ALIMENTO 20170825

Alimento del Alma
Viernes 25 de agosto de 2017

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 9322
Cada día tiene su gracia…

 

 

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En Esta Tierra

 

* Para el VIERNES: Hechos de los Apóstoles de América *

Epílogo de la primera presencia de los jesuitas en México

Nuestra Señora de Loreto

El 19 de octubre de 1697 desembarcó la expedición misionera en la costa californiana, frente a la actual isla del Carmen, y una vez plantada una cruz y entronizada la imagen de Nuestra Señora de Loreto, establecieron lo que había de ser Loreto, la misión central de California.

Los primeros contactos con los indios que se acercaron fueron ambiguos. A los que se acercaban de paz, les daban de comer diariamente pozole o maíz cocido. A los de guerra, hubo en alguna ocasión que espantarlos a tiros, y murió alguno. La intervención del buen cacique de San Bruno, que trece años antes se había hecho amigo del padre Kino, facilitó mucho las cosas. Y en noviembre llegó el padre Píccolo, que había de ser durante 31 años uno de los puntales de la misión.

En seguida iniciaron tareas de construcción y de doctrina, pero muy pronto vieron que el problema primario eran los abastecimientos. El mismo padre Salvatierra tuvo momentos de desánimo: «Escribo esta relación sin saber si la acabaré de escribir, porque a la hora que la escribo nos hallamos aquí con bastantes necesidades, por falta de socorro; y como cada día van apretando más, y yo soy el más viejo del Real de Nuestra Señora de Loreto, daré el tributo primero, cayendo como más flaco en la sepultura» (Ensanchadores 32). Los misioneros, incapaces de hacerse a la dieta de los indios californios, apenas subsistían con legumbres secas y leche de cabra, con algo de pescado seco en Cuaresma.

Las solicitudes urgentes a México no recibían normalmente otra respuesta que la negativa o el silencio administrativo. Muy de tarde en tarde, la llegada de algún barco de socorro -el San José, el San Xavier, el San Fermín-, enviado por los amigos jesuitas o seglares, hacía posible la prolongación de la aventura… En 1699 pudieron los misioneros salir a explorar la tierra, y en lugar adecuado fundaron la misión de San Francisco Xavier.

Viaje a México

El padre Salvatierra hubo de pasar a México en 1701 a recabar más ayudas. Fue entonces cuando, con el padre Kino, descubrió la condición peninsular de California. Nuevos misioneros se sumaron a la empresa: los padres Manuel Basaldúa, michoacano, Jerónimo Minutuli, italiano de Cerdeña, y sobre todo el gran apóstol Juan de Ugarte, nacido en Honduras de padres vascos. Era éste un misionero de una firmeza apostólica absoluta. En una ocasión realmente desesperada, cuando el mismo Salvatierra proponía ya dejarlo todo, Ugarte se fue a la iglesia, y a los pies de la Virgen de Loreto hizo voto de no desamparar la misión como no fuera por mandato de obediencia. Y allí siguieron todos…

La dificil subsistencia

Un soldado de la escolta tenía autoridad civil sobre los indios, pero el gobierno de éstos lo llevaba de hecho el misionero, que nombraba entre ellos gobernador, fiscal de la Iglesia y maestro de escuela.

Con enorme paciencia, los misioneros debían enseñar a los indios californios la doctrina cristiana, las oraciones y los sacramentos, y lo que resultaba más difícil, tenían que acostumbrarles a trabajar, cultivar la tierra, criar ganado, construir iglesias y casas, escuelas y depósitos. Además de esto, los misioneros habían de vestir a los indios y cuidarlos si caían enfermos.

