Qué es ser cristiano, 10 de 16, Dimensión comunitaria y eclesial de la fe

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 10 de 16: Dimensión comunitaria y eclesial de la fe

* La Iglesia no nació como nacen las escuelas de filosofía, ni como nacen las empresa de asociados.

* En una escuela filosófica, cada uno entiende según puede, y aplica según el propio criterio. En una empresa de asociados, es la base la que da el poder a los jefes o líderes.

* La Iglesia nace de la predicación, como se ve ya desde Pentecostés: los convocados por el mensaje de aquellos primeros testigos son también los primeros creyentes. Y por la misma razón, aquellos que predican–los apóstoles–tienen la primera autoridad en la interpretación del mensaje, y en lo que ese mensaje significa para la vida de la Iglesia.

Qué es ser cristiano, 09 de 16, Convertirse de corazón

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 9 de 16: Convertirse de corazón

http://youtu.be/Ey7skFpPT24

* La misericordia sin arrepentimiento se vuelve complicidad. Pero arrepentirse es algo que nuestra sociedad rechaza, porque lo asocia con debilidad, que produce descrédito.

* El cristianismo predica el arrepentimiento no para hundirnos en la desesperación sino para abrirnos desde la verdad de lo que somos al amor que Dios nos ha dado en su Hijo.

* Aunque la vida tiene numerosos condicionamientos y los márgenes de la libertad humana a veces son muy estrechos, en esa rendija de libertad se juega nuestra posibilidad de abrirnos al amor que transforma.

Qué es ser cristiano, 08 de 16, Conversión

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 8 de 16: Conversión

* Cristo dijo en primer lugar a aquel paralítico: “Tus pecados son perdonados;” esto lo dijo antes de sanar su cuerpo. Ese orden en el actuar de Cristo nos enseña algo importante sobre el lugar central de la conversión en la predicación del Evangelio.

* La propuesta de Cristo en su Evangelio no puede reducirse a la serenidad, la armonía o la tranquilidad que pueden hallarse incluso en otras religiones y filosofías. Muchos misioneros en Oriente, como Anthony De Mello, se han confundido en este tema.

* El Evangelio no es un simple mejoramiento del tejido social ni tampoco un recurso terapéutico para lograr vencer algunos vicios o para alcanzar una cierta paz interior.

* Evangelizar no es simplemente dar una perspectiva nueva y positiva sobre la vida humana, es decir, no se reduce a una “iluminación.” Muchas cosas brillantes puede uno conocer sin que eso implique que uno ha acogido el Evangelio de Jesús.

* Cristo describe bien su misión en Lucas 4,16ss. Su obra es liberación y anuncio de gracia. Pero no debemos olvidar que esa misión se apoya y ratifica la misión del Precursor, Juan Bautista.

* La gran sanación del tejido social es la capacidad de volverse a Dios y reconocerle como Señor de todo cuanto somos: esto, por supuesto, implica abandonar el pecado y sobre todo: mirar hacia la necesidad del hermano.

Qué es ser cristiano, 07 de 16, Descripción general de los procesos de sanación

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 7 de 16: Descripción general de los procesos de sanación

* Debilidad, dolor y decaimiento: tres señales propias de la enfermedad física. Las encontramos también en la sanación interior.

* ¿Qué cosas producen daño interior? Traumas, injusticias, inseguridad; sentirse no-valorado; no encontrar un propósito en la vida; percibir que la propia palabra u opinión no importa.

* ¿Cuál es el camino ordinario de la sanación? Empieza por el encuentro con la verdad, es decir, el reconocimiento de que hay un problema y de que necesitamos ayuda. A partir de ese comienzo viene un proceso que implica dejarse iluminar por la Palabra, y recibir con gratitud y apertura el Amor de Dios. Necesitamos luego ser acompañados, y tomar resoluciones que nos permitan mirar más hacia el futuro y menos hacia el pasado.

* Cristo hace brillar este ministerio sobre todo para aquellos que están en lo que el Papa Francisco llama las “periferias existenciales”: pobres, niños, leprosos, mujeres, publicanos, extranjeros.

