Un antes y un después… cada día

Testimonio recibido recientemente en nuestro canal de YouTube:

“Si todos los días nos empeñáramos en tener un antes y un después, en ir corrigiendo nuestros malos comportamientos, si de verdad lo hiciéramos llegaríamos a ser santos, iríamos purificando poco a poco nuestra vida y acercándonos más al Señor. Solos no podemos llevar a cabo esta tarea, es indispensable pedir siempre la ayuda del Espíritu Santo para poder alcanzarlo. Hoy y siempre te queremos pedir Señor nuestro, porque sabemos que antes de ser deseo nuestro es tuyo, que nos ayudes a ir componiendo nuestra vida, a ir erradicando uno a uno nuestros pecados dominantes que son la raíz que no vemos, de aquellos que con tanta frecuencia cometemos. Cuando acudimos a confesarnos casi siempre nuestros pecados son repetitivos y esto se debe a que nadamos en la superficie de nuestra vida y no bajamos al fondo del corazón en donde se esconden esos pecados grandes que dan origen de mil maneras a los que nosotros consideramos leves. No hay pecado pequeño, todos tienen la raíz del mal y el Padre de la Mentira se empeña en hacernos creer que no tienen importancia. Necesitamos un antes y un después todos los días, un decirle al Señor que estamos dispuestos a servirlo, a arrancar de nuestro corazón y de retirar todo cuanto nos separa de Él. Dios que es capaz de hacer nuevas toda las cosas, que nos escucha y en su escuchar ya está actuando, ha de ayudarnos a cambiar. Necesitamos un corazón puro para poder verlo tal cual es porque el pecado empaña nuestra vista y no nos deja mirar su grandeza, sino que vuelve esa mirada hacia nosotros y nos hace seres egoístas y soberbios. Limpia Señor nuestra alma, retira todo lo que estorba para mirarte tal cual eres, para ver el paso de tu vida en la nuestra, para descubrirte y ya no dejarte ir nunca más. San Bernabé, ruega por nosotros. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.” (Alma Flórez, México)