Dos tercios de la población mundial vive en países donde no se respeta la libertad religiosa

“Según el Informe de libertad religiosa en el mundo de 2021, dos tercios de la población mundial viven en países donde se producen graves violaciones de la libertad religiosa. Las cifras no dejan de crecer. Actualmente, se producen violaciones, por ejemplo, en el 42% de todos los países africanos, siendo Burkina Faso y Mozambique, dos ejemplos importantes…”

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Cardenal Pell: la «doctrina de liberalismo radical» debe ser resistida

“Afirmó que una «doctrina de liberalismo radical» (liberalismo en sentido anglosajón, progresismo) en la fe, la moral y la liturgia ha destruido la vida de la Iglesia en algunos países occidentales, y debe ser resistida reafirmando «las verdades vivificantes de la enseñanza cristiana sobre el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el matrimonio monógamo y la heteronormatividad»…”

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No vale cualquier futuro

“En su carta semanal, el Cardenal Cañizares alerta que una sociedad que ataca al derecho a la vida, excluye a Dios o se asienta en relativismo «no puede tener futuro». «Lo único decisivo para el hombre y el mundo es Dios revelado en Jesucristo, su Hijo humanado, hecho hombre, verdad de Dios y verdad del hombre, inseparablemente.»…”

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Qué es y qué no es la sinodalidad

¿Qué es realmente la sinodalidad? Ha estado siempre en la esencia de la Iglesia. Sínodo significa “caminar juntos”. El cristianismo fue definido como “Camino” en los Hechos de los Apóstoles; los cristianos eran “seguidores del Camino”. La palabra griega para “camino” es hódos.

La palabra hódos significa camino en sentido literal: el medio por el que se avanza hacia una meta. ¿Cuál es la meta? Cristo. Él es el Camino hacia sí mismo como meta, que es la Verdad y la Vida (s. Agustín). Sínodo es caminar juntos hacia Cristo, que es la Verdad.

Hódos significa también “modo de vivir” en sentido moral. Los cristianos eran seguidores del Camino porque seguían las enseñanzas morales del Evangelio. Iban por el “buen camino”, por la senda estrecha que lleva a la salvación: la Ley de Dios, la ley del amor.

Sínodo entonces significa vivir juntos la moral evangélica, ayudándonos a cumplirla, sin rebajarla o acomodarla. La senda es estrecha, y por ello debemos ayudarnos a ir por ella, y llevar a otros a esa senda, para que no se pierdan.

¿Y a dónde lleva esa senda? A la Verdad y a la Vida. Sínodo es caminar juntos guiados por la verdad, que es Cristo. La verdad no es opinable ni mudable, el Evangelio no cambia, y la ley moral, que se desprende del amor, es inmutable.

Solo caminando juntos conforme a la Verdad, tendremos la Vida, ya que “la verdad os hará libres”. Sínodo es caminar juntos por Cristo, el Camino, viviendo conforme a la Verdad para tener Vida.

Y a ese Camino invitamos a los no creyentes, para que abandonen la senda de la perdición y se conviertan a la verdad. Juntos, como Iglesia, damos testimonio de la verdad a los que andan descarriados para que la reconozcan y cambien de vida y así sean felices. Esto es sinodalidad

Entonces, sinodalidad no es escuchar a los que andan por otros caminos para llegar a un acuerdo; es escucharles para después dialogar y tratar de persuadirles para que abandonen los caminos que no llevan a la vida y abracen la fe en Cristo, único camino al Padre.

Sinodalidad no es aceptar una moral contra la del Evangelio o la enseñanza de la Iglesia por el mero hecho de que la defiendan algunos cristianos. El Camino, la moral cristiana, es la que es. Caminar juntos implica vivir juntos esta moral, no pretender cambiarla.

Sinodalidad no es admitir una pluralidad de verdades, sino aceptar que solo hay una Verdad y solo hay un Camino para llegar a ella, e invitar a los no creyentes a que abracen está verdad única y así tengan Vida eterna.