Qué es ser cristiano, 06 de 16, La sanación: su importancia y sus límites

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 6 de 16: La sanación, su importancia y sus límites

* El conocimiento de sí mismo ante Dios implica el reconocimiento del propio pecado, frente a la santidad de Dios. Tal experiencia puede ser abrumadora y generar desaliento frente a la propia nada.

* La santidad de Dios abruma y a la vez, su misericordia nos atrae. La propuesta de Dios es demasiado para mí pero la compasión de Dios es todo lo que necesito. Esta compasión se hace particularmente evidente en la sanación.

* VENTAJAS o BIENES que trae el ministerio de la sanación a la evangelización:

1. La sanación atrae multitudes.
2. Hace que sepamos que sí le importamos a Dios.
3. La certeza interior que deja el ser curado es irrebatible: el bien es más fuerte que el mal.
4. Revela el amor preferencial de Dios por los excluidos de este mundo.
5. La sanación, en fin, es símbolo de la realidad interior que Dios quiere sanar.

* Se presentan también LÍMITES e incluso DESVENTAJAS en cuanto al ministerio de la sanación, sobre todo dos:

1. La gente quiere sanarse pero no necesariamente convertirse.
2. Hay una especie de “adicción” a saberse atendido e importante, y por ello hay gente que está siempre sanándose.

* Requerimos, entonces, de una postura equilibrada, reconociendo la realidad y el poder de la sanación para la extensión del Evangelio, sin caer sin embargo en la idea de que la evangelización entera se reduce a la sanación.

Qué es ser cristiano, 05 de 16, El Conocimiento de sí en el encuentro con Cristo

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 5 de 16: El Conocimiento de sí en el encuentro con Cristo

* La Biblia nos habla de personas concretas. En aquello que vivieron leemos el actuar de Dios.

* La lectura de la propia vida es el mejor camino del conocimiento de sí. Tomemos como ejemplo al apóstol Pedro.

* En la pesca milagrosa, Pedro se da cuenta que toda su capacidad de experto tiene un límite, y aprende que Cristo es Señor de lo conocido y de lo desconocido. Al encuentro con el Señor, más allá de sí mismo, Pedro se ve a sí mismo.

* En la multiplicación de los panes, no sólo Pedro, sino también los demás apóstoles llegan a verse en su realidad de egoísmo: si despedían a la gente, parece que no era por compasión sino por propia conveniencia, para consumir lo que tenían para sí. El milagro de Cristo revela bondad divina, pero deja también a la luz la mezquindad humana, la de aquellos apóstoles, por lo menos.

* En la transfiguración, Pedro se descubre como capaz de salir de sí mismo. por un instante, su centro no es él, ni lo que le pase a él, sino Cristo, y la sublime belleza de su gloria.

* En la hora de la Cruz, Pedro se descubre incapaz de alcanzar el nivel de sus propias palabras, por más coherentes y generosas que estas sean.

* Es así que el encuentro con Cristo siempre nos remite a una verdad profunda sobre nuestra propia indigencia, con lo cual una puerta se abre, para que el regalo de la gracia divina se haga realidad en nosotros.

Qué es ser cristiano, 04 de 16, Antropología Cristiana básica

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 4 de 16: Antropología Cristiana básica

* La gracia quiere tocar todos los aspectos de nuestra vida. Es fácil parcializarse, concentrándose en un solo aspecto del Evangelio, por ejemplo: la justicia. No todos podemos hacer todo, pero a todos nos tiene que interesar todo en la vida cristiana.

* ¿Cómo hacer un “inventario” de lo que somos y tenemos? San Agustín acude a la imagen de las “potencias” del alma: memoria, inteligencia y voluntad.

* La inteligencia busca la verdad, y es la verdad la que abre el ser a nosotros; es decir, la que nos da poder sobre aquello que es, y también sobre nosotros mismos.

* La voluntad mira hacia el amor. La voluntad es entonces “motor” de la vida. Tanto la inteligencia sin voluntad como la voluntad sin inteligencia dejan en frustración la vida humana.

