Atreverse a decir: FELIZ NAVIDAD

El mundo laicista quiere convertir tus convicciones religiosas en ofensas que deben prohibirse. Según ese esquema el crucifijo debe quitarse porque molesta u ofende a los que sienten repugnancia por la idea de que Dios haya revelado su ser y su salvación a través del sacrificio de la Cruz.

El pesebre–siempre según el laicismo–debe quitarse porque les fastidia a los que consideran que ese “mito” no tiene que ver con ellos. Las procesiones, el texto de los mandamientos, los nombres de las calles… todo lo que enuncie lo que tú crees debe desaparecer de modo que nadie se sienta ofendido.

Lo que no explica ese esquema es por qué mi convicción es una ofensa. Si mi convicción brota de lo que identifico como mi propio ser, entonces reprimir la expresión de mi convicción no es otra cosa que la negación de lo que yo soy.

Supongamos que alguien considera que no hay prenda de vestir más absurda y ridícula que la falda. Y entonces considera ofensivo que alguien, sea hombre o mujer, use una falda. ¿Deberían prohibirse las faldas? Si alguien se siente fastidiado o humillado por que otro use una gorras o cachucha, ¿habría que prohibirlas? Si alguien considera que las sandalias son ofensivas, ¿hay que hacer una ley que las proscriba?

Dicho de otra manera: ¿por qué la ofensa subjetiva de unas personas debe convertirse en norma objetiva que coarta la expresión de las convicciones y el ser de otras?

En efecto, si nadie protestara nunca por los pesebres o los crucifijos no habría leyes que los restringen. Entonces cabe la pregunta dicha: ¿por qué la opinión de unos debe convertirse en norma coercitiva contra otros?

Sólo hay una explicación: porque a quienes detentan el poder les estorba lo que representan esas convicciones, y por ello aprovechan el supuesto o real fastidio de unas minorías para imponer lo que de todos modos quieren hacer.

Es decir: totalitarismo. Quedamos informados.

Nueve meditaciones sobre la Virgen Inmaculada, 8 de 9: La Purísima

* La liturgia católica y la piedad popular coinciden al destacar la virginidad y la pureza como señales propias de la Madre de Cristo. Ella es la “Santísima Virgen María” para la liturgia; Ella es la “Purísima” para el común de nuestros fieles.

* La victoria de la pureza es uno de los rasgos más impactantes en los comienzos del cristianismo. La mentalidad pagana, que idolatra el placer corporal, o lo trivializa con desdén, no logra acertar en el punto justo.

* De hecho, podemos recorrer la mente de las religiones paganas y encontrar que, por una línea, lo propio del cuerpo humano se sacraliza y se exalta, pero a la vez, por otra línea, se le trata como material de reciclaje, vestido que se desprecia, o juguete de placer. Podemos decir que una de las razones de la admiración que causa la pureza es que revela el justo valor, la verdad profunda, del cuerpo humano.

* En otro sentido, la pureza hace genuina la comunicación propia del amor. Lo que caracteriza la relación íntima es la entrega. En su intimidad, los cuerpos hablan de entrega mutua, y por tanto, de donación. El lenguaje del amor destaca esta misma idea a través de oportunos pronombres posesivos que hablan del deseo de poseer y de ser del otro. Es evidente entonces que la infidelidad, la promiscuidad, o la huida al engaño, por ejemplo a través de la prostitución o de la pornografía, son negaciones de esta verdad corporal que llevamos dentro.

* Por eso la pureza hace visible la verdad del cuerpo. El cuerpo que se reserva exclusivamente para el Amado o la Amada hace corresponder el lenguaje de los gestos con el lenguaje de las decisiones. Cualquier otra cosa tiene sabor de mentira.

* La pureza de la Virgen no es solamente una virtud moral sino también una condición para su singular misión. Es evidente que la maternidad otorga un cierto modo de poder sobre la prole, como lo dice la misma Escritura, y por ello es explicable que desde antiguo repugnara a tantos santos predicadores y doctores la idea de que alguna forma de pecado o mancha de pecado tuviera lugar en la Virgen María. Es aquí donde tiene su sitio el razonamiento de Duns Scoto: “Potuit, decuit ergo fecit.” Dios podía hacerlo; era conveniente que lo hiciera; luego, lo hizo.