El trabajo y las necesidades eran, pues, innumerables. Al principio, los padres sustentaban a todos los indios que se reducían al pueblo misional. Una vez reducidos e instruídos, mantenían sólo a los gentiles que iban a catequizarse. Y los domingos se daba de comer a cuantos acudían a misa. Cuando el suministro alimentario desaparecía, fácilmente los indios abandonaban la misión…

Por lo demás, muy escasas eran las ayudas recibidas de México, aunque los amigos de la misión formaron un Fondo Piadoso de las Californias, y hubo haciendas en la Nueva España destinadas a la ayuda de la obra misionera. Por eso pronto comprendieron los misioneros que su labor sólo podría prolongarse si lograban una autosuficiencia económica. Sólamente un trabajo enorme podría sacar adelante aquella aventura misional que parecía imposible.

El padre Ugarte (1660-1730)

En estos trabajos sobresalió Ugarte, que en San Xavier vino a ser el procurador principal de las otras misiones más pobres. Una vez celebrada la Misa, y rezadas las oraciones, daba el desayuno a los indios, y se iba luego con ellos a la fábrica de la iglesia, a los desmontes de terreno, los cultivos y demás lugares de trabajo. Los indios no hacían sino lo que el misionero iba haciendo antes que ellos. O en ocasiones se quedaban viendo a los que trabajaban, riéndose y haciendo bromas, incapaces de ver utilidad alguna a cualquier acción -por ejemplo, hacer adobes- que no diese una ventaja absolutamente inmediata.

Aun siendo las condiciones tan adversas, los indios se fueron acostumbrando al trabajo, y grandes obras se fueron llevando adelante. Se llenaron precipicios, se llevó tierra donde había agua y se hizo llegar el agua a donde había tierra, se multiplicó grandemente el ganado caballar y lanar. Los indios aprendieron a cardar la lana, hilarla y tejerla. Ugarte mismo fabricó las ruecas, tornos y telares, y consiguió que un tejedor de Tepic, con sueldo, viniera a enseñar su arte a los indios. Procuró a los indios, además de las tierras comunales, gallinas, cabras, ovejas y sementeras propias, donde cosechaban maíz, calabazas y otros frutos.

El ejemplo de Ugarte fue tomado como norma para el planteamiento de las demás misiones californianas. Las misiones jesuitas de California, de 1697 a 1768, subsistieron por sus propios trabajos y por las ayudas particulares de buenos cristianos laicos. Y así en 1707, año de gran sequía y escasez en la Nueva España, el padre Ugarte podía escribir en una carta: «Gracias a Dios, ya va para dos meses que comemos aquí con la gente de mar y tierra buen pan de nuestra cosecha de trigo, pereciendo los pobres de la otra banda, así en Sinaloa como en Sonora. ¿Quién lo hubiera soñado? Viva Jesús y la Gran Madre de la Gracia, y su Esposo, obtenedor de imposibles» (Ensanchadores 39).

Más aventuras

Nuevas misiones van naciendo, Santa Rosalía de Mulegé, Ligui, Guadalupe, La Purísima, San Ignacio, San José de Comondú, San Juan… El padre Salvatierra es nombrado Provincial de los jesuitas, pero logra en 1707 liberarse de su cargo y volver a California. Las iglesias, algunas muy hermosas, se alzan en todas las misiones, cambiando la fisonomía de la península, y ninguna tenía menos de tres campanas, «que no hacen mala música cuando se tira de ellas».

Pronto se inutilizaron los barcos San José y San Fermín, y como único medio de transporte quedó la pobre lancha San Xavier, que en 1709 encalló durante una tempestad arriba de Guaymas, fue desmantelada y enterrada por los indios seris, y recuperada tras dos meses de grandes trabajos. Por ese tiempo, una terrible epidemia de viruela diezmó a los californios, especialmente a los niños.

Un barco construido en California

En 1717 pasó el padre Salvatierra a México para tratar asuntos de la misión, y allí murió, en Guadalajara, a los 71 años, agotado y lleno de méritos. Fue sepultado en la Capilla de Loreto que él mismo había edificado. El padre Ugarte le sucedió al frente de las misiones de California.

