ROSARIO de las Semanas 20210128

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

El beato Anchieta, apóstol del Brasil, médico de almas y cuerpos

Bueno para los enfermos

El beato Anchieta padeció normalmente una salud bastante débil y achacosa, pero nunca permitió que la enfermedad le encogiera el ánimo. En una ocasión, no mucho después de llegar al Brasil, le escribía al padre Ignacio de Tolosa: «La salud del cuerpo es flaca, mas tal, que ayudada de las fuerzas de la gracia, dura; que Dios no falta, si primero no me dejo yo a mí mismo» (Nieremberg 593).

Por otra parte, a semejanza de San Francisco de Javier, y de otros misioneros jesuitas de la época, tuvo el beato Anchieta una especial caridad hacia los enfermos, procurando siempre su alivio y servicio. Les velaba día y noche, les cuidaba incluso en los servicios más repugnantes, y hasta tal punto su querencia de caridad le llevaba a la enfermería que, como dice el padre Nieremberg, «cuando alguno le buscaba, no iba a su aposento, sino al de los enfermos, donde le hallaban de ordinario».

Y sigue diciendo de Anchieta su biógrafo: «Con los indios no sólo era su enfermero, pero su médico; visitábales, ordenábales la comida, sangrías y otras medicinas, porque en aquella tierra, por la falta de médicos, había privilegio para curar los religiosos y aún los sacerdotes, principalmente en beneficio de los pobres, si bien más los curaba José sobrenaturalmente con su oración que por medicamentos naturales» (ib.547).

Siendo todavía Hermano, escribió a los jesuitas enfermos de los que no hacía mucho había sido compañero de enfermería en Portugal, una carta en la que se refleja bien esta acusada faceta de su personalidad:

«Mucho tenéis, carísimos hermanos, que dar gracias al Señor, porque os hace participantes de sus trabajos y enfermedades, en las cuales mostró el amor que nos tenía; razón será que lo sirvamos, a lo menos algún poquito, con tener gran paciencia en las enfermedades y en ellas perfeccionar la virtud. La muy larga conversación que tuve en esas enfermerías me hace no poder olvidarme de mis carísimos coinfirmos, deseando verlos curar con otras más fuertes medicinas que las que allá usáis, porque sin duda por lo que en mí experimenté, os puedo decir que esas medicinas materiales poco hacen y aprovechan.

«Por otras cartas os he escrito ya de mi disposición, la cual después acá cada día se renueva, de manera que ninguna diferencia hay de mí a un sano, aunque algunas veces no dejo de tener algunas reliquias de las enfermedades pasadas. Pero no hago más cuenta de ellas, como si no fuesen in rerum natura.

«Hasta ahora siempre he estado en Piratininga, que es la primera aldea de indios, que está diez leguas del mar; en ella estaré por ahora, porque es tierra muy buena; y porque no tenía purgas ni regalos de enfermería, muchas veces era necesario comer (y aún casi lo más común) hojas de mostazos cocidas, con otras legumbres de la tierra y otros manjares que allá no podréis imaginar, junto con entender en enseñar gramática en tres clases diferentes desde por la mañana hasta la noche, y a las veces estando durmiendo, me venían a despertar para preguntarme; y en todo esto parece que sanaba, y es así, porque en haciendo cuenta que no estaba enfermo, comencé a estar sano…

«En este tiempo que estuve en Piratininga serví de médico y barbero, curando y sangrando a muchos de aquellos indios, de los cuales vivieron algunos, de quien no se esperaba vida, por haber muerto muchos de aquellas enfermedades. Ahora estoy aquí en S. Vicente, que vine con nuestro P. Manuel de Nóbrega, para despachar estas cartas que allá van.

«Demás de esto he aprendido un oficio que me enseñó la necesidad, que es hacer alpargatas, y soy ya buen maestro, y he hecho muchas a los Hermanos, porque no se puede andar por acá con zapatos de cuero por los montes. Esto todo es poco para lo que nuestro Señor os mostrará, cuando acá viniéredes…

«Finalmente, carísimos, sé decir, que si el P. Maestro Miron quisiere enviaros a todos los que quedáis opilados y medio dolientes, la tierra es muy buena, hacerosheis muy sanos; las medicinas son trabajos, y tanto mejores, cuanto más conformes a Cristo.

«También os digo, carísimos Hermanos, que no basta con cualesquier fervores salir de Coimbra, sino que es menester traer alforja llena de virtudes adquiridas, porque, de verdad, los trabajos que la Compañía tiene en esta tierra son grandes, y acaece andar un Hermano de la Compañía entre indios seis y siete meses, en medio de la maldad y de sus ministros, sin tener otro con quien conversar sino con ellos, donde conviene ser santo para ser Hermano de la Compañía de Jesús.

«No digo más, sino que aparejéis grande fortaleza interior, y grandes deseos de padecer, de manera que, aunque los trabajos sean muchos, os parezcan pocos; y haced un gran corazón, porque no tendréis lugar para estar meditando en vuestros recogimientos, sino in medio iniquitatis et super flumina Babilonis [en medio de la maldad y junto a los canales de Babilonia]; y sin duda porque en Babilonia, rogo vos omnes ut semper oretis pro paupere fratre Ioseph [os pido a todos que siempre oréis por vuestro pobre hermano José]» (Nieremberg 547-549).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

ROSARIO de las Semanas 20210127

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

LA GRACIA 2021/01/28 Caminar tras las huellas de Santo Tomás de Aquino

MEMORIA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

Santo Tomás de Aquino es antídoto del desgarramiento que la Iglesia manifiesta en la polarización, la exageración, la radicalización y el fanatismo.

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