Hermano dominico, pobre y obediente

Hermano dominico, pobre y obediente

Cuando ya llevaba fray Martín nueve años en el convento, viendo los superiores su gran virtud, quisieron que profesara los tres votos, para admitirlo así plenamente en la Orden. El nunca lo había pedido, pero se vio feliz de poder hacer la profesión.

«El 2 de junio de 1603 -dice el acta- hizo donación de sí a este convento para todos los días de su vida el hermano Martín de Porras, mulato, hijo de Juan de Porras, natural de Burgos, y de Ana Velázquez, negra libre; nació en esta ciudad y prometió este día obediencia para toda su vida a los priores y prelados de este convento en manos del P. Fray Alonso de Sea, superior de él, y juntamente hizo votos de castidad y pobreza, porque así fue su voluntad, siendo prior de este convento el R. P. Presentado Fray Agustín de Vega»… Y allí está su firma: «Hermano Martín de Porras», que éste era, según se ve, su apellido real.

Martín vivió a fondo la pobreza profesada. Nunca usó ropa o zapatos nuevos. Siempre sus prendas eran usadas, y con él se estaban, continuamente remendadas, hasta que se caían a pedazos, o hasta que dejaban ver la ropa interior de saco y el cilicio de crin de caballo. Una vez su hermana Juana le llevó con todo cariño un hábito nuevo, pero no consiguió que se lo quedara: «Hermana, en la religión no desdicen pañetes pobres y remendados sino costumbres asquerosas y sucias. Si tuviera dos túnicas poco sintiera la necesidad del pobre religioso, que advierto que para lavar la túnica me quedo con sólo el hábito, y para lavar éste, cubro mi modestia con la túnica. Así que tengo todo lo que he menester».

Estando muy enfermo con cuartanas, que él solía padecer por el invierno, el provincial fray Luis de Bilbao le mandó por obediencia usar sábanas. El se resistió a ello, pero finalmente accedió por obediencia, como el mismo provincial pudo comprobarlo al día siguiente con el padre Estrada. Efectivamente, estaba acostado entre sábanas. Ya se iban, cuando el padre Estrada le dijo algo al provincial, y al entrar de nuevo en la celda pudieron comprobarlo: y «hallaron que estaba vestido y calzado de la misma suerte que andaba por el convento». Fray Martín, al ver descubierta su trampa, se rió y se justificó como pudo. Después de todo, estaba entre sábanas, como se lo habían mandado.

Tuvo fray Martín una veneración y respeto grandes hacia todas las autoridades, civiles o religiosas, convencido de que estaban representando al Señor. Y obedeció siempre, con suma facilidad.

El lego fray Santiago Acuña testificó que nuestro Santo «cumplió el voto de obediencia con voluntad pronta y alegre». Fray Francisco Velasco confiesa que «el Siervo de Dios no era nada para sí, sino todo para la religión y para quienes le mandaran algo, sin que nada se opusiera en él a esta virtud». No era, sin embargo, su obediencia un automatismo irresponsable, sino que estaba subordinada a la caridad y regida por la prudencia. Lo vemos en varios casos, como por ejemplo en éste. A veces, en circunstancias especiales o de particular apremio, recogía en su propia celda a enfermos o heridos, lo que traía consigo no pequeños problemas, enojos y a veces protestas de sus hermanos. Enterados los superiores, le prohibieron severamente que siguiera haciéndolo.

Al poco de esto, un pobre indio en una pelea cayó apuñalado en la puerta del convento, y fray Martín, ante la urgencia del caso, a pesar de la prohibición, lo llevó a su celda y allí lo curó. Acusado del hecho, el provincial le reprendió con gran aspereza, y el santo fraile trasladó al indio a casa de su hermana Juana, que vivía cerca. Más tarde, apenado Martín del disgusto que le había ocasionado al provincial, una noche le preparó un cocido que sabía era de su gusto, y al llevárselo le dijo: «Desenójese Vuestra Paternidad, y coma esto, que ya sé le sabe tan bien como a mí la corrección que he recibido». El Padre le precisó: «Yo no me enojo con la persona, sino con la culpa. Pídale el hermano perdón a Dios, a quien ha ofendido». Martín, por ser humilde, andaba siempre en la verdad: «Yo, Padre, no he pecado». «¿Cómo no, cuando contravino mi orden?». «Así es, Padre, mas creo que contra la caridad no hay precepto, ni siquiera la obediencia».


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

365 días para la Biblia – Día 048

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura. – Día 048 de 365

Éxodo 28
Salmo 49
Mateo 25,31-46

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

ROSARIO de las Semanas 20181018

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

LA GRACIA del Viernes 19 de Octubre de 2018

Nos hemos vuelto cobardes por los pecados de la Iglesia, cobardes por falta de lógica pero Cristo cura nuestro miedo y nos da lo necesario para vencer tanta cobardía.

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