La dificultad de comunicación marítima entre la península y Guaymas era entonces uno de los problemas más graves y urgentes. Por esas fechas, ya sólo quedaba en servicio la veterana lancha San Xavier, que hacía tiempo que venía pidiendo la jubilación. El padre Ugarte, en la imposibilidad de conseguir un barco de México, decidió, ante el asombro de muchos, armar un barco en California, donde no había maderas ni clavos, jarcias ni brea, ni menos oficiales expertos en la construcción.

Sin embargo, él trajo a Loreto constructor y oficiales, y habiendo oído que 70 leguas al norte había una zona de árboles grandes, allí se fue con su gente, y en cuatro meses de trabajos de tala y arrastre, al tiempo que catequizaba a los indios de la zona, se consiguió la madera precisa. Finalmente, y en breve tiempo, pudo ser botada en 1720 la balandra Triunfo de la Cruz, que sirvió a la misión en 120 travesías durante 25 años.

En ese mismo año, se inició la evangelización de los guaycuros, en la bahía de La Paz, al sur de Loreto, y se fundó la misión de Guadalupe Guasinapi, establecida allí donde el padre Ugarte evangelizó mientras se cortaban troncos. En los años siguientes se fundaron nuevas misiones: Ntra. Señora de los Dolores, Santiago de los Coras, San Ignacio Kadakaamán, Cabo de San Lucas, Santa Rosa de las Palmas, San José del Cabo…

Sangre de mártires

El padre Francisco María Píccolo murió a los 79 años, en 1729 en Loreto, después de 32 años de misión en la península. Y en 1730, a los 70 años, y 30 de misión californiana, falleció el gran padre Ugarte. Poco años después otros sacerdotes consumaron allí también la ofrenda de sus vidas, esta vez con una muerte martirial. En aquellos años, apenas tenían protección militar los misioneros de aquella zona: en La Paz había dos soldados, otros dos en Santa Rosa, ninguno en San José del Cabo…

Así las cosas, unos mulatos y mestizos, que habían sido dejados por piratas y marinos extranjeros en la costa sur, encendieron en las rancherías de los indios pericúes, entre Santiago y San José, el fuego perverso de la rebelión, que fue creciendo hasta hacerse un gran incendio. Cuatro misiones fueron arrasadas, y estuvieron en grave peligro todas las de California.

A primeros de octubre de 1734, los indios conjurados llegaron un día a Santiago poco después de que el padre Carranco celebrara su misa, cayeron sobre él, lo mataron con flechazos y golpes de palos y piedras, profanaron su cadáver y lo quemaron. De allí pasaron a San José, donde hicieron lo mismo con el padre Tamaral. Otro jesuita, el padre Tavaral huyó a la Bahía de la Paz, y los asesinos que le buscaban para matarle, desahogaron su frustración matando a 27 cristianos y catecúmenos… Todos los demás misioneros, por orden del Visitador, se acogieron al fuerte de Loreto a comienzos de 1735.

Avisado el virrey, que era el arzobispo Vizarrón, enemigo de los jesuitas, nada hizo para socorrer las misiones amenazadas. El auxilio vino de la nación yaqui, fiel a los misioneros cristianos. 600 guerreros se ofrecieron para la defensa, pero sólo 60 fueron elegidos para embarcarse y atravesar el golfo de California. Con esto se contuvo la rebelión, y más cuando no mucho después el virrey y el gobernador de Sinoaloa enviaron tropas que establecieron un fuerte en San José del Cabo. A petición de los indios, los misioneros volvieron entonces a sus misiones, que recuperaron su vida normal, y aún fundaron años después las de Santa Gertrudis (1752), San Borja (1762) y Santa María de los Angeles (1766).

Después de casi dos siglos de fracasadas empresas civiles y militares, 52 misioneros jesuitas, con la gracia de Cristo, lograron en 72 años (1697-1768) la conquista espiritual y la civilización de la península de California, en la que establecieron 18 misiones.

