Primera radio online católica en Cuba

“La Red Católica Juvenil (RCJ) ha lanzado la primera radio online católica en Cuba, que puede ser sintonizada alrededor del mundo y busca ser un espacio de oración y escucha para todos los fieles. RCJ Radio “El sonido de la Esperanza” es la primera radio online católica en la isla y cuenta con transmisión las 24 horas del día, donde informan sobre los acontecimientos de la Iglesia en Cuba y el mundo…”

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¿Cómo responder ante el hecho de los actos de abuso en la Iglesia?

A mí como creyente me afecta bastante, pues uno suele quedarse corto de argumentos contra este tipo de noticias (con una cifra mayor a las reportadas en artículos católicos) así que quisiera que por favor me ayudara con este asunto que sabemos es muy delicado> ¿Cómo responder a quienes gozan desprestigiar a la Iglesia con este tipo de acusaciones que son demasiado graves? ¿Y que pasaría si estas cifras son falsas, habría alguna manera de demostrarlo? Yo entiendo que nuestra fe se basa en la doctrina y no en las personas, pero ¿Cómo hacer para quitar a las personas este prejuicio de los “curas pedofilos” que tanto hace daño a la fe de los creyentes?. Por favor espero con ansias su respuesta, pues hasta ahora nada me había impactado tanto sobre la fe y la Iglesia en general como este tema. — D.R.

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Es evidente que la respuesta solo puede ir en las líneas que nos han mostrado los últimos Papas, y muy en particular, el Papa Francisco:

1. Reconocimiento de los casos reales, sin aumentar ni disminuir las cifras. Estas estadísticas deben mirarse en proporción a la población general. Así por ejemplo, está demostrado que la INMENSA mayoría de los casos de abuso sexual infantil acontecen en el ámbito familiar. Ello no quita en absoluto la gravedad de los abusos por parte del clero pero da una perspectiva que es indispensable. Además, el hecho de que una GIGANTESCA proporción de los abusadores sean personas casadas quita de una vez la acusación frecuente que quiere vincular el tema del abuso a la opción de la Iglesia Católica por el celibato.

2. Poner como prioridad el apoyo a las víctimas. Una vez que queda establecido el daño que lamentablemente ha sufrido alguna persona, lo más importante es brindar asesoría, consejería y muy posiblemente tratamiento psicológico que pueda aliviar hasta donde es posible la carga que ya han soportado esas personas.

3. El siguiente énfasis debe estar en la selección de los candidatos al ministerio ordenado, y en este sentido el Papa Francisco no ha economizado esfuerzos ni claridad. Ha dicho además expresamente que si una persona tiene una clara tendencia homosexual no debe considerar que su vida y su realización están en el sacerdocio. Advertencia, esta última, muy oportuna si se tiene en cuenta que una proporción importante de abusos han sido con personas del mismo sexo.

4. Debe quedar clara la colaboración en todos los momentos, con las instancias civiles y penales, sin anticipar condenas pero por supuesto preservando el principio jurídico fundamental de la presunción de inocencia.

Toda esta información, y mucho más, YA ES LEY EN LA IGLESIA, y puede consultarse por todos en este enlace.

La respuesta de la Iglesia Católica va mucho más allá de lo que se debería exigir a muchas otras instancias como son escuelas públicas o las mismas familias, donde, como se indicó, suceden la mayor parte de los abusos.

Sobre el tema de las estadísticas, como tales, hay un muy buen artículo de Aleteia.

La Iglesia ante las autoridades civiles en tiempos de COVID-19

Varios lectores nos han preguntado sobre la actitud de la Iglesia ante las autoridades civiles en tiempos de COVID-19.

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Me apoyo en un escrito de mi amigo sacerdote, P. Leandro Bonnin, porque comparto su punto de vista:

En medio de situaciones difíciles, volver a las fuentes de la doctrina católica nos trae siempre claridad y paz. Nos ordena, nos serena, nos provoca y nos “aguijonea” a ser mejores.

