgadas con motivo de este pandemia. Quienes así piensan intercambian mensajes con información altamente clasificada que “se filtró” y que permite–curiosamente–confirmar los más oscuros miedos. Así se instala un sistema que se retroalimenta: más noticias producen más pánico que a su vez reclama nuevas noticias. Y si las noticias no parecen confirmar lo que aquellos piensan, entonces es que “el gobierno no quiere que se sepa…”

Desde el principio he considerado que esa actitud no solo causa grave daño psicológico y espiritual sino que es muy poco práctica. Supongamos que el virus fue diseñado en un laboratorio de Wuhan, a media cuadra del mercado húmedo de la ciudad. ¿Qué se supone que debo hacer yo? ¿Denuncio al gobierno chino ante la ONU? ¿Cómo se traduce esa información (que es simplemente imposible de verificar) en acciones que transformen mi vida o hagan mejor la vida de las personas que están cerca a mí, sobre las que definitivamente SÍ tengo alguna influencia, para bien o para mal? La actitud cuasi-paranoica de los “investigadores aficionados,” por darles un nombre, no produce mucho más que… más cuasi-paranoia.

Frente a esa actitud “paranoica” yo, lo mismo que muchos otros amigos católicos, he tomado la actitud que llamo “constructiva,” y que se resume en estas tres frases:

1. Yo no necesito saber el origen del virus para entender que SIEMPRE estoy llamado a mi conversión, a hacer más oración y a buscar medios reales para apoyar y ayudar a los demás: se llama amor a Dios y al prójimo.

2. Si el demonio, o el Nuevo Orden Mundial, o quien sea, ha planeado esto para desgracia nuestra, nuestra respuesta es crecer tanto en fe y tanto en amor, que los poderes de las tinieblas entiendan que con nosotros FRACASARON.

3. La fe cristiana ha demostrado ser una fuerza incontenible que transforma las dificultades en oportunidades, y las limitaciones en renovaciones. ¿Qué es entonces lo bueno de este tiempo extraño en que estoy viviendo? ¿Qué tiempo me dolería, en el futuro, como tiempo perdido si no aprovecho este momento que Dios me concede?

¿Qué hiciste durante la cuarentena?

Un ejercicio de reflexión personal

21 preguntas. Señala con una X todas las posibilidades que aplican:

___ Hice más oración personal y familiar.

___ Critiqué casi todos los días a los obispos porque me parece que no han debido cerrar las iglesias.

___ Busqué cómo evangelizar por Internet.

___ Investigué a profundidad cuál era el país culpable de todas estas muertes y desgracias.

___ Hice unas cuantas lecturas, muy buenas, que tenía aplazadas desde hacía tiempo.

___ Gasté bastantes horas entendiendo cómo el Nuevo Orden Mundial (NOM) nos quiere dominar a todos.

___ Tuve conversaciones más profundas y reposadas con mi propia familia.

___ Hice un curso virtual que me va a servir mucho. ¡Había muchos cursos gratis en la cuarentena!

___ Miraba todos los días, en todos los noticieros, las estadísticas de contagios y muertes.

___ Hice oración con otras personas, amigos y conocidos, a través de ZOOM o de otros medios.

___ Me dolí todos los días de la falta de iniciativa de unos cuantos sacerdotes que conozco.

___ Aproveché para fortalecer un idioma que estoy aprendiendo. Usé YouTube, algunos podcasts u otras herramientas.

___ Hice un cuadro explicativo, muy completo, con todas las teorías sobre quién está detrás del COVID-19.

___ Me alimenté de manera más saludable y, por fin, ¡a las horas debidas!

___ La verdad, me fui hundiendo en el pánico y la tristeza.

___ Aproveché para enviar mensajes de aliento y esperanza a médicos y enfermeras que conozco. ¡Son unos héroes!

___ Hice varios maratones de películas, hasta que me ardían y se me cerraban los ojos.

___ Hice unas cuantas penitencias, por mi conversión, por la Iglesia y por el mundo entero.

___ Me quedaba horas pensando cuándo terminaría de precipitarse el fin del mundo.

___ Pude hacer algunas donaciones online para mi parroquia y para otras causas nobles.

___ Difundí testimonios de conversión, aprovechando que este tiempo ayudó a muchos a reflexionar.

¿Cuáles serán tus respuestas?

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Planned Parenthood no comparte sus recursos médicos para salvar vidas

“A pesar de las garantías del gobernador Andrew Cuomo de que todo está bien, las enfermeras informan de que una grave escasez pone en riesgo sus vidas, y se ha hecho un llamamiento nacional a la acción, pidiendo donaciones de equipo para salvar vidas. Una organización que no responde a la llamada es Planned Parenthood, que parece insistir en que mantener su equipo de protección personal para eliminar vidas sin interrupción es más importante que ayudar a quienes intentan salvar vidas aún riesgo propio…”

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Una oración para estos momentos

Para tiempo de pandemia, la Congregación para el Culto Divino nos propone esta plegaria:

“Dios todopoderoso y eterno, refugio en todo peligro, vuelve tu mirada hacia nosotros que con fe te imploramos en la tribulación y concede el descanso eterno a los difuntos, el alivio a los que lloran, la salud a los enfermos, la paz a los que mueren, la fuerza a los trabajadores de la salud, el espíritu de sabiduría a los gobernantes y el ánimo de acercarse a todos con amor para glorificar juntos tu santo nombre”.

