La violación del secreto de confesión no ayudaría a las víctimas de abuso

“Si el clero se viese obligado a informar lo que se les dicen en confesión a la policía, sin el consentimiento del penitente, entonces una cosa será segura: nadie volvería a querer confesar esos pecados en particular. Las reglas de la confesión existen por una muy buena razón: hacer más fáciles las cosas al penitente. Puedes confesarse sabiendo que todo lo que reveles nunca se le dirá a nadie. Una vez que esa garantía absoluta haya desaparecido, el penitente no tendría ninguna garantía real de confidencialidad, y sería, naturalmente, mucho más reservado a la hora de confesar sus pecados…”

Haz clic aquí!

Me da vergüenza confesarme

Casi todo sacerdote ha encontrado alguna persona con esta consulta, por la vergüenza que se siente de haber pecado, o por el temor de olvidar cosas sucedidas hace años.

* * *

Es saludable que sientas vergüenza por tus pecados, pero no permitas que te domine. Antes medita la pasión de Jesús y considera que El desea, por misericordia INFINITA, aplicarte todas las gracias que El ganó para ti en la Cruz. El desea perdonarte. Respóndele. La vida pasa rápido y debemos preparamos para la eternidad.

NO TEMAS. Dios te ama y estará contigo en la confesión. CONFIA EN JESUS y verás que paz y felicidad recibirás.

Si lo deseas puedes ir a confesarte en un lugar donde el sacerdote no te conozca. Las Iglesias deben tener horas de confesión donde se puede ir a confesar sin que te vean la cara.

Como sacerdote te puedo decir que, cuando alguien se confiesa de un gran pecado, lo que siento es gran admiración por esa persona porque ha tenido el valor de confesarse. Los sacerdotes sabemos que dar el paso a la confesión es una gracia y requiere humildad. Quien se confiesa ha tenido el valor de reconocer su pecado y humillarse. Eso es admirable.

En cuanto a recordar los pecados, haz un examen de conciencia con humildad. Una lista de preguntas puede ayudarte con ese examen. Si sinceramente confiesas todo lo que recuerdas habiendo hecho el examen, la confesión vale.

Vence la tentación de aplazar la confesión. Decídete hoy pues mañana podría ser muy tarde. Haz un examen de conciencia, pon tu mirada en Jesús que te ama y quiere perdonarte y da el paso adelante. Si hace mucho que no confiesas. No temas. Díselo al sacerdote y el te ayudará.

Respuesta del Padre Jordi Rivero

Curso de Sacramentos II, parte 03 de 13: Confesión y penitencia en el segundo milenio

Sacramento de la Confesión – Confesión y Penitencia – Segundo Milenio

La idea de Comunión (koinonía) es clave en el Primer Milenio, mientras que es Gracia la que resulta fundamental en el Segundo, sin ser términos excluyentes. Hay tres riesgos que se corren al no entenderse bien el concepto de la Penitencia en el Segundo Milenio:

  • riesgo de suprimir la Gracia,
  • riesgo de cosificar la Gracia,
  • riesgo de subjetivar la Gracia.

Riesgo de suprimir la Gracia.

  • Se trata de creer que yo estoy comprando el amor de Dios, pero el perdón de Dios no se compra según en el NT.
  • Un peligro que conlleva la penitencia es que puede dar la sensación que es uno el que consigue el perdón por el acto penitencial olvidándose que ya Cristo lo consiguió en la Cruz.
  • Hay una perdida de claridad ante el infinito valor del sacrificio de Jesucristo.

Riesgo de cosificar la Gracia.

  • La Gracia se convierte en algo (cosa) que tengo o pierdo. Pero la Gracia no es tanto algo que se tiene, como estar en plena Comunión con Dios.
  • Se cosifica la Gracia en el Matrimonio cuando llevando una vida ajena al Evangelio y sin embargo se exige la ceremonia. Al igual sucede cuando se pretende comulgar por homenajear a un difunto. Se cosifica la Gracia, la Absolución y la Hostia Consagrada.
  • Los Sacramentales (imágenes, agua bendita, escapulario, estampa,…) también llegan a cosificar con la consiguiente burla al poder de Dios.

