Lucha y victoria en la pureza

Para custodiar la santa pureza, la limpieza de vida, has de amar y de practicar la mortificación diaria.

Ponte cada día delante del Señor y, como aquel hombre necesitado del Evangelio, dile despacio, con todo el afán de tu corazón: »Domine, ut videam!» -¡Señor, que vea!; que vea lo que Tú esperas de mí y luche para serte fiel.

Dios mío, ¡qué fácil es perseverar, sabiendo que Tú eres el Buen Pastor, y nosotros -tú y yo…- ovejas de tu rebaño! -Porque bien nos consta que el Buen Pastor da su vida entera por cada una de sus ovejas.

Más pensamientos de San Josemaría.

Lecciones prácticas sobre la pureza

La castidad -la de cada uno en su estado: soltero, casado, viudo, sacerdote- es una triunfante afirmación del amor.

El “milagro” de la pureza tiene como puntos de apoyo la oración y la mortificación.

Más peligrosa se demuestra la tentación contra la castidad, cuanto más disimulada viene: por presentarse insidiosamente, engaña mejor. -¡No transijas, ni siquiera con la excusa de no “parecer raro”!

Más pensamientos de San Josemaría.

Una entrevista sobre el voto de castidad

Estas son las preguntas:

  • ¿En qué consiste el voto de castidad que los religiosos profesan públicamente?
  • Según su criterio, ¿Se podría concebir la vida religiosa sin el voto de castidad?
  • Según su criterio, ¿cuáles son los beneficios de una vivencia madura del voto de castidad?
  • Siendo un fraile de experiencia, ¿qué consejo le puede dar a los que están inquietos por la vida religiosa pero les cuesta comprender el voto de castidad?

Teología Moral familiar y sexual, 08: Castidad y virtudes teologales

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Tema 8: Castidad y virtudes teologales

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Introducción

* Son “teologales” aquellas virtudes que sólo existen, y aún más, sólo pueden ser reconocidas, a partir de la acogida de la revelación cristiana y de algún grado de experiencia del don del Espíritu Santo. Sin la revelación o sin el Espíritu estas virtudes no parecen algo bueno sino extraño, necio, arbitrario, condicionante o atrasado.

* Ello plantea la pregunta: ¿de qué modo un creyente puede presentar su fe de modo público cuando la opinión predominante es claramente pagana, y por consiguiente indispuesta y a la vez incapaz de reconocer el bien que pueda traer esa fe? ¿No queda más remedio que recluirse en el ámbito de lo privado?

* Sobre la base, siempre necesaria, de la oración y de una vida coherente, el creyente puede hacer mucho más. No puede producir la fe, ni imponerla por la fuerza de un argumento como el de la geometría, ni presentarla como un hecho comparable a los hechos que sirven de base a la ciencia. Y sin embargo, sí puede ayudar a hacer camino con los hombres y mujeres de su tiempo por la misma ruta que seguramente le ha llevado a él a creer.

* La búsqueda que suele ser más promisoria en nuestro tiempo es la que comienza por el sujeto mismo, con sus incoherencias y su sed frustrada de justicia. La verdad es que mucha gente percibe con dolor la distancia entre lo que quisiera hacer y lo que termina haciendo, en términos de su propio crecimiento moral. Esa grieta apunta hacia la realidad del pecado porque el pecado no deja de existir porque dejemos de hablar de él.

* En cuanto a la justicia, uno puede hacer ver los grados crecientes de corrupción prácticamente en todo el mundo, y sobre todo: hacer ver que el sistema no tiene en realidad recursos para sanarse o enmendarse a sí mismo. De nuevo, la conclusión es que el pecado no deja de existir porque dejemos de hablar de él.

* La capacidad de reconocer la realidad del pecado, incluso si la palabra misma se intenta omitir, permite conectar con experiencias profundas del pueblo de Dios. Lo que el pueblo hebreo percibe es que es salvado. Su fe no empieza como un acto de suposición o de imaginación sino como respuesta a una propuesta que viene de fuera y que, después de imponerse en cierto modo sobre Moisés, llega con inusitada soberanía sobre el faraón e incluso sobre los mismos hebreos. Una vez que uno entiende que la fe no es imaginación, caen por tierra las repetidas calumnias de los cientificistas, y de otros enemigos de la fe.

