Sobre la burla a la religión por parte de algunos políticos

Carta abierta a Gustavo Petro

Permítame referirme al reciente episodio, cumplido frente a la basílica del Voto Nacional, y en el cual recibió usted la adhesión de Antanas Mockus y de Claudia López. Yo adivino, – usted dirá si es equivocada mi percepción – que las circunstancias con que se desarrolló dicho acto no fueron iniciativa suya, sino de ese personaje pintoresco que ahora lo respalda. Ese acto chocarrero se inscribe perfectamente en el estilo teatral, un tanto rufianesco, que lo ha caracterizado; el mismo con que pretendía convertir en acto de autoridad ante sus alumnos un gesto de impúdico exhibicionismo; el que le sirvió para mostrar su desdén frente al matrimonio al celebrar el suyo con tintes circenses y sobre un paquidermo; el mismo con que, en irrespetuosa patanería, le lanzó un vaso de agua en el rostro a quien controvertía sus ideas. ¡Ese es él : el estilo es el hombre!

Pero, doctor Petro, ¡qué equivocación fatal, la suya, al prestarse a semejante bufonada! Quiero decirle que, más allá de la ridiculez de la escena, para nosotros, los católicos, y seguramente para muchos que, sin serlo, guardan una pizca de buen sentido y de respeto, lo hecho por ustedes es una ofensa, un premeditado insulto a valores que profesamos y a cosas que veneramos. El Decálogo que Moisés recibió grabado en piedra es la revelación de normas y principios que orientan nuestro comportamiento privado y nuestras relaciones con Dios y con los demás. Posar, como lo hicieron, de nuevos portadores de mandamientos para usted, esculpidos en piedra como la Ley del Sinaí; mostrar, en una especie de estola, una frase que pertenece a la liturgia eucarística; escoger, para la escena histriónica precisamente el día del Sagrado Corazón y casi el atrio del templo que recuerda la consagración de Colombia a ese Corazón Sacratísimo, todo eso, no me diga usted que no obedece a un propósito perverso. ¿ O es usted tan ingenuo y majagranzas que no se percató de esa intención? No lo creo, usted es sagaz.

Es bueno que sepa, doctor Petro, que con lo que hicieron sus nuevos seguidores, mendicantes de un respaldo que Colombia les ha negado, a nosotros nos han quedado dos cosas perfectamente claras. La primera, su absoluta incoherencia y su disposición a firmar, con el fin de granjearse adeptos, unos compromisos diametralmente opuestos a lo que había afirmado y propuesto durante toda su campaña; imposible confiar en quien tan fácilmente se desdice y negocia sus convicciones. Y la segunda: que jamás podríamos cohonestar o apoyar con nuestro voto a una persona como usted, que en tal forma pisotea los valores morales y religiosos de la comunidad. Si nos faltaba algún argumento para no votar nunca por sus programas, usted y su grotesco moisés nos lo han proporcionado.

Probablemente a usted, doctor Petro, no le importe lo que voy a asegurarle: que oro por usted, y oro para que el Dios de Colombia nos ayude a preservar lo que nos queda de convicciones y principios cristianos.

Publicada por: MARIO GARCÍA ISAZA

¿Cómo ve la Iglesia Católica las elecciones presidenciales?

Muchos lectores nos han pedido indicaciones sobre el proceso electoral de Colombia, y de otros países, a su vez.

* * *

Los obispos de Colombia han publicado un documento ilustrativo, del cual tomamos estas pistas:

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) pone a disposición de todos los colombianos, en texto y video, el mensaje de nuestros obispos con vistas a los comicios electorales que se realizarán en el país este año.

El mensaje titulado: “Construir juntos un país que sea patria y casa de todos” consta de siete puntos que brindan a los colombianos criterios y fundamentos para ejercer un voto responsable, libre y consciente que le dé transparencia al proceso electoral de 2018.

“Los obispos católicos de Colombia, como ciudadanos y pastores, consideramos que los comicios, son una oportunidad para dar juntos “un nuevo paso” hacia la construcción de un país que sea patria y casa para todos, recordando que Colombia necesita la participación de todos para abrirse al futuro con esperanza”, señala la introducción del mensaje.

En el mensaje se resaltan siete puntos:

Derrotar la indiferencia e involucrarse en el proceso electoral.