Sinodalidad no es decirle al mundo que lo que hace está bien y que no pasa nada; es iluminar desde la verdad lo errado de los caminos que llevan lejos de Dios y de la Verdad, para que los extraviados puedan volver al buen Camino.

Sinodalidad no es votar democráticamente lo que la Iglesia debe hacer o enseñar, sino acercarse a cada ser humano en sus circunstancias y su lenguaje para mostrarle la única Verdad, que no está al arbitrio de las modas de los tiempos.

Sinodalidad no es acercarse a la gente sin que nos importe su modo de vida, sino sabiendo que el único modo de vida que lleva a la salvación es la moral evangélica, el seguimiento de Cristo, la aceptación de la Verdad por la fe; y anunciándolo así a todos.

Así pues, aprovechemos el Sínodo sobre la sinodalidad para lo que es: redescubrir a Cristo como único Camino, su palabra como única Verdad, y su moral como única Vida, y ofrecérselo así a los hombres de nuestro tiempo para que caminen junto con nosotros al cielo.

P. Jesús Silva, en su cuenta de Twitter (@elpadrejesus_)

La Iglesia y la democracia

Generalmente nosotros los Católicos defendemos a los pueblos de las dictaduras porque coartan la democracia, y creo que debemos seguir haciéndolo. Pero ¿tememos que dentro de la Iglesia se trabaje desde la democracia? — V.C.

* * *

La democracia es mejor que el totalitarismo: en eso estamos de acuerdo. Y también comparto tu opinión en cuanto al daño que causa la arrogancia clericalista.

Pero la democracia tiene sus graves límites; por ejemplo: manipulación de masas; falta de alternativas; marginación de voces valiosas pero no mayoritarias.

Si Cristo hubiera sometido a votación la cruz o el martirio, su propuesta no hubiera “pasado”…

La escucha y la participación tienen un valor pero si se absolutizan, por ejemplo pensando la Iglesia en términos de democracia, estamos desfigurando el carácter profético y el valor mismo de la revelación.

Un pasaje bíblico muy interesante al respecto es aquel del becerro de oro en el desierto. Aarón, que aprobó el asunto, estaba respondiendo a la voluntad popular…

Volviendo al clericalismo, el problema no es su dimensión sacramental, ni la autoridad que debe tener el obispo y proporcionalmente el sacerdote, sino el orgullo o la llegada de otros intereses (mundanos) al corazón del consagrado. Si él mantiene su mirada en Cristo y en el modo de Cristo ser líder a partir del servicio, la fe florecerá y la caridad abundará.

Sobre El Juego del Calamar

“Ante la popularidad de la serie televisiva El Juego del Calamar, también conocida como Ojingeo Geim o Squid Game y difundida por la cadena de streaming Netflix, el sacerdote dominico Nelson Medina advierte: “No es simple entretenimiento”…”

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El sacerdote que no iba a nacer

UN SACERDOTE NO NACIDO

Hace 5 años asistí a una ordenación sacerdotal. Después de la ceremonia una mujer vino hacia mí muy emocionada y me dijo:

«Padre, tengo que contarle algo: Cuando usted era un joven sacerdote yo escuché un retiro que usted había predicado en la catedral de Puerto Príncipe. En su sermón usted habló sobre el aborto. Dijo que las madres deben velar por sus hijos, pues este hijo que quizá quieren destruir podría llegar a ser presidente de la república, sacerdote u obispo.»

En aquel momento yo llevaba un niño en mi seno y tenía la intención de abortarlo. Después de su sermón reflexioné mucho, y cambié de opinión a causa de sus palabras. Pues bien, aquel niño es uno de los sacerdotes que acaban de ser ordenados aquí. Sentí la obligación de agradecerle»

Yo le respondí: «Demos gracias a Dios».