* La memoria nos conserva en el propio ser. Es una potencia porque las cosas que vamos recordando marca la dirección de lo que vemos y de lo que seremos.

* El mismo Agustín ve una proporción entre esas potencias propias del ser humano y el ser mismo de Dios: nuestra memoria está hecha para atesorar las obras del poder de Dios Padre; nuestra inteligencia ha de buscar la sabiduría de Dios Hijo; nuestra voluntad ha de dejarse colmar de la riqueza y dulzura de amor de Dios Espíritu Santo.

* No llegamos a esa plenitud divina por nuestra propia iniciativa o gusto solamente. Sólo en Cristo-Camino hay camino para llegar al Padre y para ser de verdad hombres y mujeres de espíritu.

Qué es ser cristiano, 03 de 16, La Ley y la Gracia

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 3 de 16: La Ley y la Gracia

* La Ley ayuda a descubrir el pecado, y la Gracia ayuda a vencerlo.

* ¿Cómo sucede que el bien de las creaturas nos aparte del Bien Supremo, que es Dios, de quien toda creatura procede? Es que el pecado es un desorden: le quitamos el primer puesto a Dios, y en su lugar, ponemos algo creado.

* Nuestra voluntad no puede dejar de buscar el bien. También cuando pecamos buscamos un bien pero lo buscamos de manera equivocada. por eso, toda la conversión se reduce al Primer Mandamiento.

* Sobre esta base, entendemos qué es lo propio de la Alianza en la Biblia: no es entre iguales, y por eso su ideal no es el “punto medio.” Cuando Dios libera al pueblo del poder del Faraón, no está resolviendo un problema económico o social: está proclamando que es verdadero Señor.

* La Alianza es el reconocimiento del señorío de Dios. El perdón es entonces un retorno al poder de Aquel que es el único Creador. Es un nuevo comienzo, desde la fidelidad de Dios. Él no cambia ni comienza.

* Empezar de nuevo no es repetir, sino “ser nuevo” otra vez, porque Dios me ha hecho nuevo. No es simple paciencia prolongada, ni simple aguante ante la inexperiencia y la necedad.

* Así entendemos también nuestra infinita necesidad de la gracia. Nada nuestro puede “comprar” un nuevo comienzo: sólo puede llegar a nosotros como regalo, es decir, “por gracia.” Es también ese amor gratuito el que puede hacernos agradables a Dios, que en todo nos supera.

* Dios mismo, Dios eterno, es Don perpetuo, y en ese sentido, Él mismo es Gracia, Gracia Increada. La obra de su Espíritu Increado en nosotros, que somos creaturas, se llama gracia creada.

El Martirio de María-Í Choé

El cristianismo entró sólo con grandes dificultades a Corea. A comienzos del siglo XIX no había todavía sacerdotes nativos. Muy pronto iba a ordenarse el primero, el padre Andrés Kim, que fue martirizado a sus 27 años de edad, a poco tiempo de volver a su país después de ordenarse en China. Con toda razón el padre Kim es recordado, amado y venerado en la península coreana, que recibió de aquella sangre un impulso prodigioso.

La historia del segundo sacerdote, el padre Tomás Choé, es edificante en grado sumo. Tanto su padre, Francisco, como su madre, María-í, eran católicos, y como tales fueron llevados a prisión. Las legendarias torturas de los orientales eran aplicadas de manera sistemática, con enorme sadismo sobre los cristianos, considerados enemigos del país. Francisco murió después de horrendas torturas. Su esposa, María-í, estaba también en la cárcel y cuidaba como podía del más pequeño de los hijos, de sólo dos años de edad.

Las autoridades coreanas ofrecían a los prisioneros la tentadora posibilidad de librarse de los sufrimientos: bastaba con renegar de a fe cristiana. Decir unas cuantas palabras de apostasía y blasfemia, dejar constancia en los archivos del gobierno, y quedar libre: todo muy sencillo.

María-í se sentía fortalecida por Dios para seguir el camino de su esposo, ya muerto. Pero no se sentía capaz de abandonar a la nada el niño de dos años. Entonces le ganó su corazón de madre. Le pidió perdón a Dios por lo que iba a hacer, y renegó de la fe cristiana. Las autoridades cumplieron su palabra, y, bien satisfechos de comprobar que el binomio tortura-promesas acobardaba a los cristianos recrudecieron los tormentos sobre la población cristiana cautiva.

