La Mies es Mucha, 2 de 2

* En el camino de la evangelización al que está llamado el laico por su bautismo hay tentaciones que son fáciles de reconocer; otras en cambio son menos obvias. En esta predicación nos referimos en particular al caso de las personas casadas.

* Las tentaciones “obvias” son la infidelidad, la rutina y la pereza. Esta última es incluso sutil, porque puede presentarse como un “jubilarse” para dar paso a nuevas generaciones.

* Las tentaciones no-obvias pueden agruparse con el acróstico MEDID: Murmuración, Egoísmo, Doble lenguaje, Ser Iluso, y Disimular la verdad por evitarse problemas.

La Mies es Mucha, 1 de 2

* Mies indica “cosecha,” y con ella, dos cosas: tarea y fiesta. A ambas cosas somos convocados por Cristo.

* Ser obreros es: no limitarse a analizar, pensar o lamentarse. Es OBRAR; es estar disponibles para que Dios haga su obra en y a través de nosotros. Si somos concretos en tantas cosas de nuestra vida, ¿por qué queremos tranquilizar nuestra conciencia, en lo que atañe a la evangelización, quedándonos en vaguedades?

* Ser obrero, en lo peculiar y particular de la evangelización, es ser como Cristo, que es el verdadero y primer “Siervo de Dios.”

* Y ser como Cristo es no quedarnos en la lógica de la transacción, que consiste en: doy para que me den; trato bien sólo al que me trata bien.

* Hay que llegar a la “lógica del don”, que es la única que hace depósitos en el banco de la eternidad. Aprender a dar, con lo que eso implica.