Reglas básicas de santidad

La humildad nace como fruto de conocer a Dios y de conocerse a sí mismo.

Señor, te pido un regalo: Amor…, un Amor que me deje limpio. -Y otro regalo aún: conocimiento propio, para llenarme de humildad.

Son santos los que luchan hasta el final de su vida: los que siempre se saben levantar después de cada tropiezo, de cada caída, para proseguir valientemente el camino con humildad, con amor, con esperanza.

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Alegría, caridad, mortificación, humildad

En cuanto tengas a alguno a tu lado -sea quien sea-, busca el modo, sin hacer cosas raras, de contagiarle tu alegría de ser y de vivir como hijo de Dios.

Fomenta tu espíritu de mortificación en los detalles de caridad, con afán de hacer amable a todos el camino de santidad en medio del mundo: una sonrisa puede ser, a veces, la mejor muestra del espíritu de penitencia.

Que sepas, a diario y con generosidad, fastidiarte alegre y discretamente para servir y para hacer agradable la vida a los demás. -Este modo de proceder es verdadera caridad de Jesucristo.

Has de procurar que, donde estés, haya ese “buen humor” -esa alegría-, que es fruto de la vida interior.

Cuídame el ejercicio de una mortificación muy interesante: que tus conversaciones no giren en torno a ti mismo.

Más pensamientos de San Josemaría.

La vía de la sencillez

¡Vive la vida cristiana con naturalidad! Insisto: da a conocer a Cristo en tu conducta, como reproduce la imagen un espejo normal, que no deforma, que no hace caricatura. -Si eres normal, como ese espejo, reflejarás la vida de Cristo, y la mostrarás a los demás.

Si eres fatuo, si te preocupas sólo de tu personal comodidad, si centras la existencia de los demás y aun la del mundo en ti mismo, no tienes derecho a llamarte cristiano, ni a considerarte discípulo de Cristo: porque El marcó el límite de la exigencia en ofrecer por cada uno «et animam suam», el alma misma, la vida entera.

Más pensamientos de San Josemaría.

¿Podemos hablar de humildad en Dios?

“El Verbo Encarnado ¿no refleja, de alguna manera, en los gestos y en el lenguaje humanos, el ser invisible y el actuar inalcanzable de Dios? La misma Encarnación del Verbo ¿no es ya un acto de synkatábasis, de condescensión, de abajamiento, de «humildad» de la Trinidad Beatísima? Muchos textos evangélicos me venían a la cabeza…”

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Las letanías de la humildad, compuestas por el Cardenal Merry Del Val

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame: del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ….
del deseo de ser alabado, …
del deseo de ser preferido, …..
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, …
del temor de ser despreciado, …
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado.

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

Amén.

LA GRACIA del Viernes 26 de Octubre de 2018

La comunidad se fortalece primero por la humildad, en entender la fragilidad de la historia de mi hermano para luego tratar de construir un bien en él y en todos mis hermanos.

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LA GRACIA del Domingo 17 de Junio de 2018

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B

El Reino de Dios llega a nuestras vidas en la cadena de pequeños y valientes “sí” a sus llamados. Dile al Señor: “Hoy Tú eres el rey de mi vida, hoy pongo mi confianza en ti”.

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LA GRACIA del Martes 6 de Febrero de 2018

Pidamos humildad para comprender que nuestra salvación está en la gracia que Dios nos da, siendo fieles al depósito de la fe católica que hemos recibido.

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LA GRACIA del Miércoles 31 de Enero de 2018

La vida oculta de Jesús fue la de un humilde artesano, un verdadero servidor de todos y en esa sencillez se regocijaba el Padre celestial.

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Nueve meditaciones sobre la Virgen Inmaculada, 6 de 9: María y la humildad

* Cuando Dios obra sin obstáculos en un corazón le hace partícipe de la belleza eterna e infinita que es Él mismo. Es lo que contemplamos y celebramos de modo particular en la Virgen Inmaculada.

