Ejemplo de una oración ferviente

El apóstol sin oración habitual y metódica cae necesariamente en la tibieza…, y deja de ser apóstol. ORACIÓN: Señor, que desde ahora sea otro: que no sea “yo”, sino “aquél” que Tú deseas. -Que no te niegue nada de lo que me pidas. Que sepa orar. Que sepa sufrir. Que nada me preocupe, fuera de tu gloria. Que sienta tu presencia de continuo. -Que ame al Padre. Que te desee a Ti, mi Jesús, en una permanente Comunión. Que el Espíritu Santo me encienda.

Más pensamientos de San Josemaría.