¿Ya creados o creándonos?

Hola fray Nelson soy catequista de mi parroquia y tenia una pregunta una compañera me dijo que el génesis no se a acabado de escribir y que Dios no nos a creado, que nosotros apenas nos estamos creando no entiendo muchas gracias y espero compartir tu respuesta con mi amiga gracias. –Juan David C.

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El libro del Génesis está ya perfectamente terminado hace años.

Otro tema distinto es si la creación es algo pasado o presente, es decir, si la creación continúa hoy. Sabiendo entender las palabras, las dos posturas son válidas. La más clásica, la de Santo Tomás, es que la creación ha concluido pero Dios CONSERVA su creación, es decir, la sostiene en el ser, y hace posible que llegue a su culminación en Cristo. La otra posibilidad es decir que la creación sigue, por ejemplo en el sentido de que las almas salen directamente del poder creador de Dios, y esas almas no existían antes, entonces la creación continúa.

ESCUCHA, Dios Creador

Escuela de Vida Interior, Tema 22: Dios Creador

* Muchos asocian la enseñanza sobre la creación con el dato científico del “Big Bang,” que establece que el universo visible, tal como lo conocemos, proviene de una colosal explosión sucedida algo más de 13.500 millones de años. Pero, ¿es eso lo que enseña la Biblia? ¿Es la enseñanza sobre la creación un simple dato cosmológico que pueda demostrarse o negarse sobre la base objetiva del conocimiento que da la ciencia?

* La verdad es que el pueblo de Dios llegó a la fe en el Dios Creador por un camino muy distinto. Se puede decir que fue un camino “experiencial,” en el sentido de que ellos experimentaron su “nada” y en ella descubrieron que Dios está más allá de todo lo que existe y a la vez es sustento de todo lo que existe. El contexto para este descubrimiento fue, con gran probabilidad, el tiempo del destierro a Babilonia.

* Y para entender qué significó para los hebreos el destierro conviene hacer la comparación con el tiempo en que fueron liberados de la esclavitud en Egipto. En el libro del Éxodo se explica bien cómo el faraón egipcio pretendía actuar como dueño de vidas humanas, es decir, pretendía asumir el lugar de un “dios” que dispone quién tiene derecho a crecer, y quién puede multiplicarse. La victoria de YHWH sobre faraón no es sólo una prueba de fuerza sino sobre todo una demostración de quién es el verdadero Dios. Esto sucedió en el siglo XIII antes de Cristo.

* Unos siete siglos después, un general caldeo, Nabucodonosor, se burla con arrogancia de todo lo que es sagrado para los hebreos: profana, saquea y destruye el templo; asesina a los hijos del rey judío, Sedecías, y luego lo deja ciego y lo lleva como esclavo a Babilonia. La multitud de exiliados experimenta de modo espantoso la humillación, o podemos decir: el sabor de la muerte y la aniquilación. En contraste con lo que se narra en el Éxodo, esta vez parece que los dioses caldeos han sido más poderosos. Parece que YHWH es falso o no existe. Las contradicciones y preguntas quemantes se amontonan en la mente atribulada de ese grupo de desterrados.

* Para que sea mayor su dolor, los judíos saben para qué los han llevado a Babilonia: ellos son un pueblo, entre muchos otros, y su tarea es trabajar como esclavos en la edificación y embellecimiento de Babilonia. La confusión de lenguas no oculta el hecho de que los caldeos quieren levantar su ciudad hasta los cielos. Se supone que todos, incluidos aquellos judíos, deben servir a esa meta que parece la expresión más pura del orgullo y la idolatría. En el colmo de la humillación, los caldeos tratan las oraciones y cánticos de los judíos como si fueran materia de entretenimiento: “¡Cantadnos un cantar de Sión!”

* Desde su nada, los judíos se atreven a preguntarse qué ha sucedido para que lleguen a tal calamidad. Y dan varios pasos:

(1) Se dan cuenta que son pecadores. No se puede echar la culpa a nadie de fuera: el pueblo mismo debe reconocer que ha sido infiel, y que pecar tiene consecuencias. ya lo advirtieron los profetas, desde Amós, especialmente.

(2) Pero Dios no los ha extinguido. ¿Por qué? Si es verdad que nada merecen, sino muerte, cual ha sucedido a otros pueblos, y también a las Diez Tribus del Norte, que se llamaron “Israel,” ¿por qué ha sobrevivido el Reino del Sur, que se llamó “Judá”? La única explicación es el amor: ni siquiera la violencia y la arrogancia de los caldeos ha podido destruir el amor de Dios. Después de todo, parece que hay algo que es mayor y más fuerte que los horrendos dioses caldeos.

(3) Además, el odio y la violencia no son verdadera victoria. El pueblo que hoy oprime mañana será oprimido. A todo astuto le sale otro astuto peor, y cada violento debe esperar la hora de caer a manos de otro violento. El único triunfo es el del amor que permanece, es decir, el triunfo de la misericordia y la fidelidad, y ese es el triunfo del Dios verdadero. Lo demás es vanidad; es confusión, y se disuelve en el caos y en la nada.

