Introducción a la estética filosófica

“Los seres humanos estamos hechos para la belleza. No sólo para el alimento, el trabajo, el descanso, el conocimiento o el lenguaje. También y muy principalmente para la belleza. Por eso nunca nos cansamos de admirar la primavera y el otoño, ni de contemplar la Vista de Delft o la Piedad de Miguel Ángel, ni de escuchar La flauta mágica o a Paul MacCartney cantando Hey, Jude. Por estar hechos para la belleza buscamos, siempre y sobre todo, el amor…”

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Belleza – Una reflexión de Felipe Gómez

Durante las diversas épocas de la humanidad, los patrones de eso que llamamos belleza y moda han cambiado radicalmente.

De igual manera muchas culturas difieren de esos valores estéticos que hoy consideramos atractivos y los famosos gritos de la moda, mañana nos producirán solo risas al encontrarnos con ese álbum de fotos del pasado.

Los salones de estética, y los cirujanos plásticos ven desfilar a miles de clientes, que incluso llegan con fotografía en mano para tratar de tener un cambio radical y definitivo. Como si un bisturí pudiera concedernos como por arte de magia, mayor sabiduría, una personalidad arrolladora o la capacidad de encontrar el verdadero amor.

Tristemente, olvidamos, que fuimos moldeados por el mismo Dios y es El, quien nos ha dado una identidad.

Olvidamos también, que somos templos del Espíritu Santo y nuestro aspecto externo, es tan solo una parte de nosotros y no la de mayor importancia.

Olvidamos crecer en virtud y buscar la santidad, nos encantamos con la fachada y hacemos de lado el espíritu.

Olvidamos crecer en esa belleza interior con la ayuda de la gracia y creemos que con botox, y adornos, podemos conquistar la felicidad.

Olvidamos también, que sin importar nuestro aspecto externo, hay en nosotros una huella hermosa de nuestro Creador. Perdimos de vista, el haber sido hechos a su imagen y semejanza.

Si la belleza física tuviera la última palabra, las modelos serían las mujeres más felices del mundo y no es así.

Si el tamaño de la musculatura fuera la clave de la felicidad, los gimnasios serían las puertas del cielo y tampoco es así.

Si hacemos un consenso, la inmensa mayoría estará de acuerdo acerca en la trascendencia del alma sobre el cuerpo, sin embargo, los gimnasios están atestados de gente y no así las casas de retiros.

Cuanto bien hace el tiempo dedicado a la oración, pero no, no es en eso sino en ropa, maquillajes, y lujos que invertimos nuestro dinero y nuestro tiempo.
“Hace bien asistir a un funeral de vez en cuando, para recordar nuestra fecha de caducidad” sostenía el padre Loring.

El alma mis hermanos, no descuidemos la belleza del alma! Cultivemos la oración, hace más feliz a la gente una hora ante el Santísimo que una costosa cirugia.

Hagamos deporte, eso debería ser obvio, vistámonos bien, pero no descuidemos nuestra vida espiritual.

La belleza, no es una fachada pasajera, la belleza se llama Dios. Él es hermoso, es Divino en todo el sentido de la palabra y a todos sin excepción, por medio de su amor nos quiere divinizar.

La belleza, la más pura y trascendente, se llama santidad y de esa no hay en las peluquerías o en el quirófano.

Dios nos bendiga.

Al borde de la belleza

Lo primero que sorprende al visitante, al llegar a la remota aldea de Bedumila, es la ausencia de barreras, rejas, puertas o aquello que pueda marcar un límite. O si vamos a ser más precisos: los límites existen pero se marcan no con madera, piedra o metal sino con flores. Hay en particular una flor muy hermosa, llamada bedum o también a veces bedumia, nativa de esa región, y usada en todas partes como señal. Largas hileras de bedumias se encuentran en muchos sitios y no parece que se necesite nada más para contar en dónde termina, por ejemplo, una propiedad y empieza otra.
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Belleza (02)

El encanto de la belleza estriba en su misterio; si deshacemos la trama sutil que enlaza sus elementos, se evapora toda la esencia. – Johann Christoph Friedrich von Schiller

Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado todo el encanto a la vida. – Jean Jacques Rousseau

No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo. – Susan Sontag

Siempre he creído que lo bueno no era sino lo bello puesto en acción. – Jean Jacques Rousseau

Es terriblemente triste eso de que el talento dure más que la belleza. – Oscar Wilde

Belleza (01)

La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma. – George Sand

Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello. – Henry F. Amiel

La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. – José Ortega y Gasset

Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar la belleza, debemos llevarla con nosotros para poder encontrarla. – Ralph Waldo Emerson

Por muy poderosa que se vea el arma de la belleza, desgraciada la mujer que sólo a este recurso debe el triunfo alcanzado sobre un hombre. – Severo Catalina

Aprender a Admirar

Entre las potencias del alma se cuentan la inteligencia, la voluntad y la memoria. Pero hay un factor que se olvida: aquello que se adueña de nuestra atención es lo que luego se adueña de nuestro afecto y ocupa nuestra inteligencia. La atención es cautivada por aquello que admira y por ese un oportuno conocimiento de la admiración es indispensable para saber hacia dónde se dirigen nuestros pasos.