Cómo liberarse del cientificismo–que no es verdadera ciencia

Un factor que está destruyendo aceleradamente la fe en muchos jóvenes y jóvenes adultos es el cientificismo, es decir, la idea de que el ÚNICO conocimiento válido, el único con derecho a ser escuchado en la discusión pública, es la ciencia. Muchos cristianos no saben cómo afrontar ese desafío, que en cierto modo les ha tomado por sorpresa (a pesar de que sus raíces cientificismo van décadas atrás).

Una serie de videos cortos (de nuestras series DKmino) aborda esta cuestión y presenta sus causas, síntomas para vencer el sofisma cientificista. Ciertamente amamos la ciencia pero es que el cientificismo es lo contrario de la ciencia, en la medida en que pretende que la ciencia resuelva todo y responda sobre todo.

Para saber más sobre el cientificismo y cómo superarlo, haz clic aquí.

Un magnífico curso de Ciencia y Fe

“Los chavales -y también los adultos- se hacen preguntas sobre ciencia y fe, y a menudo los sacerdotes, profesores de escuela o catequistas no saben muy bien cómo responder. Una herramienta para formarse al respecto es el curso online Science & Faith, que cumple ya pronto 5 años. Por sus “aulas digitales” y su equipo de profesores y tutores online han pasado ya unos 3.000 alumnos, en 15 promociones…”

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Dios y el último libro de Stephen Hawking

“Sobre todo, debemos recordar que el método científico no hace más que relacionar un estado físico con otro, de modo que el origen absoluto del universo, entendido como creación a partir de la nada, cae fuera del terreno de la ciencia: la nada absoluta no es un estado físico, experimentalmente analizable. Así pues, cuando algunos científicos dicen que el universo pudo haberse creado a sí mismo desde la nada no se están refiriendo al concepto de nada usado por la metafísica o la teología creacionistas…”

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¡Si la filosofía muere la ciencia también muere!

“Tenemos cinco claras razones que muestran que la filosofía no puede estar muerta y al mismo tiempo la ciencia estar viva pues la ciencia depende necesaria e indesligablemente de la filosofía. Por tanto, afirmaciones como las de Hawking de que «la filosofía ha muerto» constituyen una tremenda estolidez…”

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Un astrofísico habla de ciencia y fe

“A menudo se presenta al cristianismo y la ciencia como fuentes opuestas de verdad: si crees en una, debes rechazar la otra. Pero la realidad es que muchos cristianos encuentran que la ciencia les ayuda a buscar y comprender la verdad, y creen que la razón, el pensamiento y la investigación crítica son dones de Dios”.

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Criopreservación

Padre acabé de leer este articulo y me confundo en lo que creo sobre la resurrección, aunque Dios es mas poderoso que mi pensar, y lo que piensan los científicos, pero que argumentos puedo darme ante esta realidad? Padre que el Espíritu Santo nos siga iluminando. – L.E. El artículo dice en su introducción: “A principios de este año, una niña tailandesa de 2 años se convirtió en la persona más joven sometida a congelación criónica, preservando su cerebro momentos después de su muerte con la esperanza de que algún día pueda ser traída de vuelta a la vida…”

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Con una noticia tan particular hay que hacer distinciones a varios niveles.

A nivel filosófico, tenemos un problema con la definición de “persona.” Lo que se ha preservado de esa niña, de nombre Matherym Naovaratpong, es su cerebro, usando una técnica sofisticada que intenta conservar al máximo la estructura celular, incluyendo las débiles membranas de las neuronas. ¿Es equivalente una persona a su cerebro? No, pero de tanto usar computadores terminamos por pensar que quien se lleva el “disco duro” de un ser humano, se ha llevado todo, o lo esencial. Pero ni el cerebro es disco duro, ni su memoria funciona como la de un disco duro, ni el cuerpo es simplemente un conjunto intercambiable de señales de “input.” Filosóficamente, pues, lo que ha sucedido es una múltiple mutilación de un cadáver, guiada por la idea de que el cerebro es la persona.

A nivel emocional, uno entiende el dolor de unos padres que a toda costa quieren hacerse ala idea de que su hija no está muerta sino como “dormida,” en una escena que recuerda un pasaje del Evangelio de San Lucas 8, 49-56. Si bien ese dolor merece todo nuestro respeto y cercanía, el solo dolor no puede crear una realidad como la que Cristo realiza en el pasaje mencionado. Suponiendo que ese cerebro, conservado en nitrógeno líquido, pudiera un día conectarse a “algo” que le sirviera de ingreso de datos, ese ser carecería de las experiencias básicas de la corporalidad: algo así como sentir que todo ha sido quitado de uno mismo. Tal existencia parece más un campo de tortura que una donación de vida. No parece éticamente correcto someter a alguien a semejante experiencia, ni hay por qué pensar que ese acontecer sería prolongación de la misma persona.

Propiamente un cerebro así congelado es un mecanismo, de sustrato biológico (no en sílice, por ejemplo), que recoge algunos automatismos de lo que fue una persona humana. Pero para todos los efectos, esa persona está muerta, y mucho más se puede hacer por ella orando como oramos por los difuntos. Así como una momia conserva parecido estático con lo que fue una persona, la criopreservación conserva un parecido dinámico, basado en la supervivencia de tejidos neuronales. De nuevo: es comprensible el dolor pero no es éticamente correcto.

Lo que hay detrás del fraude científico

“Estamos enamorados de la ciencia: colados, prendados, totalmente seducidos. Nos tiene loquitos: según las ‘Encuestas de la Percepción Social de la Ciencia’, cuanto más científica es una profesión, más respeto social acumula. Es lógico, pese a sus pequeños fallos, sus manías y sus bombas nucleares, nos ha dado un mundo que nunca habríamos soñado tener. Pero como demuestran todas las series sobre institutos americanos, el amor está indeleblemente unido a la traición y el engaño. En ciencia también…”

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Científicos hablan sobre la relación entre fe y ciencia

“Decir que la fe se contrapone a la ciencia no solo es una afirmación poco inteligente e ideológica (desmentida por miles de científicos de talla mundial entre los cuales se encuentran no pocos premios nobel), sino que además contradice una actitud fundamental que todo científico, ateo o creyente, presupone en cualquiera de sus experimentos…”

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