Conoce la historia de la Virgen de los inocentes

“Daphné du Barry es una artista holandesa muy conocida para un sector del arte contemporáneo aunque silenciada por otros que no comparten su obra. Personalmente había visto algunas de sus esculturas ignorando por completo a la autora, hasta que en septiembre del 2019 saltó una polémica en su contra a raíz de una imagen de la Virgen María que tuvo bastantes ecos en Francia e hizo que me interesara por ella, descubriendo a un verdadero genio del arte…”

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Mijaíl Vasílievich Nésterov

“¿Quién no conoce a los grandes literatos rusos de finales del siglo XIX y principios del XX? los León Tolstói, Fiódor Dostoyevski, Antón Chéjov, Vasili Grossman y un largo etcétera. Sin embargo, para nosotros suelen ser desconocidos los grandes pintores rusos de esta época y más si su obra se centra en la pintura religiosa. Excepción claro está de los artistas rusos Vasili Kandinski o Marc Chagall muy conocidos gracias a que la mayor parte de su obra la realizaron en Francia, país referente mundial en el arte de vanguardia. Este artículo nace para dar a conocer y rendir honores a uno de estos pintores: Mijaíl Vasílievich Nésterov (1862-1942) cuyo arte me tiene realmente subyugado. Compartiré trazas de su biografía junto a varias de sus bellas obras pictóricas…”

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¿Por qué los judíos no hacían imágenes de sus profetas, y los católicos sí hacemos de los santos?

Pregunta para los católicos (circula en Internet): ¿Por qué los judíos no realizan imagen de Dios, de Moisés, de Abraham? ¿Por qué ellos no realizan imágenes para venerarlos? ¿No será que la razón es porque ellos sí entienden la Ley y no hacen sino lo que Dios les mandó?

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La llegada del Mesías no es un acontecimiento menor. No debemos pensar que fue algo leve que dejó intacta a la Ley de Moisés. Nos damos cuenta que lo prescrito para el sábado, para la circuncisión o para definir qué se puede comer y qué no, todo ello cambió en el régimen de la Nueva Alianza. Así que la pregunta no es: “¿Por qué los cristianos empezaron ya desde la época de las catacumbas a hacer imágenes esculpidas de Cristo, por ejemplo, como Buen Pastor?” La verdadera pregunta es: “¿Tenían que sentirse ellos vinculados al precepto de no hacer representaciones de Dios después de que Dios mismo se había revelado plenamente en Cristo (Juan 14,9), y después de que el apóstol Pablo había enseñado que Cristo es “imagen VISIBLE del Dios invisible” (Colosenses 1,15)?”

Quienes ponen el mandamiento de Moisés por encima de la revelación plena y perfecta del misterio de Dios en Cristo tratan a Cristo, por lo menos con respecto a este asunto, como si fuera un profeta más. ¿No dice la Escritura que “el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Juan 1,14)? Ver a Cristo, y por extensión: representar a Cristo para que esa representación nos lleve al recuerdo cercano de él, es ver en su plenitud la misericordia salvadora y transformante de Dios. Y no se quite importancia al verbo “ver” porque ya había dicho la Escritura: “Mirarán al que traspasaron” (Zacarías 12,10; Juan 19,37).

Alguien podrá preguntar qué sucede con la Santísima Virgen o los demás santos y bienaventurados, así reconocidos por la autoridad de la Iglesia, ya desde los primeros siglos. La respuesta es sencilla. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 3,18: “Nosotros llevamos en nuestro rostro descubierto la gloria de Cristo.” esto se demuestra también por el hecho de que el apóstol Pedro, para sanar al paralítico del templo (Hechos 3), le manda: “¡Míranos!” El rostro de quien está unido a Cristo refleja la gloria de Cristo. Por eso también cuando Esteban estaba a punto de ser martirizado “todos los que estaban sentados en el Sanedrín, cuando fijaron los ojos en él, vieron su cara como si fuera la cara de un ángel” (Hechos 6,15).

Por esa comunión de espíritu que hay entre Cristo y sus santos sabemos que todo cuanto hay de bueno y bello en ellos proviene de Él. Y tal es el significado de las imágenes de esos bienaventurados hombres y mujeres: mostrar las infinitas facetas de la santidad del único Cristo.