La situación actual, en la cual las Misas celebradas en las parroquias no pueden contar por ahora con la presencia de los fieles ha suscitado diversas manifestaciones y expresiones, sobre todo en las redes sociales.

Algunos fieles han mostrado su anhelo de participar en la Santa Misa con pedidos virtuales dirigidos a las autoridades civiles y -este es el caso al que me quiero referir- a los obispos. A su vez, algunos obispos han respondido públicamente a esta petición, al igual que algunos sacerdotes.

Mi opinión personal, en concordancia con lo que enseña el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica, se resume en lo siguiente:

# Que los bautizados tienen derecho a los sacramentos si los piden razonablemente y con las debidas condiciones (c. 213)

# Que los fieles laicos “tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.” (c. 212 .3)

# Que los pastores debemos, en este contexto difícil, hacer lo posible para brindarles “asistencia espiritual” […]

# Que por el momento y teniendo en cuenta que en [nuestros países] no están permitidos los eventos no sólo religiosos, sino también culturales, recreativos y deportivos, no estamos -al menos no aún- en una situación de “persecución religiosa”. Tampoco se nos está privando del ejercicio del derecho de la Libertad religiosa, al menos que yo sepa. Los eventos religiosos que impliquen congregar fieles “caen” bajo la misma regulación que todos los demás eventos, no se nos impide reunirnos por motivos de fe sino por una medida sanitaria más amplia.

Lo que me permito sugerir a los fieles –en relación a los obispos y sacerdotes- y también me atrevo a sugerir a mis hermanos sacerdotes y a los obispos –aunque no sé si alguno me leerá, 😉 – es que evitemos los JUICIOS TEMERARIOS.

¿Qué son estos juicios?

El catecismo dice que “se hace culpable de de JUICIO TEMERARIO el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo” (2477)

Tal vez me equivoco, tal vez estoy cayendo yo en esto que señalo, pero en algunos textos y mensajes –tanto de fieles como de pastores- me parece ver algo de “juicio temerario”: suponer o dar a entender sin fundamento suficiente que el otro “hace tal cosa” porque “es esto o aquello”. No voy a poner ejemplos, que ustedes podrán inferir.

A mis hermanos laicos, los animo a ayudar a los sacerdotes a descubrir cómo ejercer ese ministerio de “asistencia espiritual” en el marco de la actual normativa.

A mis hermanos sacerdote, los animo a que pidamos a Dios el don de la creatividad para que sin descuidar la salud de nadie hagamos lo posible para atender a nuestros fieles. Para que ellos -nuestros fieles, los que nos sostienen con su oración, los que nos sostienen económicamente, los que trabajan “a la par nuestra”, los que le “ponen el pecho” a la experiencia difícil de ser cristiano hoy- no se queden con la sensación de que su reclamo no nos “hace mella” porque “sabemos por qué lo hacen”. Y mucho menos lleguen a sentir que los juzgamos o los condenamos.

Como siempre, ojalá que esta situación, incluso teniendo puntos de vista diversos, sea una oportunidad para que nuestros hermanos no creyentes puedan ver al Pueblo de Dios -fieles y pastores- y decir “miren como se aman”.

Comunion.red, la comunidad digital de comunicadores católicos

“Podemos ver la situación actual de aislamiento social como una limitación en la mayor parte de los casos: la muerte, el riesgo de contagio, el miedo, la desconfianza… o la ocasión de anunciar, o testimoniar, la necesidad de una regeneración o conversión posible hacia la cultura de la vida, la esperanza, la fe y la caridad fraterna…”

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¿Nuevas catacumbas, tal vez?

Para nosotros es extraño permanecer tanto tiempo en casa. Y a fuerza de confinamiento, celebrar la fe entre la sala, la cocina y las alcobas. ¡Es bien extraño!

Según lo que he preguntado, la experiencia ha sido mixta. Tanto tiempo de convivencia en espacios que necesariamente se quedan cortos, no es fácil. Por otro lado, hay actividades, tiempos y conversaciones que han sucedido en estos días y que tal vez nunca se hubieran dado si no fuera por estas circunstancias.