Riesgo de subjetivar la Gracia.

  • Se cae en error contrario a la objetivización (cosificación) que consiste en la subjetivización: la Gracia solo la puedo juzgar yo. Como Lutero pensaba, solo mi conciencia y la Biblia son suficientes.
  • Al igual que la cosificación lleva a la idolatría y la superstición, mientras que la subjetivización cae en el relativismo.

¿Cómo resuelve la Iglesia estos riesgos?

El análisis sereno de la Teología fue el que ayudó a entender correctamente la teoría del Perdón y la Gracia. La exposición sistemática de estos conceptos fue la que aclaró dudas y disipó los riesgos. Véase Suma Teológica – Parte IIIa – Cuestión 90, donde Santo Tomás trata el Sacramento de la Penitencia.

Aportes de Santo Tomás:

Relación entre la virtud de la Penitencia y el sacramento de la Penitencia. (véase IIIª q. 84 a. 8 y también IIIª q. 84 a. 10 ad 4.). Sto. Tomás recupera la dimensión existencial del arrepentimiento en una época en la que se ya se empezaba el fenómeno de la cosificación. El arrepentimiento es un dolor de amor frente al mal conocido. La inteligencia (ve la incoherencia) y la voluntad (se duele del mal) entran en funcionamiento en el arrepentimiento.
Al hablar de virtud se está refiriendo a un camino que no se hace solo sino en unión con Cristo para la remisión de los pecados (“completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” Col. 1, 24).

Partes del sacramento de la Penitencia.

  • Contrición: dolor de corazón y propósito de enmienda.
  • Confesión: confesión oral de los pecados.
  • Satisfacción: cumplir la penitencia.

Análisis del Concilio de Trento (9 capítulos)

  • Cap. I. De la necesidad e institución del sacramento de la Penitencia.
  • Cap. II. De la diferencia entre el sacramento de la Penitencia y el Bautismo.
  • Cap. III. De las partes y fruto de este Sacramento.
  • Cap. IV. De la Contrición.
  • Cap. V. De la Confesión.
  • Cap. VI. Del ministro de este Sacramento, y de la Absolución.
  • Cap. VII. De los casos reservados.
  • Cap. VIII. De la necesidad y fruto de la Satisfacción.
  • Cap. IX. De las obras satisfactorias.

Como ejemplo, en el capítulo VIII se dice: “…corresponde a la clemencia divina, que no se nos perdonen los pecados, sin que demos alguna satisfacción; no sea que tomando ocasión de esto, y persuadiéndonos que los pecados son más leves, procedamos como injuriosos, e insolentes contra el Espíritu Santo, y caigamos en otros muchos más graves, …” Lo cual significa que las obras satisfactorias son pura misericordia divina que actúa como “medicina” para curar los malos actos y para ayudar a crear nuevos hábitos de conducta. El Concilio de Trento, por tanto, aporta una gran clarificación sobre los problemas de la cosificación y supresión de la Gracia.

Aportes del Concilio Vaticano II.

  • Ubicación teológica del sacramento de la Penitencia.
  • Hay que situarlo en la estructura de la Iglesia teniendo en cuenta la dimensión comunitaria del pecado.
  • Se recupera dimensión eclesiológica y comunitaria del pecado.
  • Recuerda que la forma ordinaria de la Penitencia es la Confesión individual.
  • Solo en caso de peligro de muerte, no convirtamos la excepción en norma.
  • Recuperar la conciencia del don.
  • El Concilio quiere subrayar el papel fundamental de la misericordia divina.

