Coincidencias

Padre Medina: Hay acontecimientos que se han repetido en mi familia en ciertos años, con una precisión de fechas que me hacen suponer que estamos sometidos a algún tipo de maleficio o maldición. ¿Cómo puede uno saber si es asi? –D.H.

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El criterio general de la Iglesia es> lo que puede ser explicado por medios naturales no reclama una explicaci[on sobrenatural. Hay estudios estadísticos y probabilísticos que ayudan a aclarar situaciones como las que ustedes han vivido.

La idea fundamental es esta: hay eventos que son muy poco probables pero su baja probabilidad no significan que no le sucederán a nadie sino que sucederán en un reducido número de personas. Es evidente que esas personas, precisamente porque son minoría, buscarán una respuesta a la pregunta: “¿por qué a mí?” Pero si uno mira el conjunto de la población se da cuenta que CUALQUIER otra persona a la que le hubiera sucedido el mismo evento o coincidencia preguntaría lo mismo.

Con las coincidencias, lo mismo que con los eventos muy inusuales, sucede lo mismo, y en ambos casos la búsqueda de una explicación suele conducir a la afirmación de entidades sobrenaturales. No necesariamente es el caso, y de hecho, cuando entran fechas, las cosas son mucho más aleatorias. Por ejemplo: coincidencias numéricas en el calendario gregoriano no lo son en un calendario lunar.

Imagina un grupo amplio de población (por ejemplo, un cajón grande con bolitas blancas) e imagina que llegan eventos extraños o desagradbles (por ejemplo, representados con dos o tres bolitas negras). Suponte que arrojas esas bolitas negras en el cajón y sacudes bien. Al final, esas bolitas quedarán en contacto con algunas de las blancas. No importa las que sean, ellas se preguntarían: ¿por qué esto me TOCA a mí? Así hacemos nosotros con lo inusual o lo desafortunado en la vida.

Los matemáticos han demostrado (yo lo he sido) que prácticamente en CUALQUIER vida es posible encontrar coincidencias, positivas o negativas, algunas de las cuales atrapan nuestra atención porque llegamos a conocerlas, mientras que otras no.

Lo grave no es eso. Lo grave es si damos demasiado peso a esos factores, y olvidamos que nuestras vidas están en primer lugar bajo el poder del amor de Dios.

Dar demasiado poder a las coincidencias llega a ser prácticamente una especie de superstición.