ALIMENTO 20180701

Alimento del Alma
Domingo 01 de julio de 2018

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 9632
Cada día tiene su gracia…

 

 

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* Para el DOMINGO: Biblioteca Tomista 081 *

¿El temor de Dios disminuye al aumentar el amor hacia Dios?

Como ya hemos expuesto (a.2), el temor de Dios es doble: el filial, con que se teme su ofensa o su separación, y el servil, con que se teme la pena. Ahora bien, el temor filial debe crecer al aumentar la caridad, como aumenta el efecto al aumentar la causa. En realidad, cuanto más se ama a otro, tanto más se teme ofenderle y apartarse de él. El temor servil, por su parte, pierde del todo su servilismo cuando llega la caridad, pero permanece sustancialmente el temor de la pena, como ya hemos expuesto (a.6). Y este temor disminuye al crecer la caridad, sobre todo en cuanto a su acto, pues cuanto más se ama a Dios, menos se teme la pena. En primer lugar, porque se presta menos atención al propio bien, al cual se opone la pena. En segundo lugar, porque cuanto más firme es la unión, tanto mayor es la confianza en el premio, y por lo tanto, menos se teme la pena. (S. Th., II-II, q.19, a.10, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

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La Foto de Hoy


Cuesta crecer

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Santo del Día

Beato Junípero Serra, (1713-1784).-

«Siempre adelante, nunca hacia atrás». Este fue el lema de Junípero Serra, cuyas dotes intelectuales, celo misionero, bondad y paciencia, produjeron frutos en su nativa Mallorca, en México y en los Estados Unidos.

Nacido en Petra, Mallorca, el 24 de noviembre de 1713, Miguel José fue hijo de Antonio Serra y Margarita Ferrer, agricultores.

Después de la enseñanza primaria en los Franciscanos de Petra, Miguel marchó a Palma, la capital, e ingresó en los Frailes Menores en 1730, tomando el nombre de Junípero, en honor de uno de los primeros seguidores de San Francisco.

Ordenado sacerdote en 1737, Serra fue destinado a enseñar filosofía. Entre sus alumnos, hubo dos que fueron sus últimos colaboradores en el Nuevo Mundo, Francisco Palou y Juan Crespi.

Tras doctorarse en Teología en la Universidad del Beato Ramón Llull en 1742, Serra continuó enseñando filosofía y teología, adquiriendo gran fama como predicador.

En 1749, en unión de Palou, partió para el Colegio de San Fernando en la Ciudad de México. Temiendo comunicar a sus padres su próxima partida, Serra pidió a un fraile compañero suyo, que les informara sobre el particular.

«Yo quisiera poder infundirles la gran alegría que llena mi corazón», decía. «Si yo pudiera hacer esto, seguro que ellos me instarían a seguir adelante y no retroceder nunca». Les pedía que comprendieran su vocación misionera, y prometía recordarlos en la oración.

Poco después de su llegada a México, Serra sufrió la picadura de un insecto que le produjo la hinchazón de un pie y una úlcera en la pierna, de la que le resultó una cojera para el resto de la vida.

Tras unos meses en el Colegio de San Fernando, el Beato fue destinado a las misiones de Sierra Gorda al nordeste de la ciudad de México. Allí trabajó durante ocho años; tres de ellos como presidente de las misiones.

Llamado a la Ciudad de México, prestó servicio como maestro de novicios durante nueve años, y continuó su predicación en las zonas alrededor de la capital.

En 1767 los jesuitas resultaron ser expulsados de México y sus misiones de la Baja California encomendadas al Colegio de San Fernando. A Serra lo nombraron presidente de esas misiones, cuya cabecera estaba en la Misión de Loreto.

En 1769 la Corona de España decidió colonizar la Alta California, hoy Estado de California en los EE.UU. . Junípero fue nombrado nuevamente presidente.

Supervisó la fundación de las nueve misiones: San Diego (1769), San Carlos Borromeo (1770), San Antonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771), San Luis Obispo (1772), San Francisco de Asís (1776), San Juan de Capistrano (1776), Santa Clara de Asís (1777) y San Buenaventura (1782).

En 1773, el Beato viajó a la Ciudad de México para entrevistarse con el Virrey Bucarelli y tratar de resolver los problemas que habían surgido entre los misioneros y los representantes del Rey en California.

La Representación de Serra (1773), ha sido llamada «Carta de los Derechos» de los indios. Una parte decretaba que «el gobierno, el control y la educación de los indios bautizados, pertenecerían exclusivamente a los misioneros».

Durante esta visita a la Ciudad de México, Serra escribió a su sobrino, el Padre Miguel Ribot Serra, diciéndole: «En California está mi vida y allí, si Dios quiere, espero morir».

Ni siquiera el martirio del Padre Luis Jaime en la Misión de San Diego (1775), apagó su deseo de añadir nuevas misiones a la cadena de las ya existentes a lo largo de la costa de California.

En todas estas misiones, Junípero y los frailes enseñaron a los indios métodos de cultivo más eficaces y el modo de domesticar a los animales necesarios para la alimentación y el transporte.