Dinámica interna de las virtudes teologales

* Claramente la fe abre toda la vida de Dios en nosotros. Por la fe descubrimos su iniciativa, que es precisamente la diferencia entre la fantasía y el acto de creer. Por la fe nos fiamos de aquel que ha salido a nuestro encuentro.

* Una vez que uno descubre que Dios ha estado y está, llega a afirmar con firmeza y gozo que Dios estará, y tal es el contenido básico de la esperanza.

* Y por la fe descubrimos primero el actuar y luego algo del ser de Dios. Así la fe hace “razonable” y casi “forzoso” amar.

* A su vez, el amor es el entorno que nos invita a confiar, esperar y acoger cuanto viene de Dios. Por la fe llegamos al amor pero gracias al amor crecemos en la fe.

Bienes de la vida teologal en cuanto a la castidad

* Un texto como Romanos 6,11-18 nos invita a reconocer cuánto gana en convicción y fuerza el propósito de una vida ordenada en lo que respecta a los deseos, en general, y al deseo sexual, en particular:

(1) La fe abre un horizonte infinito, que le quita fuerza de “absoluto” al deseo, según lo de San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti…”

(2) La fe nos revela aquellos bienes “de allá arriba” (Colosenses 3) que cautivan el corazón y lo liberan de los placeres inmediatas y puramente carnales.

(3) La fe revela una nueva dignidad: hijos de Dios; valiosos con el valor de la Sangre del Unigénito; templos del Espíritu Santo.

(4) La fe pone delante de nuestros ojos, ante todo, el ejemplo de Jesucristo, cuyo amor es ejemplo, pero primero, sanación.

Teología Moral familiar y sexual, 07: Castidad y virtudes humanas

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Tema 7: Castidad y virtudes humanas

2015-03-26 09.03.01

Introducción

* Se llaman virtudes “humanas” aquellas que prácticamente en todas partes son reconocidas como cualidades deseables o dignas de encomio. esto puede identificarse con relativa facilidad cuando se ve que los vicios opuestos engendran burla, recelo o desprecio en todas partes. Por ejemplo, en ningún lugar se tiene por grande o notable a una persona que nunca pensó las consecuencias de sus actos y vivía contradiciéndose de una forma tonta y sin motivo. Otro ejemplo: aquellos que, como el tristemente célebre rey Faruk de Egipto, se dedican a complacerse en placeres despiertan conmiseración, repugnancia o desprecio.

* Entre las virtudes humanas se llaman “cardinales” aquellas que sirven de “quicio” o eje a muchas otras. La tradición clásica reconoce cuatro grandes virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Prudencia y castidad

* La prudencia, recta ratio agibilium, (pensar correcto sobre lo que hay que hacer) es considerada la reina de las virtudes humanas. No es difícil darse cuenta del daño que la imprudencia puede traer a una vida casta.

* La prudencia nos lleva a conocernos, y por tanto a tener conciencia de nuestras áreas débiles y tentaciones más fuertes. También, en sentido positivo, nos ayuda a identificar los dones y talentos que tenemos, y los caminos por los que podemos expresar afecto y caridad.

* Es indispensable la prudencia para tener bien presentes las consecuencias o el precio de nuestros actos. Muchas historias de amargura relacionadas con faltas contra la castidad tienen que ver por un momento de pasión en que no se atendieron las posibles consecuencias.

Fortaleza y castidad

* En varios sentidos necesitamos de la fortaleza, en relación con la castidad. Pero con respecto al ordenamiento de nuestros deseos la lucha puede ser paradójica pues, como han anotado tantos autores, en las tentaciones contra la pureza suele vencer el que huye, no en sentido cobarde, sino en sentido de establecer una clara distancia.

* Además del sentido obvio de poner distancia cuando un mismo es tentado, está también el hecho de distanciarse de ambientes, consignas y consensos de pecado que abundan en nuestro tiempo. Por ejemplo, un padre o una madre de familia necesitarán gran fortaleza para no dejarse chantajear por hijos promiscuos u homosexuales que harán mucha presión para que se acepte como normal su forma de vida.

* En otra dirección, se requiere también fortaleza para denunciar o unirse visiblemente a los que denuncian los muchos crímenes y negocios turbios que se alimentan de la impureza, como es el caso de la prostitución o la pornografía.