Por otra parte, llama la atención que el protestante que hace la pregunta ya admite que el mismo Dios sí mandó hacer algunas imágenes, como en efecto es el caso de los querubines puestos encima del arca. Lo curioso es que al final dice: “Sólo hacen (en cuanto a imágenes) lo que Dios les mandó.” La idea que este protestante tiene es que el mandato de Dios termina en el Antiguo Testamento, es decir, que ya no podía venir un cambio en las disposiciones divinas, siendo así que la Biblia misma muestra que, en cuanto a muchas costumbres y preceptos de la Ley, ciertamente hubo cambios, y no pequeños.

Evangelizar con el arte

Creo que pocas series de predicación han tenido un efecto tan amplio y ágil como las cuatro charlas del VI Encuentro de Músicos y Teatro, realizado en Asunción, Paraguay. Si estás en el mundo de los ministerios de música, las corales, los grupos de teatro, o si simplemente amas la vida de la Iglesia, reserva unas cuatro horas en la próxima semana para ver esta serie.

Evangelizar con la música y el arte, 4 de 4: Lo nuestro no es el arte por el arte

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 4 de 4: Lo nuestro no es el arte por el arte

La música, como tantas otras actividades humanas, puede convertirse en una especie de fin en sí mismo. Algo parecido aconteció con el estudio de la lógica en la formación de los candidatos al sacerdocio: mientras que el Concilio de Trento miraba a los estudios de lógica como una herramienta para analizar discursos contrarios a la fe y como un instrumento de pensamiento para expresarse con mayor coherencia y claridad, sucedió con el paso de los años y los siglos que la lógica misma se convirtió en un estudio elaborado, independiente y sumamente abstracto. La inercia académica sigue enseñando esa nueva lógica en los seminarios y por eso muchos seminaristas se preguntan qué tienen que ver las leyes de la implicación en las tablas de verdad con el mundo de verdad.

Lo mismo puede suceder, y de hecho ha sucedido con la música: el altísimo talento de grandes compositores les ha llevado a producir piezas musicales tan sofisticadas, en términos de voces, instrumentos o arreglos, que simplemente quedan por fuera de todo marco razonable en la liturgia. El fin se ha perdido y parece que la consigna fuera “el arte por el arte mismo.” Eso no es lo nuestro.

En cuanto a los auditorios, hay que recordar dos cosas. Primera: que no olviden a quién pertenece la gloria; a exaltación irresponsable del artista lo aparta de su vocación más profunda. Segunda: que tampoco minusvalores la labor del artista católico, sobre todo cuando se le da la espalda para apoyar más bien empresas de música protestante.

Evangelizar con la música y el arte, 3 de 4: Consecuencias de un ego inflamado

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 3 de 4: Consecuencias de un ego inflamado

La mayor parte de las deficiencias o exageraciones en nuestro servicio parten de lo que podemos llamar un “ego inflamado.” Veamos sus principales manifestaciones:

1. Hipersensibilidad: nos volvemos intocables; medimos de modo muy diverso lo que nos hacen, que siempre nos duele mucho, y lo que nosotros hacemos a otros, que siempre justificamos.

2. Capricho: multitud de exigencias; vamos siguiendo el modelo mundano de los artistas que quierens er tratados como dioses.

3. Codicia: medimos el éxito por cuánto dinero está llegando.

4. Falta de generosidad y de espíritu servicio: nos acostumbramos a que, cuando no estamos es “espectáculo,” poco ofrecemos d elo que Dios nos dio.

5. Celotipia o envidia: dificultad de reconocer los bienes que Dios logra a través de otros. Vamos buscando en todo el primer puesto, como los apóstoles antes de la Cruz y Pentecostés.

6. Olvidamos que nuestro servicio está en función de la Palabra. La música y el arte no son fines sino sólo medios.

7. Olvidamos que nuestro ministerio tiene como propósito ser útiles al crecimiento de la fe, la esperanza y el amor en nuestro pueblo, para darle la mayor gloria a Dios. El éxito de una canción es que la gente use en oración lo que Dios te concedió.