Cuando fue capturado el indio que dirigía a los rebeldes en la Misión de San Diego, Serra escribió al Virrey, pidiéndole que perdonara la vida del indio.

Los que fueron capturados, resultaron ser eventualmente perdonados. En la misma carta al Virrey, Serra pedía que «en el caso de que los indios, tanto paganos como cristianos, quisieran matarme, deberían ser perdonados».

Él explicaba: «Debe darse a entender al asesino, después de un moderado castigo, que ha sido perdonado. Así cumpliremos la ley cristiana que nos manda perdonar las injurias y no buscar la muerte del pecador, sino su salvación eterna».

Junípero Serra pasó los últimos años de su vida ocupado en las tareas de la administración, la necesidad de escribir muchas cartas a las otras misiones, a la Iglesia y a los oficiales del gobierno en la Ciudad de México, con el ansia de fundar las misiones necesarias.

Trabajó con gran fe y tenacidad, aunque le iban faltando las fuerzas. Los indios le pusieron de apodo «el viejo», porque tenía 56 años cuando llegó a la Alta California.

Serra trabajó constantemente hasta su muerte, el 28 de agosto de 1784, en la Misión de San Carlos Borromeo, que había sido su cuartel general y se convirtió en el lugar de su descanso definitivo.

Los indios y los soldados lloraron la muerte de Serra; lo llamaban «Bendito Padre». Muchos se llevaban un trozo de su hábito como recuerdo; otros tocaban medallas y rosarios a su cuerpo.

Poco tiempo después de la muerte de Serra, el Guardián del Colegio de San Fernando escribía al Provincial de los Franciscanos en Mallorca: “Murió como un justo en tales circunstancias, que todos los que estaban presentes derramaban tiernas lágrimas”.

“Pensaban que su bendita alma subió inmediatamente al Cielo a recibir la recompensa de la intensa e ininterrumpida labor de 34 años, sostenido por nuestro amado Jesús, al que siempre tenía en su mente, sufriendo aquellos inexplicables tormentos por nuestra redención”.

“Fue tan grande la caridad que manifestaba, que causaba admiración no sólo en la gente ordinaria, sino también en personas de alta posición. Proclamaban todos, que ese hombre era un Santo y sus obras las de un apóstol”.

El 14 de septiembre de 1987, el Papa Juan Pablo II tuvo un encuentro con los Indios nativos americanos en Fénix, Arizona, durante el cual alabó los esfuerzos de Serra para proteger a los indios contra la explotación.

Tres días más tarde, el Papa visitó la tumba de Junípero en la Misión de San Carlos Borromeo, y recordó la representación de Serra en 1773 en favor de los indios de California.

Juan Pablo II dijo que el Beato y sus misioneros compartían la convicción de que “el Evangelio es un asunto de vida y de salvación”.

“Ellos estimaban que al ofrecer a Jesucristo a la gente, estaban haciendo algo de un valor, importancia y dignidad inmensos”. Esta convicción los sostenía «frente a cualquier vicisitud, desazón y oposición».

El mismo Juan Pablo II beatificó solemnemente en Roma a Fray Junípero Serra, el 25 de septiembre de 1988.

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Cumpleaños

Nivia E. Velásquez Mancilla.- Santa Marta, Colombia – Jesús es el camino, la verdad y la vida. Yo soy el pan vivo bajado del cielo.

José Saúl.- Piedecuesta, Colombia (1956) – Gracias por tus consejos y que Dios los continue bendiciendo.

Juan Carlos Muñoz Ruiz.- Bogotá, Colombia (1966)- Gracias a Dios por tu vida

Dennis Milena Villamil Ospina.- Garzón, Huila, Colombia (1983) – Miembro de Sanctus.

María Elena Pardo Bossa.- Bogotá, Colombia – Que el Señor te colme de bendiciones, tu conversión, esa lucha constante de cada día para lograr el Reino de Dios.

Laura Azar.- Rosario, Argentina

[Añade otro cumpleaños]

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio

Xiomara y John Santiago.- Medellín, Colombia (2008) – Que el Señor los bendiga y los fortalezca, para que puedan cumplir con mucho amor, la tarea que deben llevar adelante con sus hijos. Son los deseos de mamá. Felicidades Maria

[Añade otro aniversario de matrimonio]

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Grupos, Comunidades, Congregaciones…
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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

Rosa María Pérez Arredondo.- Silao Guanajuato, México (2010) – Que Nuestro Señor Jesucristo nos permita estar juntas otra vez en el cielo. te quiero mamá

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

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Enlace recomendado para este día

La misericordia en los barrios pobres de Chicago

“Cáritas de Chicago ofrece a personas sin techo duchas y un lugar para lavar la ropa…” Haz click AQUÍ.

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Un poco de Humor…

Limpieza

– ¿Cuál es la montaña más limpia?
– El volcán. Porque echa ceniza y después LAVA.

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 13


Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo * Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. * Vuestra abundancia remedia la falta que tienen los hermanos pobres * Contigo hablo, niña, levántate

Textos para este día:

Sabiduría 1,13-15;2,23-24:

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella.