* Dios aparece así como “el Dios de los comienzos,” el Dios que abre caminos insospechados; el Dios que, a partir de la nada, y sin pedir consejo ni ayuda a ningún otro, realiza su voluntad con poder, bondad y sabiduría. Sólo es Señor de todos, y su señorío es real y verdadero, en contraste con las vanas seguridades de los ídolos. Dios es Creador, y su actuar no se puede comparar con la de nadie porque a todos supera, y todos le son deudores.

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Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:

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Principio de la creacion y accion gratuita de Dios

26 La reflexión profética y sapiencial alcanza la primera manifestación y la fuente misma del proyecto de Dios sobre toda la humanidad, cuando llega a formular el principio de la creación de todas las cosas por Dios. En el Credo de Israel, afirmar que Dios es Creador no significa solamente expresar una convicción teorética, sino también captar el horizonte original del actuar gratuito y misericordioso del Señor en favor del hombre. Él, en efecto, libremente da el ser y la vida a todo lo que existe. El hombre y la mujer, creados a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26-27), están por eso mismo llamados a ser el signo visible y el instrumento eficaz de la gratuidad divina en el jardín en que Dios los ha puesto como cultivadores y guardianes de los bienes de la creación.

27 En el actuar gratuito de Dios Creador se expresa el sentido mismo de la creación, aunque esté oscurecido y distorsionado por la experiencia del pecado. La narración del pecado de los orígenes (cf. Gn 3,1-24), en efecto, describe la tentación permanente y, al mismo tiempo, la situación de desorden en que la humanidad se encuentra tras la caída de nuestros primeros padres. Desobedecer a Dios significa apartarse de su mirada de amor y querer administrar por cuenta propia la existencia y el actuar en el mundo. La ruptura de la relación de comunión con Dios provoca la ruptura de la unidad interior de la persona humana, de la relación de comunión entre el hombre y la mujer y de la relación armoniosa entre los hombres y las demás criaturas [Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 13: AAS 58 (1966) 1035]. En esta ruptura originaria debe buscarse la raíz más profunda de todos los males que acechan a las relaciones sociales entre las personas humanas, de todas las situaciones que en la vida económica y política atentan contra la dignidad de la persona, contra la justicia y contra la solidaridad.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

El regalo de haber sido creados

3.- Vivir el don de la creación

A veces puede dar la impresión de que la creación es algo que se pierde en la noche de los tiempos. Sin embargo, este acontecimiento es en realidad algo actual: no solo porque el universo y los hombres -nosotros mismos- permanecen delante de nuestros ojos, sino porque Dios continúa creando, es decir, haciendo que surjan seres nuevos y manteniendo en la existencia lo que ya existe. Se trata de una creación continua. Dios no dió el ser a las cosas y se desentendió de ellas, sino que continúa permanentemente sosteniéndolas, porque «si Él retirara a sí su espíritu, si hacia sí recogiera su soplo, a una expiraría toda carne, el hombre al polvo volvería» (Job 34, 14-15). La intervención primera y fundamental de Dios que es la creación es continua y permanente. Y la Biblia nos apunta cómo vivir -también de manera permanente- el don de la creación.

a) Dependencia radical del Creador: todo lo que somos y tenemos, lo recibimos continuamente de Dios; por nosotros mismos no somos nada; todo es recibido como don gratuito. Esta dependencia total del Creador nos coloca en radical humildad como criaturas frágiles e inconsistentes que somos: «¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido ¿de qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4, 7). El hombre no puede realizarse como hombre rechazando esta dependencia del Creador que le constituye como persona; sin Dios el hombre desaparece, se destruye. Por lo mismo tampoco el ser humano puede reclamar nada a Dios como si le fuera debido: «Oh hombre, ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso dice el vaso al alfarero: por qué me has hecho así?» (Rom 9, 20). Por el contrario, la actitud propia del hombre ante Dios es recibir de Él y vivir en la gratitud permanente por todo lo que recibe de su Creador (Sal 50, 7-15.23).

b) También la Biblia repite que Dios cuida de sus criaturas: «el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas» (Sal 145, 9; 103, 13).Y los profetas recalcan que, si es difícil que una madre se olvide del hijo de sus entrañas, es absolutamente imposible que Dios se olvide de los suyos (Is 49, 14-15). También en el hecho de la creación radica la dignidad de toda persona humana, formada a imagen y semejanza de Dios.

c) En la creación encontramos la huella de Dios: lo mismo que podemos conocer algo de un artista por las obras que realiza, así la creación al que sabe contemplarla con mirada limpia le está hablando de Dios, pues le remite al poder, a la sabiduría, a la grandeza de Dios (Sab 13, 1-9; Rom 1, 20).

d) Finalmente, la creación nos remite a nuevas intervenciones de Dios. La palabra «crear» sólo se usa en la Biblia referida a Dios, expresando una acción propia y exclusiva de Él (nunca se dice que el hombre haya creado algo, pues lo más que hace es transformar lo que ya existe). Por eso cuando se quiera hablar de que Dios prepara algo enteramente nuevo, absolutamente insospechado para el hombre, se dirá que Yahveh va a «crear unos cielos nuevos y una tierra nueva» (Is 65, 17). Y San Pablo para indicar el alcance de la redención operada por Cristo afirma: «el que está en Cristo es una nueva creación» (2Cor 5, 17; cf. Gal 6, 15; Ef 2, 10).