Acabar con la corrupción y reforzar con el voto el comportamiento ético.

Exigir campañas transparentes y que favorezcan la unidad.

Analizar la trayectoria y propuestas de los candidatos.

Pensar en las necesidades más urgentes del país.

Elegir a quienes les duela la realidad de los colombianos.

Asegurar el país sobre valores fundamentales y proteger la institucionalidad.

Misión de Reconciliación en Colombia

Predicaciones preparatorias al Triduo Pascual 2018, en Barrancabermeja, departamento de Santander, Colombia.

A. La reconciliación, camino hacia la paz

La reconciliación es descubrimiento, decisión, camino y regalo.

1. Es un DESCUBRIMIENTO. Cuando uno se da cuenta que la agresividad solo conduce a una espiral de violencia, ve que el único futuro posible pasa por el diálogo y la reconciliación.

2. Es una DECISIÓN. Emprender el camino que lleva finalmente a la paz implica dos cosas: detener la injusticia y detener la violencia. Especialmente en esta fase es de inmensa ayuda la fe cristiana.

Detener la injusticia re quiere, en efecto, tres cosas: (1) Resistir las tentaciones propias de la codicia y el orgullo porque es un hecho que las injusticias nacen del deseo de poseer más y de sentirse superior a otros. (2) No dejarse vencer por las presiones y seducciones de amigos o parientes que invitan, seducen o empujan hacia las ganancias injustamente conseguidas. (3) Estar por encima de las amenazas con que los poderosos pretenden doblegarnos para hacernos cómplices de sus fechorías.

Detener la violencia es difícil porque implica la resolución de no transmitir a otros el daño que uno mismo ha recibido. Este padecer sin desquitarse ni herir a otros está muy presente en la Pasión de Cristo, y uno puede recibirlo principalmente de Él.

3. La reconciliación es un CAMINO, que empieza como reconciliación con DIOS porque ciertamente son nuestros planes caprichosos y miopes los que han terminado extraviándonos y poniéndonos en ruta de conflicto con el prójimo.

Luego viene la reconciliación con uno mismo: con su pasado, su origen, su sexo, su país. Una persona en guerra permanente con algo de sí mismo no es un agente de paz.

Luego viene aprender a convivir con las diferencias de prioridades, gustos y pensamientos de las personas. Para esto se necesita sabiduría, compasión y humildad.

Y luego viene aprender a avanzar en la reconciliación con los enemigos, sobre lo cual es necesario hablar más extensamente en otro momento.

4. La reconciliación es entonces REGALO: al contacto con el amor gratuito de Dios aprendemos y recibimos la fuerza para ser puente y camino para nuestros hermanos.

B. Espacios de reconciliación

* La decisión de emprender el camino de la reconciliación implica detener la injusticia y detener la violencia.

* Como la reconciliación es un camino, debemos afirmar que el proceso de reconciliarnos sigue la lógica de la semilla que crece. Por eso hay que crear espacios de reconciliación.

* ¿Cuáles son estos espacios?

(1) El corazón. Atención a los signos que denuncian que el corazón está en conflicto interno: huidas, dependencias, miedos no reconocidos, frustraciones en penumbra. La respuesta es el verdadero conocimiento de sí mismo, de la mano de Jesucristo. Iluminar y sanar son verbos claves aquí.

(2) La pareja. No caer en la tentación del igualitarismo que se imagina que las tensiones e injusticias entre sexos se resuelven mágicamente distribuyendo todo en el hogar y en la sociedad por mitades. La verdadera respuesta es que cada uno reciba en proporción a su necesidad y que cada uno de según su talento y capacidad.

(3) La familia. Dos cosas hay que cuidar principalmente: primero, que la comunicación esté abierta en momentos acordados y respetados; por decir algo: estar de acuerdo en que durante las comidas compartidas no se utilizan artefactos electrónicos. En segundo lugar, que la familia sea escuela de lo que parece elemental pero que es básico para la sociedad: aquellas palabras como “por favor,” “discúlpame,” “gracias,” y tantas otras.

(4) La comunidad / La parroquia. En cuanto a nuestras comunidades, cuidarnos sobre todo de la murmuración, Utilizar el triple filtro antes de dar oído a chismes: ¿Lo que me vas a contar es verdad? ¿Es útil? ¿La persona implicada quiso que me lo contaras?