Nueve meditaciones sobre la Virgen Inmaculada, 7 de 9: María de la fe y la esperanza

* La gran felicitación de la Sagrada Escritura, para la Santísima Virgen, está en las palabras de Santa Isabel: “Dichosa tú, que has creído…” Esto es verdad en María y también es verdad para nosotros porque ciertamente es la fe quien abre nuestra vida al poder, al amor y al plan de Dios.

* Pero la fe es despreciada y arrinconada, en buena parte de nuestro mundo. Lo que suele suceder es que lo rechazado no es la fe sino una caricatura suya. Por eso es importante tener claro lo que NO es la fe:

+ La fe no es inercia cultural: simple repetición de ritos o costumbres.

+ La fe verdadera jamás es una imposición ideológica a partir de los centros de poder.

+ La fe no es un reemplazo para la ignorancia, algo así como un modo fácil de economizarse el esfuerzo de conocer y comprender el mundo o la historia.

+ La fe no es una huida al mundo de la fantasía.

+ En síntesis, la fe no es una apuesta en el vacío, como decía Kierkegaard.

* De hecho, la Biblia conecta el ver con el creer. Así por ejemplo, cuando Pedro y el Discípulo Amado visitan el sepulcro, de éste último se dice: “y vio, y creyó.”

* La fe no es una proyección de nuestros deseos o de lo que está incompleto en nosotros. Se demuestra bien del hecho de que la predicación cristiana presenta un Dios que podemos llamar “absurdo”: un Dios crucificado, rey de paz, varón de dolores, ejemplo de mansedumbre y perdón, que no se impone sobre nadie por vía de fuerza o agresión.

* La fe es, en realidad, respuesta a la propuesta divina. El pueblo hebreo llegó a la fe no a base de imaginaciones o suposiciones sino a partir de experiencias reales, a partir de su historia.

* Y así se afianza también la fe en nosotros: a partir de vidas reales que han sido transformadas por el poder de Cristo y que son testimonio vivo de su gracia y su amor. La fe que así tiene su origen genera una fuerza de confianza inmensa, que es la dimensión existencial de la fe, y es también la raíz de la esperanza.

* Tal fue la fe que María ejerció particularmente en tres momentos:

+ En la Anunciación, cuando Dios le descubre su amor y la elección que ha hecho de ella para Madre de su Unigénito.

+ Al pie de la Cruz, cuando toda evidencia parecía refutar lo que ella creía y sabía de su divino Hijo.

+ En Pentecostés, cuando era preciso creer que los mismo frágiles y traidores discípulos iban a ser el fundamento de la Iglesia viva de Cristo, el Señor.

LA GRACIA del Lunes 18 de Diciembre de 2017

San José sabe ajustarse al plan de Dios permitiendo que brille en él su discreción, su humildad, su fe y su pureza ¡San José ruega por nosotros!.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

ROSARIO de las Semanas 20171216

#RosarioFrayNelson para el Sábado:
Contemplamos los Misterios del Silencio de Dios

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio del silencio contemplamos que del costado de Cristo en la Cruz brotaron sangre y agua.
  2. En el segundo misterio del silencio contemplamos el valor de aquellos que no eran apóstoles y sí permanecieron junto a la Cruz y cuidaron del cuerpo de Cristo muerto.
  3. En el tercer misterio del silencio contemplamos a Jesucristo, puesto en un sepulcro nuevo.
  4. En el cuarto misterio del silencio contemplamos a Jesús, que baja hasta el fondo del reino de la muerte, para que los justos que de antiguo esperaron en él encuentren a su Redentor.
  5. En el quinto misterio del silencio contemplamos el anonadamiento de Cristo, que siendo Hijo aprendió sufriendo a obedecer.
  6. En el sexto misterio del silencio contemplamos la soledad llena de fe de la Santísima Virgen María.
  7. En el séptimo misterio del silencio contemplamos la inmensa compasión de Dios Padre, que tanto amó al mundo que le dio a su único Hijo para que todo el que cree en él no perezca.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Breve ordo para la semana del 17 al 23 de Diciembre de 2017

Homilías breves para esta semana:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLRmr1_QLb8pdpmeJrt6obPYiQZ1rhwe7H


Lectura Espiritual para esta semana:


Liturgia de las Horas para esta semana:

17 de Diciembre de 2017: Domingo III de Adviento, ciclo B

Lunes 18:

Martes 19:

Miércoles 20:

Jueves 21:

Viernes 22:

Sábado 23: