ROSARIO de las Semanas 20181212

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

365 días para la Biblia – Día 103

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 103 de 365

Deuteronomio 33–34
Salmo 104
1 Tesalonicenses 3

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

El ocaso del ateísmo

“El ateísmo suele ser presentado como un humanismo. Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “humanismo”, en su quinta acepción, significa: “sistema de creencias centrado en el principio de que las necesidades de la sensibilidad y de la inteligencia humana pueden satisfacerse sin tener que aceptar la existencia de Dios y la predicación de las religiones.” Examinemos si ese principio del humanismo ateo es verdadero o falso…”

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Sobre la existencia histórica de Jesucristo

Padre Nelson, hace poco hablábamos con algunos compañeros de trabajo sobre la Navidad, y cómo muchas veces se ha venido desvirtuando. Un colega, que es cristiano evangélico, hablaba mucho sobre Cristo y volver a Cristo, y en eso estábamos cuando llegó otro colega, que se presenta siempre como escéptico y ateo, diciendo que lo único que le faltaba a Cristo para ser perfecto era existir. Y luego nos estuvo hablando un rato sobre cómo Jesús había sido “inventado” y no una sino varias veces, y que incluso en televisión había salido un programa especial en que se decía que el cristianismo era en realidad un invento de la mente de Pablo de Tarso. Yo nunca había visto tanta agresividad dicha con tanta tranquilidad y la verdad no supe qué responder. ¿Me ayuda? — S. G. L.

* * *

Hay muchas más pruebas, de dentro y de fuera de la fe cristiana, sobre la existencia de Cristo que las pruebas que hay de la existencia de, por ejemplo, el emperador Julio César. Un buen artículo, con bibliografía, de una página del Opus Dei trae los datos fundamentales:

En la actualidad, los análisis históricos más rigurosos coinciden en afirmar con toda certeza —incluso prescindiendo por completo de la fe y del empleo de las fuentes históricas cristianas para evitar cualquier posible suspicacia— que Jesús de Nazaret existió, vivió en la primera mitad del siglo primero, era judío, habitó la mayor parte de su vida en Galilea, formó un grupo de discípulos que lo siguieron, suscitó fuertes adhesiones y esperanzas por lo que decía y por los hechos admirables que realizaba, estuvo en Judea y Jerusalén al menos una vez, con motivo de la fiesta de la Pascua, fue visto con recelo por parte de algunos miembros del Sanedrín y con prevención por parte de la autoridad romana, por lo que al final fue condenado a la pena capital por el procurador romano de Judea, Poncio Pilato, y murió clavado en una cruz. Una vez muerto, su cuerpo fue depositado en un sepulcro, pero al cabo de unos días el cadáver ya no estaba allí.

El desarrollo contemporáneo de la investigación histórica permite establecer como probados, al menos esos hechos, que no es poco para un personaje de hace veinte siglos. No hay evidencias racionales que avalen con mayor seguridad la existencia de figuras como Homero, Sócrates o Pericles —por sólo citar algunos muy conocidos—, que la que otorgan las pruebas de la existencia de Jesús. E incluso los datos objetivos, críticamente contrastables, que se tienen sobre estos personajes son casi siempre mucho menores.

Pero el caso de Jesús es distinto, y no sólo por la honda huella que ha dejado, sino porque las informaciones que proporcionan las fuentes históricas sobre él delinean una personalidad y apuntan a unos hechos que van más lejos de lo imaginable, y de lo que puede estar dispuesto a aceptar quien piense que no hay nada más allá de lo visible y experimentable. Los datos invitan a pensar que él era el Mesías que habría de venir a regir a su pueblo como un nuevo David, e incluso más: que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre.

Para acoger de veras esa invitación se requiere contar con un auxilio divino, gratuito, que otorga un resplandor a su inteligencia y la capacita para percibir en toda su hondura la realidad en la que vive. Pero se trata de una luz que no desfigura esa realidad, sino que permite captarla con todos sus matices reales, muchos de los cuales escapan a la mirada ordinaria. Es la luz de la fe.

Bibliografía

J. Gnilka, Jesús de Nazaret, Herder, Barcelona 1993;

A. Puig, Jesús. Una biografía, Destino, Barcelona 2005;

Francisco Varo, Rabí Jesús de Nazaret, B.A.C., Madrid 2005;

Francisco Varo, ¿Sabes leer la Biblia? Planeta, Barcelona 2006.