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203.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
203.2. El rocío fue siempre imagen preferida para indicar la suavidad con que pueden llegar las bendiciones de los cielos: «Como el rocío del Hermón que baja por las alturas de Sión; allí Yahveh la bendición dispensa, la vida para siempre» (Sal 133,3); «el rocío, después del viento ardiente, devuelve la alegría» (Sir 43,22).