* Por eso se ha hablado de Ella como de un místico huerto en el que solo Dios tuvo entrada, según la expresión del Cantar 4,12-16. Y tal es el significado espiritual de la perpetua virginidad física de la Madre de Jesucristo.

* En ese jardín y nuevo paraíso, que es el Corazón Inmaculado de María, pueden encontrarse en su sazón los frutos gratos de todas las virtudes. Todo discípulo de Cristo puede ver en Ella su aliada y maestra, su hermana y guía hacia una mayor fidelidad en su propio camino.

* Conviene sin embargo destacar algunas de esas virtudes, bien porque la Biblia les ha dado un lugar particular, bien porque parecen más necesarias hoy en día. En esta meditación y las siguientes nos fijaremos especialmente en las virtudes de la humildad, la fe, la esperanza y la caridad.

* Para comprender la importancia de la humildad hay que asomarse al daño que causa el pecado opuesto, que es la soberbia, y para ello nos guía un buen número de textos de la Escritura. Por ejemplo:

Salmo 138,6 : Porque el SEÑOR es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.

Proverbios 8,13 : El temor del SEÑOR es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco.

Jeremías 50,31 : He aquí, estoy contra ti, arrogante, –declara el Señor, DIOS de los ejércitos– porque ha llegado tu día, la hora en que te castigaré.

Amós 6,8 : El Señor DIOS ha jurado por sí mismo, ha declarado el Señor, Dios de los ejércitos, Aborrezco la arrogancia de Jacob, y detesto sus palacios; por tanto entregaré la ciudad y cuanto hay en ella.

Isaías 2,12 : Porque el día del SEÑOR de los ejércitos {vendrá} contra todo el que es soberbio y altivo, contra todo el que se ha ensalzado, y será abatido.

2 Samuel 22,28 : Salvas al pueblo afligido, pero tus ojos están sobre los altivos {a quienes} tú humillas.

Salmo 18,27 : Porque tú salvas al pueblo afligido, pero humillas los ojos altivos.

Salmo 119,21 : Tú reprendes a los soberbios… que se desvían de tus mandamientos.

Salmo 94,2 : Levántate, Juez de la tierra; da {su} merecido a los soberbios.

Jeremías 13,9 : Así dice el SEÑOR: De la misma manera haré que se pudra la soberbia de Judá y la gran soberbia de Jerusalén.

Santiago 4,6 : Pero El da mayor gracia. Por eso dice, DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.

1 Pedro 5,5 : Asimismo, {vosotros} los más jóvenes, estad sujetos a los mayores; y todos, revestíos de humildad en vuestro trato mutuo, porque DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS, PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.

* No extraña entonces que María Virgen, una hija de Israel, eleve su canta diciendo en Lucas 1,51 : Ha hecho proezas con su brazo; dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

* ¿Cuál es el daño tan grave que causa la soberbia, y que hace que sea tan severamente denunciada y castigada en la Escritura? Su gran daño es que cierra el corazón al plan de Dios; vuelve sordos los oídos a su Palabra; enceguece la mirada, que no reconoce ya sus señales.

* Perdido de Dios, el hombre pierde la capacidad de reconocer luego su propia dignidad. Se le dirá que se contente con lo que ve, lo que huele, lo que palpa. Los profetas del inmanentismo, que es idolatría, le repetirán lo de Nietzsche: “Permaneced fieles a la tierra.” Pero con ello no habrán respondido a su necesidad sino que la habrán esquivado y engañado.

* Perdido de Dios, el ser humano no tiene ojos para su prójimo. El ateo Sartre decía: “el infierno son los otros.” Y Santo Tomás decía: “el malvado no tiene amigos; tiene cómplices.” A medida que el mal se asienta en el corazón, la soledad aprisiona el alma, engañándonos con la fantasía de que son palacios las prisiones de altos muros con que encerramos nuestro ego.

* La humildad, en cambio, abre el corazón desde su única puerta, que es la de la verdad y al realidad. La soberbia empieza por hacernos creer que somos dioses (Génesis 3); la humildad nos recuerda oportuna y saludablemente que somos creaturas, y desde ahí, todo lo demás adquiere su lugar y sus sentido.