LA GRACIA 2020/07/05 Jesús es grande y a la vez humilde
DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A Nos esclavizamos al tratar de agrandar nuestra pequeñez. Encontremos la paz en la majestad del Señor y vendrá con ella la verdadera humildad.
DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A Nos esclavizamos al tratar de agrandar nuestra pequeñez. Encontremos la paz en la majestad del Señor y vendrá con ella la verdadera humildad.
La genuina humildad es la que deja todo en las manos de Cristo, la que no trata de imponer su voluntad sino que se abandona a la misericordia infinita de Jesús.
Solo el camino de la humildad y de la sabiduría nos hará verdaderos discípulos del Señor.
Al ver cuál vive en tormentosa lidia Quien la cumbre tocó de la grandeza, Bendigo mi humildad y mi pobreza, Libre del dardo de la negra envidia. La horrible ingratitud y la perfidia No habré de lamentar; mi fortaleza La torpe adulación con su vileza No expone á sucumbir; jamás la insidia. Amigos fieles á estrechar mi mano Vendrán; no en pos del esplendor del oro Sino de afecto fraternal… Leer más »Poema a la Humildad, de Francisco Sosa Escalante
Si tus errores te hacen más humilde, si te llevan a buscar con más fuerza el asidero de la mano divina, son camino de santidad. La humildad lleva, a cada alma, a no desanimarse ante los propios yerros. -La verdadera humildad lleva… ¡a pedir perdón! Si yo fuera leproso, mi madre me abrazaría. Sin miedo ni reparo alguno, me besaría las llagas. -Pues, ¿y la Virgen Santísima? Al sentir que… Leer más »Humildad y confianza
La humildad nace como fruto de conocer a Dios y de conocerse a sí mismo. Señor, te pido un regalo: Amor…, un Amor que me deje limpio. -Y otro regalo aún: conocimiento propio, para llenarme de humildad. Son santos los que luchan hasta el final de su vida: los que siempre se saben levantar después de cada tropiezo, de cada caída, para proseguir valientemente el camino con humildad, con amor,… Leer más »Reglas básicas de santidad
En cuanto tengas a alguno a tu lado -sea quien sea-, busca el modo, sin hacer cosas raras, de contagiarle tu alegría de ser y de vivir como hijo de Dios. Fomenta tu espíritu de mortificación en los detalles de caridad, con afán de hacer amable a todos el camino de santidad en medio del mundo: una sonrisa puede ser, a veces, la mejor muestra del espíritu de penitencia. Que… Leer más »Alegría, caridad, mortificación, humildad
¡Vive la vida cristiana con naturalidad! Insisto: da a conocer a Cristo en tu conducta, como reproduce la imagen un espejo normal, que no deforma, que no hace caricatura. -Si eres normal, como ese espejo, reflejarás la vida de Cristo, y la mostrarás a los demás. Si eres fatuo, si te preocupas sólo de tu personal comodidad, si centras la existencia de los demás y aun la del mundo en… Leer más »La vía de la sencillez
“El Verbo Encarnado ¿no refleja, de alguna manera, en los gestos y en el lenguaje humanos, el ser invisible y el actuar inalcanzable de Dios? La misma Encarnación del Verbo ¿no es ya un acto de synkatábasis, de condescensión, de abajamiento, de «humildad» de la Trinidad Beatísima? Muchos textos evangélicos me venían a la cabeza…” Haz clic aquí!
La Santísima Virgen María nos muestra cómo se vence el pecado: que en lugar de la soberbia vivamos la humildad y en lugar del egoísmo el servicio.
¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón, escúchame: del deseo de ser reconocido, líbrame Señor del deseo de ser estimado, líbrame Señor del deseo de ser amado, líbrame Señor del deseo de ser ensalzado, …. del deseo de ser alabado, … del deseo de ser preferido, ….. del deseo de ser consultado, del deseo de ser aprobado, del deseo de quedar bien, del deseo de recibir honores, del temor de… Leer más »Las letanías de la humildad, compuestas por el Cardenal Merry Del Val
Pidamos al Señor que crezcamos con humildad, hasta la medida en la que podamos servir a otros, no para aplastar ni para hundirnos por nuestro propio peso.
La comunidad se fortalece primero por la humildad, en entender la fragilidad de la historia de mi hermano para luego tratar de construir un bien en él y en todos mis hermanos.
La entrada de Dios a nuestras vidas, a nuestras familias familias y a la sociedad es a través de lo más humilde.
Al salir de las garras del absurdo por el camino del arrepentimiento se llega a la serenidad de la humildad depositando nuestra vida en las manos de Dios.
DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B El Reino de Dios llega a nuestras vidas en la cadena de pequeños y valientes “sí” a sus llamados. Dile al Señor: “Hoy Tú eres el rey de mi vida, hoy pongo mi confianza en ti”.