Curso de Sacramentos II, parte 02 de 13: Confesión y penitencia en el primer milenio

Confesión y Penitencia – Primer Milenio

El Sacramento de la Reconciliación ha ido evolucionando en su praxis a lo largo de la historia. Las diversas formas de entender la realidad del pecador han ido cambiando desde los tiempos de los apóstoles hasta el día de hoy. Nos fijaremos en tres etapas:

1a etapa: Persecuciones: la cuestión de los que traicionan su fe. (siglos I-III).

¿Qué hacer ante el pecado de los bautizados?

Problema central: San Pablo, en Rom. 10, 9, nos dice que si proclamas con tus labios y crees con tu corazón serás salvo. Se trata de la oferta de amor de Cristo que te ama hasta el extremo y que te debería impedir ofenderle. Sin embargo, a Dios se le ofende, ¿qué hacer ante la realidad del pecado?

Los pecados que singularmente perturban a las primeras comunidades son tres: Adulterio, Herejía-Apostasía y Homicidio. Estos pecados suponían un dilema entre la excomunión con la consiguiente separación del pecador de la Comunidad o bien la acogida pero, eso sí, condicionada. Y es cuando se ve qué sentido tiene lo que la Biblia enseña sobre penitencias de todo tipo.

Solución propuesta: Hay que hacer un itinerario del pecado al perdón. Ese camino está marcado por la penitencia. ¿Por qué se pide una penitencia? Porque:

  • garantiza que el pecador no vuelva a recaer,
  • exterioriza un arrepentimiento genuino que no se queda en palabras, y
  • es una compensación o justicia (futura satisfacción).

La Comunión eclesial (koinonía) se resiente por los pecados y todos sufren. Todo pecado tiene una repercusión comunitaria, porque la falta de santidad en uno de los miembros de la Comunidad hace que la obra de Dios no pueda ser plena ni en el pecador ni en el otro. Dice San Pedro (1 P 4,10-11) … sirva cada uno a los demás con el don que haya recibido, cuando se peca se deja servir a la Comunidad y se la ofende. Cuanto más público es el pecado, más daño se hace a la Koinonía. Se ve fácilmente la relación entre la Teología Sacramental y la Eclesiología. Al ser el pecado una realidad eclesiológica surge otro problema a resolver: la reconciliación no puede ser solo personal. La pérdida de la resonancia comunitaria del pecado será la antesala de la disociación entre vida privada y vida pública que en el mundo moderno ha autorizado al hombre a obrar como le place: individualismo liberal.

¿Qué lugar tiene el obispo? En el enfoque de Lutero, el ministro (ya no sacerdote) tenía una misión de puro funcionario, que vemos que se ha infiltrado muchas veces en el Catolicismo actual. Pero para los antiguos, en cambio, la figura del ministro, en especial del obispo suponía un orgullo en la certeza gozosa de su origen apostólico. El carácter fundamental que los primeros cristianos descubrían en los apóstoles, fundamentalmente en los Doce, es que eran los testigos de la verdad del sacrificio y la pascua de Jesucristo. Al morir estos primeros testigos, cobra un papel esencial la sucesión apostólica.

– Los obispos no eran funcionarios sino garantes del depósito de la fe, convirtiéndose en fuente del nacimiento de la Comunidad.

– Por ello también los obispos eran los únicos facultados para imponer la penitencia y los únicos que recibían de nuevo a los penitentes después del camino de la reconciliación para perdonar los pecados por una potestad recibida de los obispos anteriores, e incluso en un primer lugar de Jesucristo a sus apóstoles.

2a etapa: Controversias arriana, nestoriana y monofisita. (siglos IV-VII).

Para destacar ene ste tiempo, la abundante provisión de reconciliaciones con la Iglesia en razón de las varias herejías.

3a etapa: Confesión auricular (siglo VII en adelante).