En cuanto a la fe, creo que deberíamos recordar que aquello de orar en casa, catequizar en casa, aprender a servir a Cristo desde el ambiente de la casa… todo ello fue simplemente la norma para miles y miles de cristianos de las primeras generaciones. Muchos de ellos fueron cristianos en un tiempo en que prácticamente no había templos o en que la fe debía vivirse en catacumbas, en la penumbra, prácticamente a escondidas.

Todos aquellos hombres y mujeres sabían llorar de alegría cuando llegaba la Pascua, después de prolongados ayunos… que había que mantener también en secreto. ¿No tendrán quizás algo que enseñarnos?

Esa pregunta es más punzante cuando pensamos que ellos no tenían Internet ni medios semejantes de comunicación. Su fe, sin embargo, se fortalecía. Sabían apreciar lo que tenían y lo que podían hacer, sin lamentarse demasiado, según parece, de lo que no podían. ¿No será ese otro ejemplo a seguir para nosotros?

Lo digo porque estoy viendo gente que le está sacando un provecho increíble a este tiempo de cuarentena mientras que otros solo se concentran en lo que NO. Quiero decir: se concentran en que no pueden salir, o asistir a Misa, o confesarse… Y claro, todo eso duele, y todo eso puede ser materia de largas (cuasi-eternas) discusiones: que si los obispos, que si el Papa Francisco, que qué hubiera hecho Benedicto… ¿De verdad es esa una manera sabia de pasar este tiempo? ¡No será mejor celebrar una Pascua con sabor a catacumba y alabar a Dios por lo que sí podemos?

Te dejo esa inquietud. Y mientras lo piensas: ¡FELIZ PASCUA!

El mensaje del Papa Francisco frente a la pandemia

* Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que los Discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta. En esta barca, estamos todos.

* Jesús, después de calmar las aguas, se dirige a los Discípulos: ¿Por qué tienen miedo? ¿Acaso no tienen fe?

* La tempestad desenmascara nuestra debilidad.

* Nos hemos mantenido imperturbables, pensando mantenernos sanos en un mundo enfermo.

* En tiempos de sufrimiento, entendemos el llamado de Jesús .que todos sean uno.

* La oración y el servicio silencioso son nuestras armas.

* Jesús trae serenidad en nuestras tormentas.

* En su cruz hemos sido salvados; tenemos un timón.

* Abrazar su cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades de nuestro tiempo.

* Abrazar al Señor es abrazar la Esperanza.

Indulgencia plenaria a enfermos de coronavirus, médicos y familiares

“La Iglesia concede una indulgencia plenaria especial a los enfermos por el coronavirus COVID 19, así como a los profesionales de la salud, familiares y todos aquellos que se involucren en la lucha contra la epidemia, también por medio de la oración. Así lo estableció la Penitenciaría Apostólica por medio de un decreto del 19 de marzo firmado por el Penitenciario Mayor, Cardenal Mauro Piacenza, y autorizado por el Papa Francisco…”

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Coronavirus – La obediencia cristiana a las Autoridades civiles

“La Iglesia Católica, fiel a su historia, ha de librar combate contra el coronavirus homicida con todas sus posibilidades, que serán diferentes en las distintas Iglesias locales. Y como siempre lo hará obrando en tres direcciones convergentes: 1) la oración, rogativas, Misas, penitencias, invocación de Dios, de la Virgen, de los Santos y Ángeles, adoración del Santísimo, confortación espiritual de los fieles, etc. (cf. J. M. Iraburu, Oraciones de la Iglesia en tiempos de aflicción); 2) la caridad fraterna, ayudas espirituales ante todo, pero también corporales en aquellas obras que la autoridad civil permite; y 3) estimulando la obediencia estricta a la disciplina ordenada por las Autoridades sanitarias civiles; y disponiendo complementariamente en cada nación o en cada diócesis orientaciones concretas de la vida de la Iglesia, dentro del marco de las normas sanitarias establecidas…”

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