La oración no es un mindfulness con cafeína, es un diálogo con Dios

“Algo similar le ocurrió a Luis. Cuando comenzó a hacer oración diaria, este farmacéutico valenciano estaba saliendo con la que es hoy su mujer. El noviazgo no avanzaba. “Recuerdo que decidí: ‘Me voy a tomar en serio a Dios. Le voy a tratar como al Padre que es y voy a obedecerle en lo que me pida’. Con el tiempo, veo que Él comenzó a moldearme a través de la oración. Cambié yo, y mi novia dejó de sentirse insegura. Comenzó a verme como su futuro marido”. De esto han transcurrido ya siete años… y tres niños pequeños…”

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