Expulsión de los jesuitas

Por esos años, después de tantos trabajos y sufrimientos, después de tanta sangre martirial, las misiones de la Compañía, también en las regiones más duras, como California o la Tarahumara, vivían una paz floreciente. Sin embargo, «el tiempo se estaba acabando para los jesuitas españoles en América, así como se había terminado para sus hermanos portugueses y franceses. Expulsados de Brasil en 1759 y de las posesiones francesas en América en 1762, los jesuitas de las colonias españolas eran objeto de muchas críticas y de acre enemistad en contra de ellos» (Dunne 321).

Como había sucedido en otras cortes borbónicas, también en la de España los favoritos de la corte y los ministros, con las intrigas del primer ministro conde de Aranda, determinaron que el rey Carlos III expulsara a los jesuitas en 1767 de todos los territorios hispanos.

El 24 de junio de 1767 el virrey de México, ante altos funcionarios civiles y eclesiásticos, abrió un sobre sellado, en el que las instrucciones eran terminantes: «Si después de que se embarquen [en Veracruz] se encontrare en ese distrito un solo jesuita, aun enfermo o moribundo, sufriréis la pena de muerte. Yo el Rey».

Cursados los mensajes oportunos a todas las misiones, fueron acudiendo los misioneros a lo largo de los meses. Los jesuitas, por ejemplo, que venían de la lejana Tarahumara se cruzaron, a mediados de agosto, con los franciscanos que iban a sustituirles allí -como también se ocuparon de las misiones abandonadas en California y en otros lugares-, y les informaron de todo cuanto pudiera interesarles. Llegados a la ciudad de México, obtuvieron autorización para visitar antes de su partida el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. La gente se apretujaba a saludarles en la posada en que estaban concentrados. El jesuita polaco Sterkianowsky escribía: «Parecía increíble el entusiasmo con que venían a visitarnos desde México. Si tratara de exagerar, no llegaría a hacerlo». Poco antes de Navidad, cuenta Dunne, unidos a otros jesuitas que venían de Argentina y del Perú, «partieron enfermos y tristes, abandonando para siempre el Nuevo Mundo. Salieron de América para vivir y morir en el destierro, lejos de sus misiones queridas y de sus hijos e hijas, sus neófitos» (330).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

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La Foto de Hoy


¿Quién es tu prójimo?

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Santo del Día

San José Calasanz, Fundador de los Escolapios.-

Que Dios nos mande siempre muchos educadores como San José, y que su ejemplo nos lleve a recordar aquel famoso dicho de Jesucristo: “Es necesario padecer en la tierra, para entrar en la gloria eterna”. (Lc. 24,26).

Un Cardenal que después fue Sumo Pontífice, llamó a San José Calasanz “un segundo Job”, porque tuvo que sufrir persecuciones como el Santo Job de la Biblia. Nuestro Santo fue sepultado un 26 de agosto del año 1648.

Nació en Aragón, España, en 1556, hijo del gobernador de la región. Su padre deseaba que fuera militar, pero los religiosos que lo instruyeron en su niñez, lo entusiasmaron por la vida sacerdotal, y pidió que le dejaran hacer estudios eclesiásticos.

Desde muy pequeño el gran deseo del Santo era poder alejar el mal y el pecado de las almas de los demás. En el colegio se burlaban de él los compañeros, porque les parecía demasiado piadoso. Mas poco a poco con amabilidad, los fue ganando a su favor.

Siendo universitario tuvo que huir de la ciudad donde estudiaba, ya que una mujer joven pretendía hacerlo pecar. Imitaba así a José el de la Biblia, que prefirió perder cualquier amistad aunque fuera de persona de alta clase social, con tal de no ofender a Dios.

Su padre deseaba que José fuera el heredero administrador de sus muchos bienes y riquezas. Pero en una gravísima enfermedad, el joven le prometió a Dios que si le concedía la curación, se dedicaría únicamente a trabajar por la salvación de las almas.

El Santo curó de la enfermedad. Entonces el papá le permitió cumplir su promesa y fue ordenado sacerdote. Ya antes se había graduado de doctor en la universidad de Alcalá.

Como tenía fama de gran santidad y de mucha sabiduría, el señor Obispo le fue concediendo puestos de mucha responsabilidad.