Salmo 29:

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado / y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. / Señor, sacaste mi vida del abismo, / me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

Tañed para el Señor, fieles suyos, / dad gracias a su nombre santo; / su cólera dura un instante; / su bondad, de por vida; / al atardecer nos visita el llanto; / por la mañana, el júbilo. R.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí; / Señor, socórreme. / Cambiaste mi luto en danzas. / Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

2 Corintios 8,7.9.13-15:

Hermanos: Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: “Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.”

Marcos 5,21-43:

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: “Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.” Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: “¿Quién me ha tocado el manto?” Los discípulos le contestaron: “Ves como te apretuja la gente y preguntas “¿Quién me ha tocado?”” Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.”

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: “Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?” Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas; basta que tengas fe.” No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: “¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.” Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo: “Talitha qumi” (que significa: “Contigo hablo, niña, levántate”). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

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Homilías para escuchar

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Más…

1

2006/07/02 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Dejemos que Dios cambie nuestra agenda.

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2

2006/07/02 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Buscar el rostro de Cristo.

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3

2009/06/28 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
A pesar del gentío, Cristo se da cuenta que lo han tocado: en medio de tantas cosas, Dios está pendiente de nosotros.

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4

2012/07/01 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La eucaristía dominical nos reúne como asamblea que ama y celebra a Cristo, y aprende sin cesar de él.

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5

2015/06/28 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Descubrimos en el silencio y la oración lo que Dios desea cambiar en nosotros, hablándonos directamente al corazón, dejándonos alcanzar por su voz.

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6

2018/07/01 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Más allá de lo que haya sucedido en nuestra vida Jesucristo sigue viendo la realidad y la verdad de lo que somos y ¡es capaz de levantarnos, es capaz de resucitarnos!

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Más información sobre este día aquí

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Homilía para leer

Temas de las lecturas: La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo * Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. * Vuestra abundancia remedia la falta que tienen los hermanos pobres * Contigo hablo, niña, levántate

1. Parte de la bondad de lo bueno es durar

1.1 Enseña la teología clásica que las nociones trascendentales terminan siendo equivalentes. El ejemplo más fácil de entender es la verdad y la bondad. Nadie que aspire seriamente ha ser verdadero y honesto en todas sus cosas dejará de ser al final una persona buena. Y lo contrario: nadie que quiera ser genuinamente bueno podrá pactar con mentiras o trampas.

1.2 Esto viene a cuento porque la muerte, si lo pensamos bien, es como una intrusa que arruina la bondad de nuestros sueños. La muerte está siempre ahí, lista para burlarse de lo que amamos; lista para decirnos con dejo de ironía: “nada vale la pena;” o también: “no te esfuerces; no construyas; concéntrate en gozar hoy y nada más.” Es fácil entender que la muerte es nuestra enemiga, como es enemiga de Dios.

1.3 Por eso la primera lectura explica el origen de la muerte en “la envidia del diablo.” En efecto, la decisión satánica de no servir a Dios implica apartarse de la fuente de la vida, es decir, degustar la muerte. El que sigue ese camino encuentra el mismo sabor. La vida sabe a muerte, lejos de Dios.

1.4 Lo otro que sucede es que nuestros actos tienen consecuencias también más allá de ellos mismos. Una Humanidad sin el pecado original seguramente habría sido una Humanidad llena de luz, de meditación y de conformidad entre la mente y el cuerpo. En esa clase de vida lo material estaría subordinado en pacífica armonía a lo espiritual de modo que aquellos seres tratarían la vejez y la enfermedad de modos radicalmente distintos.

1.5 Todo esto, por supuesto, es especulación y nunca los sabremos con absoluta certeza. Lo que sí sabemos es que, allí donde sentimos que la voz de nuestra conciencia hace eco a la voz de Dios, nuestra alma se rebela y rechaza la muerte.

2. Una fuerza de vida

2.1 En el evangelio vemos a Jesús restaurando la vida, en dos momentos distintos: en una persona enferma, primero, y en una niña ya difunta, después. Llama la atención que él se sabe y siente dueño de esa fuerza de vida, y que sabe cuándo ha “salido” de él, como se nota por la historia de la mujer que quiso “sacarle” un milagro a escondidas.

2.2 Es decir: Jesús es propiamente Señor de la vida. No sólo la tiene y la concede, sino que sabe el don que ofrece y a quién lo da. Este “saber” es importante porque marca la diferencia entre un depósito de medicinas y un médico. Del depósito yo podría sacar lo que yo quisiera pero es sólo el médico quien conoce qué es lo que puede hacerme mayor bien y en qué dosis.

2.3 Miremos, por último, la escena cargada de fuerza y de ternura en la que el Señor Jesús levanta con su mano y con su voz a la niña muerta. Esa palabra no va hacia un muerto sino a crear de nuevo la vida. Y esa mano extendida tiene su sentido espiritual también. La Ley de Moisés prohibía tocar cadáveres, y quien los tocara quedaba “inmundo” por siete días (Números 19,11). Pero Jesús no se ensucia al tocar a la niña sino que la limpia de las sombras de la muerte.

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Video recomendado para este dia!

Prefiero bajar la cama que perderme el mundial

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