Publicaciones recientes, para estos tiempos de epidemia

Estos son algunos videos recientes que te pueden ayudar desde el punto de vista emocional, espiritual y también práctico, en estos tiempos de pandemia:

Papa Francisco bendijo al mundo y dio indulgencia plenaria ante coronavirus

“El Papa Francisco presidió este viernes 27 de marzo un momento extraordinario de oración por la pandemia del coronavirus en el que impartió la bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo, con la posibilidad de los fieles de obtener indulgencia plenaria. El Santo Padre presidió la oración desde el atrio de la Basílica de San Pedro, en medio de la lluvia y ante una plaza vacía, debido a las medidas de seguridad que las autoridades italianas han dispuesto para superar la emergencia sanitaria…”

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El mensaje del Papa Francisco frente a la pandemia

* Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que los Discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta. En esta barca, estamos todos.

* Jesús, después de calmar las aguas, se dirige a los Discípulos: ¿Por qué tienen miedo? ¿Acaso no tienen fe?

* La tempestad desenmascara nuestra debilidad.

* Nos hemos mantenido imperturbables, pensando mantenernos sanos en un mundo enfermo.

* En tiempos de sufrimiento, entendemos el llamado de Jesús .que todos sean uno.

* La oración y el servicio silencioso son nuestras armas.

* Jesús trae serenidad en nuestras tormentas.

* En su cruz hemos sido salvados; tenemos un timón.

* Abrazar su cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades de nuestro tiempo.

* Abrazar al Señor es abrazar la Esperanza.

BREVÍSIMA CATEQUESIS SOBRE LA BENDICIÓN DE HOY 27 DE MARZO

¿Qué significa la bendición “Urbi et Orbi”?

“Urbi et Orbi” son palabras en latín que significan: “para la ciudad (Roma) y el mundo.” En la actualidad es la bendición más solemne que imparte el Papa, y solamente él, tanto a su diócesis propia (Roma) como a todo el mundo.

¿Cuándo se imparte esta bendición?

El Papa concede de modo ordinario esta bendición siempre en dos fechas: el Domingo de Pascua, y el día de Navidad. Es excepcional que el Papa Francisco ha querido dar su bendición propia este 27 de Marzo de 2020. Siempre se concede la bendición desde la Plaza de San pedro, en el Vaticano.

¿Qué es una indulgencia plenaria, ya que, según se dice, el Papa la otorga este 27 de Marzo?

Según el Derecho Canónico, el derecho de la Iglesia, la indulgencia es “la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia.”

¿Es decir que no reemplaza a la confesión sacramental?

No la reemplaza. De hecho, es parte de las condiciones para recibir la indulgencia plenaria.

¿Cuáles son estas condiciones?

1. El Papa ha querido que la indulgencia plenaria alcance a los afectados por el COVID-19 y sus familiares, a quienes se exhorta a ofrecer sus dolores e incomodidades. La misma indulgencia se extiende también a todos los que se unan con el Papa en oración para implorar el fin de la epidemia, el alivio de los afligidos y la salvación eterna de los que el Señor llame a la eternidad por causa de esta epidemia.

2. Quienes deseen recibirla han de prepararse con la confesión sacramental o realizarla pronto. Si ello no es posible, hacer actos de contrición, tan perfectos como sea posible, aborreciendo el pecado en cuanto ofensa a Dios. Y si no hay confesión sacramental próxima, es preciso hacer “votum confessionis”: propósito firme y determinado de confesarse en cuanto ello se pueda, diciendo ene sa confesión todos los pecados graves.

3. Unirse espiritualmente a través de los medios de comunicación (televisión, radio, Internet) a la oración del Papa.

4. Participar de la Santa Misa, incluso si solo es posible a través de medios de comunicación, en directo.

5. Rezar el Santo Rosario o el Viacrucis.

6. Rezar el Credo, el Padrenuestro y una oración a la Virgen María, por todas las intenciones del Papa.

Indulgencia plenaria a enfermos de coronavirus, médicos y familiares

“La Iglesia concede una indulgencia plenaria especial a los enfermos por el coronavirus COVID 19, así como a los profesionales de la salud, familiares y todos aquellos que se involucren en la lucha contra la epidemia, también por medio de la oración. Así lo estableció la Penitenciaría Apostólica por medio de un decreto del 19 de marzo firmado por el Penitenciario Mayor, Cardenal Mauro Piacenza, y autorizado por el Papa Francisco…”

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