(5) La sociedad. Sobre este tema desarrollaremos nuestra siguiente predicación.

C. Nuestra fe y el camino hacia una sociedad más justa y reconciliada

* Hay un hecho que no vamos a cambiar sólo con quererlo: vivimos en una sociedad en la que hay distintas formas de pensar y de creer. ¿Cuál ha de ser nuestra actitud como cristianos en la búsqueda del mayor bien común posible? Hay cinco claves:

1. Respetamos y exigimos respeto. No nos avergonzamos de nuestra fe pero tampoco pretendemos imponerla por la fuerza. Sabemos que tenemos el derecho y el deber de ofrecer a los demás el tesoro de la fe que hemos recibido.

2. La primera evangelización es nuestra propia vida: (1) Que se nota que somos gente de principios claros y sanos. (2) Que somos formados y no estamos en la Iglesia simplemente por inercia o por manipulación. (3) Que hable nuestro comportamiento, y en particular, que sean patentes en nosotros las virtudes humanas (prudencia, justicia, fortaleza y dominio de sí mismo) y teologales (fe, esperanza, caridad). (4) Que brille la coherencia entre lo que pensamos y lo que decimos; entre lo que sentimos y lo que pensamos; entre lo que decimos y lo que hacemos. (5) Que se irradie en nosotros la alegría de la Buena Noticia.

3. Dar el primer paso. “Primerear.” Tomar iniciativas, en lo personal, en lo familiar, en lo social para mostrar la misericordia, la cercanía y la alegría del Evangelio al que más lo necesita cuando más lo necesita.

4. Necesitamos excelencia. Nuestra presencia en la sociedad no puede ser ni de lastre ni del montón. Católicos convencidos, destacados en las diversas áreas de la actividad humana, y capaces de dar razón de su fe y su esperanza.

5. Tener la audacia de perdonar. Ayuda mucho en esto la oración que libera el corazón de amarguras: Señor, cumple tu voluntad en ______.

¿Por quién votar?

El predicador laico Felipe Gómez da algunas recomendaciones:

Votar es una tarea personal, pero le doy pistas:

Por alguien que represente nuestros valores.

Por alguien que no tenga muertes en su conciencia.

Por alguien que no sea populista o ateo.

Por alguien que se oponga al aborto y la eutanasia.

Por un defensor de los valores de la familia.

Por alguien que tenga santo temor de Dios.

Por una persona que conozca al país y con hechos demuestre su amor patrio.

Nota personal sobre la visita del Papa Francisco a Colombia

Los que alaban al Papa, casi hasta el fanatismo, a veces no quieren ver algunas ambigüedades de doctrina sobre el matrimonio, que saldrán muy costosas para la unidad de la Iglesia en un futuro próximo–como de hecho ya sucede en algunas partes.

Los que critican al Papa, con virulencia y denuedo, omiten a propósito el valor y la fuerza de muchas de sus poderosas enseñanzas, y sobre todo omiten la coherencia que el mismo Pontífice muestra sobre los siguientes temas, entre otros:

(1) Necesidad del testimonio de vida de nosotros los religiosos y sacerdotes, en cuanto a la sobriedad, la austeridad, la generosidad; salir de nosotros mismos, buscar las ovejas extraviadas; estar en guardia frente a los deseos de hacer carrera; la mediocridad y la mundanización.

(2) La importancia, en todo el pueblo de Dios, de la alegría, la ternura, la esperanza, la acogida, el anuncio de la misericordia, la agilidad para servir a todos, la búsqueda de puentes comunes de comunicación, encuentro y construcción del bien común.

(3) La absoluta firmeza de su mensaje–en plena coherencia con el Magisterio anterior–sobre la dignidad inviolable de la vida humana, desde su concepción hasta al muerte natural. El Papa enfatiza con valentía en la atención que merecen los migrantes, los ancianos, las minorías, las mujeres, los discapacitados, los enfermos, y en general los que por cualquier razón parecen menos útiles a ojos del mundo.

(4) La necesidad de simplificar la burocracia eclesial–sin perder calidad ni seriedad, por supuesto–en temas tan delicados como son las causas de declaración de nulidad del sacramento del matrimonio, o la absolución de la excomunión que de suyo acompaña al crimen del aborto.