Primero lo envío a una región montañosa, donde la gente era casi salvaje y muy ignorante en religión. Allá, entre nieves y barrizales y por caminos peligrosos, se propuso visitar familia por familia para enseñarles la religión y el cambio total.

En Barcelona existía una terrible pelea entre dos familias de las principales de la ciudad, con grave peligro de matanzas. San José fue enviado a poner la paz, y logró que se casara un joven de una de las familias con una muchacha de la familia contraria. Así volvió a haber paz entre los que antes eran enemigos.

El señor Obispo de Urgel lo nombró su Vicario General, el más alto puesto en la Diócesis después del Prelado.

Renunciò a todo. Pero él sentía una voz en su interior que le decía: “¡Váyase a Roma! ¡Váyase a Roma!” Y en sueños veía multitudes de niños desamparados que le suplicaban se dedicara a educarlos.

Así que renunciando a sus altos puestos y repartiendo entre los pobres las grandes riquezas que había heredado de sus padres, se dirigió a pie a la Ciudad Eterna.

En Roma se hizo socio de una Cofradía que se dedicaba a enseñar catecismo a los niños y se dio cuenta de que la ignorancia religiosa era total, que no bastaba con enseñar religión los domingos, sino que era necesario fundar escuelas para que los jovencitos tuvieran educación e instrucción durante la semana.

En ese tiempo los gobiernos no tenían ni escuelas ni colegios, y la juventud crecía sin instrucción. Se reunió con unos sacerdotes amigos y fundó entonces su primera escuela en Roma. El fin era educar en la religión y formar buenos ciudadanos.

Pronto tuvieron ya cien alumnos. Tenían que conseguir profesores y edificio, porque los gobiernos no costeaban nada de eso. Fueron llegando nuevos colaboradores y los alumnos aumentaron a setecientos.

Más tarde eran ya mil los jóvenes que estudiaban en las escuelas dirigidas por José y sus amigos. En los ratos libres se dedicaban a socorrer enfermos y necesitados, especialmente cuando llegaban la peste o las inundaciones. Con su amigo San Camilo, fueron incansables en ayudar.

A sus institutos educativos les puso por nombre “Escuelas Pías”, y los padres que acompañaban al padre Calasanz ,se llamaron Escolapios. Después de un par de años, había “Escuelas Pías” en muchos sitios de Italia y en varios países.

Ahora los Padres Escolapios tienen 205 casas en el mundo dedicadas a la educación, con 1630 religiosos. Son estimadísimos como educadores.

Los envidiosos empezaron a hacer llegar quejas contra las Escuelas Pías, y el Sumo Pontífice Clemente VIII envió a los sabios Cardenales Baronio y Antoniani a que hicieran una visita sorpresa a las tales escuelas.

Los dos Cardenales se presentaron repentinamente sin previo aviso. Encontraron que las escuelas funcionaban tan bien, que el Papa, al escuchar su excelente informe, se propuso ayudarlas mucho más de ahì en adelante.

Algo parecido hizo más tarde el Papa Paulo V, y al darse cuenta de lo bien que funcionaban las escuelas del padre Calasanz, le concedió todo su auxilio. En verdad que lo necesitaba, porque las dificultades que se les presentaban eran muy grandes.

El Padre Calasanz tenía una gran fuerza, y un día se echó sobre sus espaldas una pesadísima campana, subièndose por una escalera para llevarla a la torre. Pero la escalera se partió y él cayó con la campana. Se rompió una pierna.

Duró varios meses en cama entre la vida y la muerte. Desde entonces su falta de salud lo hizo sufrir mucho. Mas los mayores sufrimientos le iban a llegar de otra manera totalmente inesperada.

Recibió el Padre Calasanz como colaborador a un hombre ambicioso y lleno de envidia, el cual se propuso hacerle la guerra y quitarle el cargo de Superior General. Por las calumnias de este hombre y de varios más, nuestro Santo fue llevado a los tribunales, y solamente la intervención de un Cardenal, obtuvo que no lo llevaran a la cárcel.