Conscientes de los riesgos (marginación, temor, desconfianza) que conllevaba la confesión pública practicada en la Iglesia durante los primeros siglos, algunos monjes irlandeses trajeron de Oriente una nueva modalidad de confesión llamada Confesión Auricular. Los cambios que se produjeron fueron los siguientes:

  • El obispo no es el único que perdona pecados.
  • El ministro de la Reconciliación pasó a ser el sacerdote, por delegación de la licencia recibida del obispo.
  • La Penitencia pasa del ámbito público al privado, de lo solemne a lo discreto, de lo único a lo repetido.
  • Se facilita la comprensión y acogida para los que se sienten débiles.
  • Se pasa del grupo de penitentes al anonimato, convirtiéndose en un derecho para todo cristiano, según el Derecho Canónico, la confesión anónima y privada.

Riesgos y avances de la Confesión Auricular.

Los riesgos son los que siguen:

  • El primer riesgo es la disminución del sentido comunitario.
  • El segundo problema es que aparecen catálogos de pecados con la sana intención de valorar adecuadamente los pecados, pero con ellos surge una peligrosa concepción tarifaria de la confesión. Se cae en la compra y venta del perdón, indulgencias y en la simonía.
  • El sacerdote tiene la tentación de convertirse en un “pequeño Papa,” que dispone de la salvación de las almas a su capricho llevados de su laxitud o de su excesiva rigurosidad.

Los avances que conllevó la Confesión Auricular son:

  • Atrajo a mucha gente a la confesión por el alivio que proveía y la discreción.
  • Los confesores proporcionaban formación, educación y ayuda más adecuada sobre cómo el penitente debía mejor examinarse su conciencia.
  • Ayuda a integrar la victoria sobre el pecado con la conversión permanente.

¿Qué es el Sacramento de la Reconciliación?

“El sacramento de la Reconciliación es uno de los aspectos más singulares y bellos de la Iglesia Católica. Jesucristo, en Su abundante amor y misericordia, estableció el Sacramento de la Confesión, para que nosotros como pecadores tuviéramos la posibilidad de obtener el perdón de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios y la Iglesia. El sacramento “nos lava y limpia”, y nos renueva en Cristo…”

Haz click aquí!

De qué se confiesa la gente al morir

deathbed

  1. Di mal ejemplo y lamentablemente hubo quien me imitara.
  2. El dolor frente al que fui indiferente.
  3. Las personas a las que lastimé o causé daño de cualquier forma.
  4. Las palabras necias, vulgares o groseras que salieron de mi boca.
  5. Las promesas que no cumplí.
  6. Las cosas que compré y que no necesitaba o que nunca utilicé.
  7. El tanto tiempo y mucho esfuerzo que mostré para conceder algún perdón.
  8. Los ratos en que he podido y debido orar más y sobre todo con más amor.
  9. No haber corregido a tiempo a los que tenía que haber educado mejor.
  10. Haber callado tantas palabras de reconocimiento, elogio o ánimo para quienes lo merecían y necesitaban.
  11. Haber huido tantas veces de la Cruz.
  12. La soledad de Cristo en el sagrario me duele.
  13. Haberme quejado mucho más de lo que he agradecido.
  14. Atribuirme los triunfos a mí y los fracasos a las circunstancias.
  15. Ser cómplice de chistes contra Dios, la fe o la Iglesia.
  16. ¡Tanto tiempo simplemente perdido; tiempo que ya no puedo recuperar!
  17. Haber perturbado la inocencia de alguien o bloqueado los sueños de algún otro.
  18. Aprovecharme de que alguien me quería para sacar algún provecho.
  19. Disfrutar la adulación aun sabiendo que es falsa.
  20. Personas a las que no visité porque me parecían poco interesantes, educadas o útiles.
  21. Me faltó amar; amar mucho más a Dios y muchísimo más a mi prójimo.

Primero publicado en mi cuenta de Twitter.

Guía para preparar una buena confesión

“Dios es un Padre amoroso que nos hace ver el pecado para darnos la gracia del arrepentimiento y perdonarnos. El nos quiere libres. El demonio no quiere que veamos nuestro pecado. Pero si buscamos el camino de Dios tratará de acusarnos con nuestros pecados para que nos desanimemos y volvamos atrás. Podemos discernir entonces la diferencia. Dios enseña el pecado para liberar y perdonar; el demonio lo esconde pero cuando lo enseña es para que desesperemos. Debemos rechazar enérgicamente estos pensamientos e ir a la confesión con toda confianza en el perdón de Dios. Dios SIEMPRE perdona cuando hay arrepentimiento…”

Click!