(5) La urgencia de integrar el conjunto de nuestro servicio al Evangelio con el respeto a la creación, en cuanto “casa común” que compartimos con toda la humanidad, no simplemente como una especie de moda, sino como un deber de justicia para con las generaciones venideras.

Aprenda a responder a los que usan textos de la Iglesia contra la misma Iglesia

Un caso interesante, que no dudo se repetirá con otros formatos en el futuro, se ha dado en Colombia. Una periodista conocida, Claudia Palacios, ha publicado un artículo en el diario de mayor circulación en mi país, EL TIEMPO. El título es: “Atenuantes del pecado de abortar” Y el subtítulo es este: La Iglesia debe reconocer que el derecho canónico perdona el aborto en 10 causales.

El artículo de Claudia Palacios está aquí. El mismo artículo lo he guardado el día de su publicación en mi libreta de Evernote, para controlar si el texto es cambiado posteriormente. El enlace público a ese artículo en mi libreta está aquí.

En su momento preparé una respuesta en video al escrito de la Sra. Palacios:

Voy a presentar aquí una síntesis de los recursos que ella utiliza porque es útil conocerlos, y como dije, estoy seguro de que van a replicarse en otros escritos que quieren minar la enseñanza de la Iglesia en temas de tanta trascendencia como es la defensa de la vida del no-nacido. Mi presentación, con todo el respeto hacia ella como persona y como comunicadora, debe llamar las cosas por su nombre y por eso no es extraño que hable de “mitos” y “mentiras” porque ahí están.

1. Mito: La autora quiere que pensemos que al Papa Francisco no le dejan decir todo lo que él quisiera. Se supone que “el problema no es Francisco, sino la pesada estructura eclesial.” La verdad es que el Papa ha sido diáfano sobre el tema del aborto. Ver por ejemplo este video.

2. Tergiversación de un texto pontificio y mentira subsiguiente: La misericordia que predica el Papa sirve para autorizar el aborto. El Papa ha facilitado el perdón para quien comete el crimen del aborto, exactamente con estas palabras: “En virtud de esta exigencia, para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado del aborto.” (Carta apostólica Misericordia et misera, n. 12). El lenguaje no es ambiguo: se trata de la “absolución” de un “pecado” no de una declaración de inocencia. En el mismo lugar agrega el Papa: “Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente. Con la misma fuerza, sin embargo, puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre.” [subrayado nuestro]

3. Mito: La Iglesia Católica oculta información para dominar la conciencia de las personas. Mito derivado: La verdad de la Iglesia sólo se conoce a través de “filtraciones.” La señora Palacios presenta su artículo en el tono de una revelación que ha obtenido de modo secreto. Estas son sus palabras: “Yo no lo sabía, me lo dijo un sacerdote teólogo, que me pide no revelar su nombre para no meterse en líos con su comunidad.” Es el estilo típico de las películas a lo Dan Brown (“Código de Da Vinci”) Parte del uso de novela es agregar motivaciones completamente especulativas para ensuciar a la Iglesia: “hablar de esto no es estar a favor del aborto ni promoverlo, sino decir esa verdad que la mayoría de los sacerdotes y la alta jerarquía de la Iglesia, según él, se niegan a divulgar por miedo a perder el control sobre la conciencia de las personas.” Esa clase de lenguaje tiene buena aceptación hoy, tristemente. Por supuesto, todo esto es falsedad sobre falsedad: los textos que ella utiliza hace años están disponibles para todo el mundo, católicos y no católicos desde hace muchos años. Más veracidad y menos ficción por favor.

4. Inexactitud grave: los atenuantes del Derecho Canónico son equiparables a los casos en que la ley colombiana permite abortar. En uno de los párrafos centrales la autora menciona que el Derecho Canónico nombra 10 atenuantes en la aplicación de una pena; recuerda también ella que la Corte Constitucional de Colombia (obrando como Tribunal Supremo) ha autorizado el aborto en tres casos específicos, que son enunciados en la página web de Profamilia, que promueve el aborto en este país. Dice así:

Desde el 2006, la Corte Constitucional en Colombia abrió la puerta al IVEs [Aborto: Interrupción Voluntaria del Embarazo. Nota de la redacción], permitiendo realizar el procedimiento cuando se incurre en alguna de estas tres circunstancias: (1) Cuando el embarazo pone en peligro la salud —física o mental— de la mujer, o su vida. (2) Cuando el embarazo es resultado de una violación o de incesto. (3) Cuando hay malformaciones del feto que son incompatibles con la vida por fuera del útero.