Justicia y castidad

* Muchos imaginan la justicia como un empeño que tiene conexión casi única con lo económica o lo laboral. Pero es una terrible injusticia usar a un ser humano, como sucede en los negocios de trata de personas. Siempre que una mujer o un hombre es tratada como un objeto (un medio de placer o uso) y no como un fin, se está faltando a la justicia. De modo que, en sentido positivo, en nombre de la justicia hay que lograr que cada vida cuente en su plena dignidad y valor.

* El amor por la justicia debe volvernos sensibles también a los engaños que se dan a nivel del lenguaje, por ejemplo cuando en sentido expreso y explícito se tiene una relación que es de “amigos con derechos.” Aunque eso digan las palabras, los cuerpos están dándose plena e íntimamente. Sin embargo, al llegar una ruptura, el lenguaje íntimo e implícito no se tendrá en cuenta sino sólo excusas dolorosas como “Yo nunca te dije que esto iba a ser eterno…”

Templanza y castidad

* Esta es la virtud cardinal propia de la salvaguarda de la castidad en todos los estados de vida. hay que destacar la importancia que tiene ver la castidad, en cuanto ejercicio de sano dominio propio, con el conjunto de las experiencias y búsquedas de placer y bienestar de una persona. El excesivo confort, la afición a placeres culinarios exóticos, la obsesión por el lujo indudablemente están conectados con una mayor fuerza de las tentaciones de tipo sexual.

* Y por último, destacar el papel de los “espacios libres de deseo” a los que ya hemos aludido antes. Quien conoce la libertad interior de no ser esclavo del deseo aprecia y cultiva mejor la castidad.

Teología Moral familiar y sexual, 06: Universo semántico de la castidad

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Tema 6: Universo semántico de la castidad

2015-03-12 09.36.18

* Según Santo Tomás, la castidad está relacionada con el “castigar.” Pero no debemos apresurarnos a sacar conclusiones de este hecho etimológico. Para toda la Antigüedad, el educar va unido siempre al castigar; de modo que el sentido real de la etimología es que el cuerpo y el deseo son educables.

* Esto se ve bien en Santo Tomás cuando dice que el gobierno sobre las apetencias del cuerpo no ha de darse a la manera de los déspotas, que con sus abusos engendran y alimentan oposición, sino a la manera de la persuasión, como quien gobierna hombres libres.

* Además, las represiones crean obsesiones, y tan atado está al deseo el lujurioso como el que vive obsesionado con no caer en ninguna impureza. A menudo este tipo de obsesión endurece el alma, lleva a extremos ridículos (como los del victorianismo) y lo que es más grave, seca las fuentes de la caridad.

* Por otra parte, es una gran noticia que l deseo sea educable. Eso indica que no somos esclavos de pasiones ni somos marionetas a las que cualquiera puede gobernar a través de los hilos del deseo.

* Aún más, los espacios “libres de deseo” son necesarios y renovadores. El deseo tiene sentido dentro del camino de unión de la pareja pero fuera de ese propósito, el deseo se convierte en “ruido” que aumenta los malos entendidos y las heridas, y que disminuye el vigor en el camino hacia otras metas. De ahí el valor que tienen los tiempos, las personas y los espacios que quieren centrarse en otros aspectos más trascendentes de la vida humana.

Nociones y conceptos paralelos

* La pureza evoca la idea de evitar lo que contamina el verdadero sentido del amor. Existe sin embargo el peligro de exaltar tanto esta virtud que se la vea como “reina” y como la máxima conquista, siendo así que toda vida cristiana ha de tener como cumbre a la caridad.

* La abstinencia y la represión no son fines en sí mismos y, como ya se explicó, pueden hacer mucho daño; pero es bueno recordar que no hay formación en la castidad para la persona que nunca se dice: NO.

* La modestia y el pudor son virtudes complementarias, de menor grado pero no sin importancia, que nos recuerdan que nadie es dueño absoluto ni de su comportamiento ni de su lenguaje ni de su vestido porque todas estas son realidades sociales que por consiguiente implican derechos y deberes.

* Sobre virginidad y celibato hablaremos más extensamente en sesiones posteriores de nuestro curso.