Testimonio de Eustache Saint Hubert, Puerto Príncipe (Haití)

La ecología se ha convertido en una religión para sustituir al cristianismo

“En La Fin de la chrétienté, la filósofa Chantal Delsol demuestra que la moral se está transformando por una inversión normativa similar a la que lanzaron los primeros cristianos. La trascendencia está desapareciendo, el paganismo está volviendo, otra idea del hombre está tomando forma… Un libro esclarecedor sobre el fin de una era que conduce a otro mundo, que algunos encontrarán escalofriante…”

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El ecumenismo

Cordial saludo, fray Nelson. ¿Me puede ayudar a aclarar a lo que se refiere el ecumenismo, por favor? He estado leyendo sobre el tema pero no he logrado entenderlo con claridad y, es que me pregunto, también, si se puede hablar de ecumenismo con los protestantes… O, ¿hasta que punto podemos hablar de ecumenismo en cuanto a los sacramentos y liturgia y cantos? — R.P.

* * *

En griego antiguo, la palabra “oikumene” se refería al mundo habitado, es decir, al conjunto de los pueblos. En este primer sentido, lo “ecuménico” hace referencia a la unidad que formamos todos los seres humanos, todos los habitantes de esta “casa” que es nuestra Tierra. La idea de “unidad” a partir de la “multitud” es clave en este análisis.

En la oración de Cristo, poco antes de padecer, después de la última cena, según cuenta el Evangelista San Juan, el Señor hizo una súplica muy profunda, que tiene que ver con este sentido original de lo “ecuménico”: Cristo pidió que todos sus discípulos fuéramos UNO y puso como referencia ni más ni menos que la unidad perfectísima que él tiene con Dios Padre. Sus palabras son de una profundidad impresionante: “No ruego sólo por estos [se refiere a los apóstoles, que estaban con él en la cena]. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Juan 17,20-21).

Ese propósito e intención de Cristo no se está cumpliendo, en la medida en que vemos tantas divisiones entre personas que todas dicen–y decimos–ser discípulos del mismo Señor. Encontramos que hay católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes, luteranos, calvinistas, adventistas, pentecostales, y muchas otras denominaciones. El deseo ferviente de Cristo no se ha cumplido. Constatar esto, y sufrirlo en el corazón, es el origen del Movimiento Ecuménico, que precisamente quiere buscar caminos para que se realice una auténtica, profunda y duradera unidad entre todos los discípulos de Cristo.

De lo dicho podemos entender varias cosas:

1. El propósito del ecumenismo nos concierne a todos; simplemente no se puede ser discípulo de Cristo y situarse al margen del deseo de Cristo de que haya unidad entre todos los que son suyos e invocan su Nombre.

2. El ecumenismo es un camino. No existen soluciones fáciles ni rápidas que restituyan la verdadera unidad entre los cristianos. Es necesario conocernos, deshacer prejuicios, aprender a valorar lo que Dios ha hecho en otros, y a la vez, ser fieles al Evangelio que hemos recibido.

3. Por eso mismo, es claro que todos debemos evitar el ecumenismo fácil o aparente, que no termina de abordar las cuestiones de fondo y que prefiere quedarse en manifestaciones externas que muchas veces son simple expresión de deseos y no de realidades. Sin decirnos mentiras: el ecumenismo supone procesos de conversión, y esto quiere decir: renuncias, reconocimiento de errores, señales claras de un nuevo rumbo.

4. El aliento fundamental del movimiento ecuménico es la oración. Si es necesario que los corazones depongan sus orgullos y busquen con pureza de intención la Verdad, ¿quién podrá concederlo, si no es Dios, por su piedad?

Apoyemos, pues, todos el camino del ecumenismo, eso sí, con los ojos abiertos y una fe formada y clara.

El secreto de confesión no es negociable ni contrario a la ley

“El presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, Mons. Éric Moulins-Beaufort, explicará este martes en el Ministerio de Interior del país galo sus declaraciones sobre el «secreto de confesión» que realizó la pasada semana tras darse a conocer el informe sobre abusos sexuales cometidos por religiosos y laicos vinculados a la Iglesia desde 1950…”

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