Pues bien, la señora Palacios ve mayor amplitud de aceptación en el Derecho Canónico de la Iglesia Católica porque considera 10 atenuantes de una pena mientras que la Corte colombiana sólo nombró 3 causales. Para ella atenuantes canónicos y causales penales son lo mismo, y según esa equiparación la Iglesia estaría más que dispuesta al aborto.

5. Lenguaje engañoso: El Derecho Canónico exime de toda pena a los menores de edad. Este sí que es un asunto grave. Palacios alude a las causales establecidas por el Derecho Canónico como atenuantes de la pena, y cita: “No queda sujeto a pena quien cuando infringió una ley o precepto aún no había cumplido 16 años.” Si hablamos de la pena en sentido general, eso es simplemente falso porque la gravedad del aborto (un ser humano inocente asesinado) no cambia. Lo que puede cambiar es el tipo de pena: que la persona no quede excomulgada, si tal fuera el caso, no quiere decir que no ha cometido un gravísimo pecado. Es pertinente recordar aquí un aparte del número 62 de Evangelium vitae de Juan Pablo II:

La disciplina canónica de la Iglesia, desde los primeros siglos, ha castigado con sanciones penales a quienes se manchaban con la culpa del aborto y esta praxis, con penas más o menos graves, ha sido ratificada en los diversos períodos históricos. El Código de Derecho Canónico de 1917 establecía para el aborto la pena de excomunión. 69 También la nueva legislación canónica se sitúa en esta dirección cuando sanciona que « quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae »,70 es decir, automática. La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido: 71 con esta reiterada sanción, la Iglesia señala este delito como uno de los más graves y peligrosos, alentando así a quien lo comete a buscar solícitamente el camino de la conversión. En efecto, en la Iglesia la pena de excomunión tiene como fin hacer plenamente conscientes de la gravedad de un cierto pecado y favorecer, por tanto, una adecuada conversión y penitencia. Ante semejante unanimidad en la tradición doctrinal y disciplinar de la Iglesia, Pablo VI pudo declarar que esta enseñanza no había cambiado y que era inmutable. 72 Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos —que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina—, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal.

En resumen de esta parte: el hecho de que no haya excomunión “automática” no quiere decir que ha cesado el desorden moral grave porque implica la eliminación de un ser humano inocente. Equiparar que no hay excomunión (para el caso de los menores de 16 años) con que no hay pena, en general, como si no hubiera consecuencias, es inducir a un engaño en materia gravísima.

6. Inexactitud gravemente falaz: la aplicación de los atenuantes en una pena canónica es automática de modo que debe suponerse que siempre se aplican. En ninguna parte dice el Derecho canónico que los atenuantes son de discernimiento y aplicación subjetiva, que finalmente lleva a una especie de auto-perdón automático. Pero eso es lo que sugiere la autora: “si una mujer decide abortar por temor a las consecuencias para su vida de traer un hijo no deseado al mundo –expulsión de la familia, posibilidad de retirarse del estudio, incapacidad para mantenerlo, o la que sea–, no es imputable” El Código de la Iglesia dice exactamente lo opuesto: “Cometida la infracción externa, se presume la imputabilidad, a no ser que conste lo contrario” (Código de Derecho Canónico, 1321 § 3). Y es evidente que lo que “consta” no es simplemente lo que consta “ante mis ojos,” como sugiere Palacios.

Por cierto, vemos aquí a dónde conduce esa teología moral que disocia “pecado objetivo” y “responsabilidad subjetiva” hasta el punto de guardar la fachada de una norma que sin embargo cada uno puede considerar inaplicable por propio deseo o decisión. Es algo que hemos visto suceder con Amoris laetitia, del Papa Francisco, y artículos como el que estamos comentando deben advertirnos adónde se llega por ese camino: si un adúltero puede discernir que puede comulgar, una mujer que aborta, o un médico que hace abortos, puede llegar a la conclusión de que lo suyo ni siquiera tiene que ser confesado ( ya eso llega Palacios).