Nociones contrarias

* La impureza se explica simplemente por su contraste con la pureza; implica siempre una contaminación, y por consiguiente, una falsificación, una mentira.

* La concupiscencia nos ayuda a entender el poder o encanto del mal después de cometido el pecado.

* Interesante en el concepto de lujuria la conexión con el lujo. Dice el apóstol San Pedro a las mujeres: “que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios” (1 Pedro 3,2-3). El lujo, que es cosa puramente exterior y generalmente vana, nos vuelve vanos y afanosos de satisfacción efímera.

Síntesis de teología de la Vida Consagrada, 1 de 4: Castidad

[Curso ofrecido a las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 1 de 4: Castidad

* La vida consagrada es un ofrecimiento de sí mismo a Dios, un sacrificio de amor y cuando uno va a hacer un sacrificio de amor solo se puede dar lo que uno tiene (cosas materiales, su capacidad de amar, su voluntad).

* Con los votos de pobreza y castidad estamos entregando nuestro pasado y nuestro presente, con el voto de obediencia entregamos de forma especial nuestro futuro.

* Todos los bautizados son ofrenda a Dios, pero ser ofrenda siguiendo la misma forma de vida de Cristo en esta tierra es una vocación especial.

POR QUÉ Y PARA QUÉ (Capitulo 19 de San Mateo)

* Cuando se opta por la vida consagrada es porque se quiere vivir con Cristo y para Cristo y de ahí se entiende para qué la castidad. Pues si una persona, por decisión propia, renuncia a tener una familia estará especialmente disponible para el evangelio.
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Duda sobre la circuncisión

Padre, me pregunto si el señor Jesus fue circuncidado por qué en los evangelios se habla de su virginidad; a que se hace referencia. Gracias. –M.L.

* * *

Virginidad es la ausencia de toda relación sexual.

Circuncisión es la pequeña operación quirúrgica por la que se corta y retira el prepucio, es decir, la piel que recubre la parte última del miembro viril.

Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Dios bendiga tu formación en la fe.

Castidad en la regulación de la fertilidad

– O sea que cuantos más hijos tengamos, tanto mejor.
–La cantidad nunca es un factor decisivo para el discernimiento. Ir a Misa dos veces al día no es el doble mejor que ir sólo a una. Ni dar cien euros de limosna es necesariamente mejor que dar cincuenta. La cantidad nunca decide el discernimiento.

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Tal vez el mundo es Corinto, 07 de 10, Matrimonio y Virginidad

[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]

Tema 7 de 10: Matrimonio y Virginidad

* No es casualidad que San Pablo hable de matrimonio y virginidad de modo intrínsecamente conectado, en el capítulo 7 de Primera Corintios. Son dos realidades vinculadas por la teología antropológica, por al eclesiología y por la mística.

* Desde el punto de vista antropológico, conviene leer este texto de Pablo en conjunto con las grandes enseñanzas del Papa Juan Pablo II sobre la “teología del cuerpo.”

*Nótese que el mundo pagano no logra acertar en la apropiada valoración del cuerpo humano: pasa de idolatrarlo a tratarlo como basura; lo cuida con alimentos orgánicos y lo trastorno con bombas hormonales para interrumpir los ciclos reproductivos, sin otra razón que redefinir el sexo como puro entretenimiento.

* Para la fe cristiana, el cuerpo es bueno; es expresión de la sabiduría, amor y poder del Dios Creador; es vehículo de comunicación y de comunión, si está al servicio de Dios; pero no ha de ser exaltado como máximo bien, ni sus demandas de comodidad o placer han de ser la norma de vida.

* En cuanto al tejido social y eclesial, Pablo ve lo esencial del matrimonio en la mutua e irrestricta donación de los cónyuges a través de sus cuerpos: esto define la indisolubilidad y fidelidad que en realidad el corazón humano ya de hecho busca.

* En la dimensión mística, hay que notar que el estado de virginidad o celibato por el Reino es claramente superior al estado del matrimonio, y la razón es que la persona sin pareja sólo tiene que complacer a Dios, y así se ve libre de la “tribulación de la carne.”

* La relación objetiva con el bien máximo y definitivo de la vida cristiana, es decir, la unión con Cristo, es más directa. Ello sin embargo no prejuzga nada de la perfección personal de cada uno en el estado de vida en que se encuentre.