4.- Textos principales

Génesis 1-2; Salmos 8; 19, 1-7; 103 – 104; 135, 4-7; 136; 148; Job 38-42; Proverbios 8, 22-31; Eclesiástico 42, 15 – 43, 33; 2 Macabeos 7, 28; Juan 1, 1-18; Colosenses 1, 13-20; Hechos 17, 16-34

Julio Alonso Ampuero es el autor de esta Historia de la Salvación. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

En el principio creo Dios los cielos y la tierra

En el principio creó Dios los cielos y la tierra

Estas palabras con las que empieza la Biblia son la respuesta a una de las cuestiones fundamentales que el hombre se ha planteado siempre: ¿de dónde procede todo lo que existe?, ¿cómo ha surgido el hombre? El relato de la creación es la impresionante obertura de la maravillosa sinfonía que es el libro de la Sagrada Escritura; si toda la Biblia narra las acciones de Dios en favor de los hombres, el hecho de la creación es sin duda la base y fundamento de otras acciones, la intervención radical que ha dado el ser a las cosas y a los hombres.

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Guía para encontrar tu corazon, 1a. parte

Escuela de Vida Interior, Tema 12: ¿Cómo se ligan conocimiento de sí y arrepentimiento que lleva a la vida?

* La vía propiamente cristiana para el conocimiento de sí va por la conversión y el arrepentimiento. Queremos examinar la evidencia bíblica que muestra por qué ese es el camino. Nuestra primera estación es el libro de los Jueces.

* Se entiende por “justicia” en la Biblia la concordancia con el plan de Dios, en quien brilla la sabiduría, la bondad y la belleza. Los “jueces” son personas que han sido instrumentos providenciales para que su justicia llegue.

* La coyuntura en que se sitúa el libro es la época del ingreso en la tierra prometida (siglo XIII a.C). Salidos de las penurias del desierto, los israelitas olvidan fácilmente al Dios de la alianza. Se establece así un círculo: el bienestar conduce al olvido, el olvido a la fragilidad, la fragilidad a la derrota ante los enemigos, y la derrota a la oración, clamando a Dios, que entonces se apiada y da victoria, con lo cual llega un nuevo bienestar, que reinicia el ciclo.

* Detrás de ese ir y venir entre estar con Dios (YHWH) o lejos de Dios está la dicotomía entre la fe y el paganismo. Todos, creyentes o no, buscamos tres cosas; seguridad (que el mal se aleje), prosperidad (que las cosas vayan bien para nosotros) y fecundidad (que ese bien se prolongue y dure). El punto es que el paganismo quiere lograr esas metas desde el horizonte del “mundo” es decir, de aquello que tiene su ser al alcance de nuestra comprensión, poder y capacidad de negociación.

* La noción básica que ignora el paganismo es la “trascendencia” es decir, el reconocimiento de un Otro radicalmente “otro,” que sin embargo es fundamento de todo el ser, la verdad y la bondad de cuanto hay en el mundo. Esta trascendencia se conoce en la Biblia con el nombre de “creación.” Dios es el creador, y ese atributo es solamente suyo.

* El paganismo no se ha quedado en aquellos milenios anteriores a Cristo. Todavía en nuestra época se cumple que el ser humano quiere lograr sus anhelos manipulando lo exterior, o sea, “el mundo,” por medio de astrología, fetiches, velas, feng-shui, o cualquier cosa que lo distraiga y aleje de su interioridad. Además la falsa interioridad que se le ofrece es la de la espiritualidad orientalista de corte budista, que es un camino hacia la nada.

* Entre la exterioridad que vuelve al hombre un juguete de fuerzas que finalmente no puede terminar de dominar (caso del paganismo), y el vacío de un silencio interior que no conduce sino a la nada (caso del budismo), la Biblia propone algo diferente: el descubrimiento de la propia y radical bondad en razón de ser creaturas, esto es, obras del Dios creador. Aunque hemos fallado, el camino no puede ser la desesperación ni el paganismo ni la nada, sino la conversión hacia el Dios de la vida.

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Este tema pertenece al Capítulo 02 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 02 está aquí:

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La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

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VII-B. El rastro de Dios en la Naturaleza

263. Lo que se puede conocer de Dios les está manifiesto, ya que Dios se ha manifestado. Desde la creación del mundo, su condición invisible, su poder y divinidad eternos, se hacen asequibles a la razón por la criaturas. (Rm 1,19-20)

264. Por las palabras del Señor fueron hechas sus obras, y la creación está sometida a su voluntad. (Sir 42,15)