La pobre mujer salió de la cárcel con su hijo, que en el fondo había sido el motivo de su apostasía. Según cuenta el proceso de canonización, apenas salía de la cárcel se sintió muy mal por lo que había hecho porque había negado a su Redentor, el amor de su alma, Cristo Jesús.

Estuvo mediatndo y orando qué hacer, y al final tomó la decisión que parecía peor: volvió a proclamar su fe cristiana. De inmediato la encarcelaron a ella, sin compasión alguna por su hijo pequeño. Esta madre hizo lo imposible por conservar la vida de su hijo pero al final tuvo que verlo morir de hambre en la prisión en la que a ella le esperaban los peores tormentos. En cierto sentido, su martirio fue doble, porque su corazón se moría de ver morir a su hijo sin poder hacer nada.

Entre burlas e insultos fue maltratada con sevicia, y al final murió por Cristo.

Francisco y María-í Choé, un matrimonio de mártires, fueron los papás del segundo sacerdote de Corea, el padre Tomás Choé. Fue este un hombre de increíble generosidad y una sabiduría enorme. Recorrió decenas de poblaciones llevando la Palabra de Dios y el consuelo del Señor allí donde había católicos. Durante semanas tenía que caminar 35 y 40 kilómetros diarios. Falleció de agotamiento hacia sus cuarenta años de edad. La gente de Corea lo llama “mártir del sudor” porque no se reservó nada para sí, con tal de llevar la gente hacia Jesucristo. Era el ejemplo que había recibido de sus padres.

Qué es ser cristiano, 02 de 16, Reconocimiento del pecado

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 2 de 16: Reconocimiento del pecado

* No es fácil al corazón humano reconocer el pecado sobre todo por la fuerza que la soberbia, disfrazada de mil modos, suele tener en nosotros. Se necesita toda una pedagogía para llegar a descubrir la realidad del pecado en uno.

* De hecho, hay muchas cosas que no son pecado pero que en el recuerdo de algunas personas quedan como una especie de pecado o culpa. Esto se nota en el caso de las discriminaciones raciales o por razón de sexo: las personas de ciertas castas, razas o países son tratadas como sospechosas y culpables antes de que hayan hecho nada. Ese tratamiento humillante y excluyente queda a veces labrado en la mente de los maltratados, que entonces empiezan a verse a sí mismos con esos ojos.

* Más frecuente es el caso de los que no consideran pecado cosas que sí lo son. Al servicio de esta insensibilización y adormecimiento de la conciencia moral están los juegos de lenguaje, que maquillan la realidad con expresiones como: “interrupción del embarazo,” “muerte digna” o “matrimonio igualitario.”

* En general, las actitudes de evasión, cinismo, desesperación o fatalismo bloquean la mente y la hacen incapaz de reconocer el pecado en su dimensión propia. Pero si tales obstáculos se vencen, la persona llega a descubrir su realidad de pecado no como un punto final sino como el comienzo de un camino que habrá de recorrer de la mano del Dios clemente y compasivo.

Qué es ser cristiano, 01 de 16, La vida humana y la propuesta de la fe

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 1 de 16: La vida humana y la propuesta de la fe

* Se suele comparar la vida con un camino o con un relato. En ambos casos la dimensión temporal tiene gran importancia. No poseemos la vida toda entera sino que la vamos recibiendo y la vamos entregando.

* Esto explica la fuerza que tienen los testimonios: son relatos de porciones de vida, que ayudan a conectar líneas de relato: lo que una persona ha vivido se toca así con lo que otra está viviendo. Esta es la base humana que hace posible la transmisión de la fe.

* Como la fe se transmite a través de este “contagio,” es natural que los creyentes constituyan una especie de “pueblo,” el pueblo de Dios, que atraviesa los siglos.

* Y no sólo atraviesa los siglos: aunque se hace presente y sucede en las más diversas culturas, la fe no se limita a una cultura. Evangelizar no es imponer una cultura sino prestar un servicio único a todas las culturas.