La solución para el ego inflamado es el camino del conocimiento de sí mismo hasta el arrepentimiento de nuestros pecados y la búsqueda de la fuente de la gracia en los sacramentos.

Evangelizar con la música y el arte, 2 de 4: Lugar de la belleza en la evangelización

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 2 de 4: Lugar de la belleza en la evangelización

La belleza conecta con las dos facultades esenciales al ser humano porque lo realmente bello habla de un orden que complace, una armonía que causa gusto o inspira amor. De alguna forma, lo bello es síntesis de los verdadero y lo bueno.

La Biblia nos hace ver el poder que tiene la belleza, y que puede manifestarse en lo bueno o en lo malo. Tres nombres de la Biblia son de mujeres, y en ellas brillan, junto con la belleza, la sabiduría y una forma peculiar de poder.

Dios deja conocer su belleza a través de sus obras. El esplendor de esas obras de creación y de redención está detrás de la noción de la “gloria” divina. La gloria es la manifestación de la belleza que está en Dios; la belleza que Él mismo es.

Quienes se han encontrado con esa gloria, como Isaías en el templo, o como Pedro en su barca, se descubren abrumados y a la vez encuentran un modo nuevo de percibir su propio realidad, lo cual les conduce a una humildad profunda y sincera.

Tal es el tipo de experiencia de los que verdaderamente sirven al Señor con el arte: son ministros de su gloria.

Evangelizar con la música y el arte, 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

Un evangelizador católico es aquel que puede decir que su fortaleza no son sus fortalezas.

La ley fundamental del predicador es: tu ministerio tendrá fuerza proporcional al impacto y presencia de Cristo en tu vida.

Cristo es fuerte en nuestra vida cuando estamos ávidos de sus enseñanzas, conscientes de nuestras fragilidades y en sincero combate con nuestros pecados.

Estudio y análisis del cuadro de la Última Cena de Leonardo da Vinci

“Leonardo da Vinci (Vinci, Toscana, 1452 – Amboise, Turena, 1519), sin duda el mejor representante del hombre del Renacimiento: artista, ingeniero, científico, cocinero y pensador. Da Vinci poseía una insaciable curiosidad que unida a su gran facilidad para aprender ramas del saber tan diferentes le han otorgado un gran prestigio personal, que con los siglos ha ido en aumento…”

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Preparando la Fiesta de Santa Teresa de Jesús

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Dos poesías inmortales de la Santa Doctora de la Iglesia.

Vuestra soy

Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad,
Que hoy os canta amor así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criasteis,
Vuestra, pues me redimisteis,
Vuestra, pues que me sufristeis,
Vuestra, pues que me llamasteis,
Vuestra, porque me esperasteis,
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado
A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma,
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención
Pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz crecida,
Flaqueza o fuerza cumplida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno, o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
Sí no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor, ignorancia,
Dadme años de abundancia,
O de hambre y carestía;
Dad tiniebla o claro día
Revolvedme aquí o allí
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
Quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea viña fructuosa
O estéril, si cumple así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Sea José puesto en cadenas,
O de Egipto Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado,
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando,
Haga fruto o no le haga,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando;
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí viví,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,
Que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.

El caliz mas precioso del mundo

En los museos o tesoros de las grandes catedrales existen cálices de tanto valor que te corta la respiración sólo el mirarlos.

Sin embargo, el Papa Pio XI que anteriormente había ordenado antiguas bibliotecas y tesoros (murió en 1939) solía decir: “El Cáliz más precioso es aquel que me regaló el obispo Sloskans”.

La historia es la siguiente.

En la Rusia de los Comunistas no se permitía que hubiera obispos católicos.

En el año 1925 el Papa envió secretamente un arzobispo a Rusia.

Este ordenó en secreto a nuevos obispos católicos, a uno en un sótano, a otro en una casa solitaria.

Los nuevos obispos podían ordenar nuevos sacerdotes, podían administrar el sacramento de la confirmación, podían confirmar a los fieles en la fe.

Pero hubo un traidor.

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