Preguntas y respuestas sobre el Sacramento de la Penitencia

“El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del padre después de que nos hemos alejado con el pecado…”

Click!

¿Por qué se llama penitencia lo que nos dan en la confesión?

Fray Nelson… ¿Por qué se le llama “PENITENCIA” a las oraciones que tras la confesión el sacedorte nos impone?. Rezar, comunicarnos con Dios y la Virgen Santísima debe ser una necesidad diaria y un gusto inmenso y constante. Me gustaría que tuviera otro nombre y el otro día una compañera de trabajo con la que trabajo en su evangelización me preguntó y me quedé en blanco. Seguramente está justificado por algo hace mucho mucho tiempo, sin embargo tal vez la semántica podría adecuarse mas a la evangelización de nuestros tiempos. -L.M.

* * *

Ante todo: la variedad de nombres que recibe este sacramento habla de la riqueza interior que tiene y que comunica.

* Se le llama “sacramento de la confesión” porque confesamos la inocencia, santidad y verdad de Dios, y porque confesamos que somos nosotros los pecadores, y por eso también confesamos nuestras culpas.

* Se le llama “sacramento de la reconciliación” porque a través de la gracia compasiva y eficaz de la redención de Cristo nos reconcilia con Dios Padre, y sobre esa base, nos reconcilia con los hermanos, con nosotros mismos y con nuestra realidad.

* Se le llama “sacramento de la penitencia” porque ya desde tiempos antiguos la Iglesia tuvo conciencia de dos cosas: (A) En la medida de lo posible, el mal que uno hace uno lo debe reparar. El ejemplo típico es el de un robo: ¿qué sentido tendría arrepentirse de haber robado si uno se quedara con lo que robó? (B) Nuestra voluntad tiene que ser educada, no para reemplazar sino para prolongar y consolidar la obra de la gracia divina; o dicho de otro modo: el pecado es con mucha frecuencia el fruto de malas costumbres (malos hábitos; vicios), y por consiguiente un verdadero propósito de enmienda requiere de un plan, así sea sencillo, que lleve a reformar esas costumbres.

Ahí vemos las tres dimensiones principales que tiene la penitencia dentro de este sacramento: (1) Repara, en cuanto es posible, el daño causado por el pecado cometido. (2) Nos ayuda a reformar nuestra voluntad. (3) Nos pone en una ruta de oración perseverante para no desconectarnos del único que es Fuente de verdadera transformación.

A la vista de esta riqueza, lo primero que uno nota es que muchas veces, quizás presionados por la prisa, la rutina o el cansancio, los sacerdotes nos limitamos a pedir tales o cuales oraciones que a duras penas cumplen con el tercer objetivo mencionado.

¿Y por qué se llama “penitencia” ese conjunto de medicinas? Porque reformar lo que está deforme a menudo cuesta. Pero el sentido es el mismo que cuando preguntamos si algo “vale la pena”: hay una “pena,” en el sentido de un esfuerzo, un contradecir la línea de menor esfuerzo, pero el fruto y la cosecha por supuesto que desbordarán lo que hubimos de esforzarnos al sembrar.

Confesarse, ¿por qué?

“Tratemos de comprender juntos qué es la confesión: si lo comprendes verdaderamente, con la mente y con el corazón, sentirás la necesidad y la alegría de hacer experiencia de este encuentro, en el que Dios, dándote su perdón mediante el ministro de la Iglesia, crea en tí un corazón nuevo, pone en ti un Espíritu nuevo, para que puedas vivir una existencia reconciliada con Él, contigo mismo y con los demás, llegando a ser tú también capaz de perdonar y amar, más allá de cualquier tentación de desconfianza y cansancio…”

Click!