Invitacion a la Pneumatologia (11 de 18)

Invitación a la Pneumatología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el primer semestre de 2010. Sesión 11: Un estudio teológico de la acción del Espíritu Santo en el misterio de la Encarnación.

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José María Jesús Espíritu Santo Encarnación
USUAL Protector marginado Doncella amada Semi-dios Reemplazo de José / Esposo de María Cópula Dios-mujer
TEO-
LÓGICA
Verdadero esposo y padre virginal Punto de partida para la nueva creación Verdadero Dios y verdadero hombre No le quita a José su esposa / Bendice y consagra a la pareja Nueva creación
DES-
MITO-
LOGI-
ZADA
Hombre-esposo Mujer-esposa Hijo de José y María Recurso literario Cópula hombre-mujer


Que nos dice la Encarnacion del Hijo de Dios hoy?

«Fuente y culmen de la economía de la salvación, Alfa y Omega de la historia humana (cf. Ap 1, 8; 21, 6; 22, 13), Cristo revela la condición del hombre y su vocación integral. Por esto, “el hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo –y no sólo según pautas y medidas de su propio ser que son inmediatas, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes–, debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser; debe «apropiarse» y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo. Si se realiza en él este hondo proceso, entonces da frutos no sólo de adoración a Dios, sino también de profunda maravilla de sí mismo” (Carta Enc. Redemptor hominis (4 marzo 1979), 10: AAS 71 (1979), 274).» (Veritatis splendor 8b)

«Los creyentes en Cristo deben, de modo particular, defender y promover este derecho, conscientes de la maravillosa verdad recordada por el Concilio Vaticano II: “el Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” (Const. Past. Gaudium et spes, 22). En efecto, en este acontecimiento salvífico se revela a la humanidad no sólo el amor infinito de Dios que “tanto amó al mundo que dio a su Hijo único” (Jn 3, 16), sino también el valor incomparable de cada persona humana.» (Evangelium vitae 2c)

[Textos de Juan Pablo II, llamado El Grande]