7. Mito de uso de nombre: Palacios difunde la agenda de la ONG “Católicas por el Derecho a Decidir,” que es claramente abortista, y que ha sido descalificada por la Iglesia Católica, por ejemplo, por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos. Véase amplia información aquí.

8. Mitos históricos trasnochados para lograr impacto emocional: por ejemplo, citar a Galileo y la Inquisición, caballos de batalla de continuo uso para intentar desacreditar todo lo que la Iglesia hoy haga o enseñe.

* * *

Resulta arduo entrar en el detalle de tantos sofismas y medias verdades utilizadas con cierta inteligencia para lograr un objetivo. pero es nuestro deber buscar claridad, siempre con respeto pero sin dejar de respetar la verdad de los textos y de la dignidad de la vida humana, sobre todo.

Permita Dios que termine la aberración del aborto en todo el mundo. Amén.

¿Cómo se le hace reingeniería social a un país?

El despliegue publicitario de una prestigiosa institución bancaria, que presenta a dos hombres abrazados como modelo de “nuevas familias,” es una muestra representativa de las fases de implantación de la ideología de género en Colombia.

Aquellos que por intereses económicos o de otro orden quieren cambiar la escala de valores de todo un país o región se enfrentan con una pregunta difícil: ¿Qué hacer para que la gente acepte lo que antes no aceptaba, y por consiguiente empiece a distanciarse y finalmente rechace lo que antes aceptaba?

Esa pregunta ha encontrado respuesta en un conjunto de disciplinas que suelen agruparse bajo el término “reingeniería social.” La expresión alude al rediseño y cambio en la construcción interna de la sociedad, sobre la base de la psicología, el marketing, y la economía.

Cuatro fases son típicas de un proceso de reingeniería social: la fase emotiva, la fase de normalización, la fase de institucionalización y la fase de penalización, también conocida como fase tiránica.

Fase emotiva

Es la fase de entrada, y por lo tanto, de ella depende el éxito de todo lo demás. Lo fundamental en esta fase es la manipulación de los sentimientos, particularmente tres: la compasión, la simpatía y la ira.

La compasión se despierta presentando casos extremos y absolutamente marginales pero que tienen gran impacto en los medios de comunicación y en el corazón de la gente. Si se quiere, por ejemplo, que la opinión pública se incline a favor de despenalizar el aborto, se presentarán casos de violación brutal, que desembocan en la pregunta dramática: ¿Está condenada esta mujer a seguir adelante con ese embarazo? Por supuesto, nada se mencionará de los derechos del no-nacido. Lo importante es que se vea cómo quedó maltratada y traumatizada la mujer. Toda la atención debe quedar en ella y su rostro golpeado. Continuar leyendo “¿Cómo se le hace reingeniería social a un país?”

Página oficial de la Conferencia Episcopal de Colombia

“Es voluntad de nuestro Señor Jesucristo constituir a los Apóstoles en forma de “colegio o grupo estable, y eligiendo entre ellos a Pedro lo puso al frente de él”. Los apóstoles no son “elegidos y enviados por Jesús en forma independientemente unos de otros sino formando el grupo de los Doce”. La unión colegial del Episcopado es manifestación de “la naturaleza misma de la Iglesia que siendo en la tierra semilla e inicio del Reino de Dios, es un germen muy seguro de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano. Así como la Iglesia es una y universal, así también el Episcopado es uno e indiviso”. Por este motivo “la unidad del Episcopado es uno de los elementos constitutivos de la unidad de la Iglesia” a través de la cual “se manifiesta y se conserva la tradición apostólica en todo el mundo”. Es esta comunión la que configura el Colegio Episcopal…”

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Diferencia entre un crimen y una ley criminal

Algunos están comparando el espantoso crimen contra Yuliana (la niña de siete años que fue torturada, violada y asesinada en Colombia hace poco) con el tema de las “cartillas” que querían y quieren imponer ideología de género. Es necesario hacer claridad al respecto.

Hay que distinguir entre la depravación individual y la depravación institucional. Una cosa es un robo en la calle; otra cosa es una ley que permite que se robe por ejemplo a los más pobres. Lo primero es triste y traumático pero es una situación personal; lo segundo es una puerta abierta a multitud de abusos. Aplica la analogía para este tema sexual.