ESCUCHA, La Cuaresma, la Evangelización y el Desafío de Asia

[Reflexión ofrecida a un grupo de laicos en la Parroquia de Shibuya, Tokio, en Marzo de 2014.]

* La cuaresma nos pone en la ruta del misterio pascual. Hay que tener presente, sin embargo, que el encuentro con la pasión, muerte y resurrección de Cristo no es algo “automático.” Al contrario, quien siente ajena la muerte de Cristo también sentirá ajena e irrelevante su victoria.

* La resurrección no es una noticia que afecta lo que va a ser de mí después de que muera. Las convicciones sobre qué implica morir cambian la manera como uno vive. Para aquel que mira la muerte como un final, la entrega de sí mismo es imposible por absurda.

* Para un cristiano, el sentido de la vida no puede deducirse sólo del breve tiempo en que uno vive. La resurrección nos traslada a un espacio de significado que trasciende el tiempo, y que también trasciende al individuo como tal: mi vida, mi esfuerzo, mi esperanza adquieren sentido en cuanto soy parte de un “arco” que comienza en la Pascua de Cristo, y que abarca los siglos hasta completarse en su retorno glorioso.

* Surge una objeción: ¿Y qué pasa con otras “propuestas,” es decir, con otros “arcos” que también son milenarios, algunos de los cuales han antecedido al cristianismo, como es el caso con algunas culturas asiáticas: Indica, China, Japón? El examen de esas culturas, aunque asombroso desde el punto de vista humano, nos lleva a una conclusión: cada una lucha por su propia gloria, en términos de liderazgo, honor o incluso beneficio. En el esquema global de los siglos no pueden garantizar otra cosa sino contiendas por el primer lugar. El cristianismo es diferente.

* La propuesta cristiana, en efecto, no apunta a la gloria de un pueblo sino al bien de todos los pueblos. Y hay otra diferencia: la Cruz de Cristo mira a la “patria común” de la humanidad, es decir a las realidades profundas y más universales del dolor, las carencias, las contradicciones internas, la muerte misma. En este sentido, el “arco cristiano” abarca toda propuesta cultural, sea breve o extensa en el tiempo.

* Una consecuencia de esa realidad de la predicación cristiana es que evangelizar en Asia no es simplemente anunciar un cambio moral de un individuo: sólo la presentación del “arco” cristiano puede invitar a dejar, por insuficientes, los milenarios “arcos” culturales que son orgullo de cada pueblo. Esto implica necesariamente un cambio, en términos de humildad, caridad, alegría y esperanza, para quienes anuncian el nombre de Cristo en esta parte del mundo, y en el fondo, un replanteamiento que debe llevar a la Iglesia a verse de modo diverso a sí misma y su misión.

Testimonio de una vocacion dominicana en Hong Kong

“No sé muy bien por dónde empezar pero como el final me gusta voy a empezar por ahí. El pasado mes de octubre de 2012, dejé mi trabajo (un buen trabajo y con la crisis que hay más todavía), para ingresar de lleno en la orden de los dominicos. Esta etapa comenzó hace aproximadamente un año. Ya no resistía más esa voz interior que me decía continuamente, “¿pero qué estás haciendo, en qué estás gastando tu vida?…”, y esa era la sensación que tenía cuando cogí el coche y me fui a ver a mi amigo Chus Villarroel, padre dominico. Después de charlar con él un rato, tomando una cerveza, le solté: “¡Chus! ¿Por qué no entro en los dominicos?, tengo la sensación de que estoy desperdiciando mi vida”. Yo esperaba que me contestaría de la siguiente manera: “pero si tú estás muy bien así, tienes un buen trabajo, tienes una buena casa, tienes gente muy querida, ya eres un poco mayor para esto, no te compliques, además, ya estás muy cerca de la Iglesia y del Señor, con el grupo carismático, vas a misa, vas a retiros, etc…”. Pero no, me dijo que sí, que lo veía, que le parecía bien y que habría que hablar con el superior…”

vocacion en hong kong

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