Las “tales cartillas” no eran un juguete. No eran una anécdota: eran y son instrumentos para destrucción afectiva, moral y sexual de generaciones de seres humanos. Es elemental entonces que los mismos que sentimos ira y repugnancia frente al crimen de Yuliana sintamos rechazo enérgico a la depravación institucional, así la promueva el gobierno.

¿Por que la resistencia al Acuerdo de Paz con las FARC?

Fr. Nelson: ha sido muy notoria su postura crítica hacia e Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y las FARC, hasta el punto de que uno no duda de la inclinación suya por el NO en el plebiscito del 2 de octubre próximo. ¿No cree usted en la necesidad del perdón y de la reconciliación, no sólo como colombiano sino como creyente y como sacerdote que ha predicado muchas veces sobre la misericordia? — EC.

* * *

El problema es más complejo que el cese de la guerra, que es la manera como todo esto se ha presentado ante los medios de comunicación. No hace mucho he publicado estas actualizaciones en mi Facebook:

Lo que pasa con mi idea de la #PazParaColombia es que yo no quiero que a los 250 mil muertos adultos les sigan millones de fetos asesinados.

En mi concepto, la #PazParaColombia pasa por fortalecer y no debilitar la familia; y por dar cimiento moral claro y no confuso a los niños.

Es deber de la Iglesia preguntar siempre: ¿quiénes se nos están olvidando? A menudo, la respuesta es: los no-nacidos. #PazParaColombia

¡Yo quiero que acabe la guerra con las FARC! Lo que no quiero es que empiece otra guerra contra el matrimonio o los niños. #PazParaColombia

Por otra parte, no se puede despreciar la dimensión de impunidad y de cinismo que todo este proceso lleva por dentro. Lo que yo esperaría, como cristiano y como colombiano es algo tan sencillo y elocuente como esto, en boca de las FARC: “Colombia, pedimos perdón por el daño causado, y en especial manifestamos nuestro arrepentimiento a las víctimas. Por ello:

1. Bajo veeduría internacional entregamos nuestras armas, que han sido herramientas de muerte.

2. Hoy mismo quedan libres de nuestras filas todos los menores de edad.

3. Bajo veeduría internacional, abrimos nuestra contabilidad para que se cree un fondo de reparación monetaria a quienes han perdido parientes, o necesitan tratamientos médicos o psicológicos.

4. Durante el tiempo que sea necesario nuestros excombatientes ayudarán en el largo proceso de eliminación de las minas antipersonales.

5. Obraremos junto al gobierno nacional para lograr con la mayor diligencia y prontitud posible, lo que nos corresponde en cuanto a restitución de tierras, sobre la base de la documentación que declara quiénes eran sus legítimos poseedores.

6. Colaboraremos con los servicios de inteligencia del Estado colombiano para impedir que los frentes rebeldes de las FARC, es decir, los que no se acojan a este Acuerdo, puedan realizar actividades ilícitas o contrarias a la paz que aquí se proclama.

7. Igualmente colaboraremos con el Estado para la efectiva desarticulación de las redes de narcotráfico de las que hicimos parte o que en cualquier sentido usamos o auspiciamos. También por esto pedimos perdón no sólo a nuestro país sino a los muchos miles de personas afectadas.

8. Dejamos el futuro de nuestros combatientes y de nuestros jefes en manos de un tribunal internacional de justicia transicional, con la seguridad de que el presente Acuerdo tiene un significado y un peso directo en la evaluación de nuestra responsabilidad ante la Historia.

9. De ninguna manera renunciamos a nuestros ideales de justicia social y transformación de Colombia en un país que responda a la magnitud de sus recursos y posibilidades. Por eso esocgemos servir al país por las vías del derecho, la protesta pacífica y la presencia política.

10. Entendemos que los procesos de reconciliación y de regeneración del tejido social requieren de tiempo; por eso también entendemos a quienes sienten desconfianza o conservan animosidad hacia nosotros. A estos les pedimos simplemente que, habiendo leído y entendido los 9 puntos anteriores, no prejuzguen nuestras intenciones sino que nos permitan ayudar a construir, junto a ellos y junto a todos, un país y una sociedad en paz.”

Ese fue el Acuerdo que no existió y porque no existió todos estamos perdiendo gravemente.