Él repetía: “Me acusan de cosas que no he hecho, pero yo dejo a Dios mi defensa”. El envidioso logró a base de calumnias que a San José Calasanz le quitaran el cargo de Superior General.

Las acusaciones mentirosas llegaron a tal punto, que la Santa Sede determinó acabar con la Congregación que el Santo había fundado. San José, al escuchar tan triste noticia, repitió las palabras del Santo Job: “Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea Dios”.

Afortunadamente, tiempo despuès se supo la verdad, y al Fundador le fueron restituidos sus cargos. La Comunidad volvió a ser aprobada, y ahora está extendida por todo el mundo.

Dicen que San Alfonso de Ligorio, cuando estaba fundando la Congregación de Padres Redentoristas, al encontrar fuertes dificultades y oposiciones, leía la vida de San José de Calasanz para animarse y seguir luchando hasta conseguir la definitiva aprobación.

El 25 de agosto del año 1648, a la edad de 92 años, pasó este gran Apóstol a la eternidad, para recibir el premio de sus grandes obras apostólicas y de sus muchísimos sufrimientos.

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Cumpleaños

Ana Carolina Moreno.-

Edinson Giovanni Carreño Niño .- Bogotá, Colombia – Reciba mis efusivas felicitaciones en su día y mi Padre Celestial le conceda cada día salud, prosperidad y amor.

Orlando Ibañez.- Bogotá, Colombia

Obdalia Margarita Malaver Graterol.- El Vgia-Merida, Venezuela (1977) – Dios te bendiga en unión de tu familia y la Trinidad Divina te proteja por siempre, te amo. hija mia.

[Añade otro cumpleaños]

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal

Padre José Javier Jaramillo Gómez.- Ordenación Sacerdotal. Medellín, Colombia (1990) – Feliz aniversario de mi ordenación sacerdotal en la catedral metropolitana de medellín, de manos de su eminencia el Señor Cardenal Alfonso López Trujillo. q.e.d. “uno se arrodilla delante de el obispo con la conciencia de no ser nada y se levanta siendo sacerdote para siempre.” santo cura de ars.

[Añade otro aniversario de ordenación]

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Aniversario de Matrimonio
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Grupos, Comunidades, Congregaciones…

Provincia Ntra. Sra. Rosario de Chiquinquirá.- Bucaramanga, Colombia (2007) Institucionalización de la Provincia de la congregación Dominicas hijas de Nuestra Señora de Nazareth

[Añade otro aniversario de un grupo]

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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

Luis E. Venegas Castro.- Chia, Colombia – Esperanza en el reencuentro.

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

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Enlace recomendado para este día

Ecumenismo Sí, falseamiento escandaloso de la historia No

“El domingo 23 de julio El País sorprendía a propios y extraños con un artículo desmitificador sobre Lutero escrito por María Elvira Roca. Aunque no dice nada nuevo todo articulado tiene un fuerte impacto…” Haz click AQUÍ.

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Un poco de Humor…

Catequesis práctica

El padre, en la homilía del domingo: Hermanos, hoy vamos a hablar de la mentira y de los mentirosos.
– ¿Cuántos de vosotros recordáis qué dice el capítulo 32 de San Lucas?
Todo el mundo levanta la mano.
– Precisamente, a eso me refiero. El evangelio de San Lucas sólo tiene 24 capítulos.

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 20, Viernes


Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: Noemí, con Rut, la moabita, volvió a Belén * Alaba, alma mía, al Señor. * Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo

Textos para este día:

Rut 1,1.3-6.14b-16.22:

En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. Noemí le dijo: “Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella.” Pero Rut contestó: “No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios.” Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.

Salmo 145:

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, / el que espera en el Señor, su Dios, / que hizo el cielo y la tierra, / el mar y cuanto hay en él. R.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente, / que hace justicia a los oprimidos, / que da pan a los hambrientos. / El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos. / El Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda / y trastorna el camino de los malvados. / El Señor reina eternamente, / tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

Mateo 22,34-40:

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” Él le dijo: “”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.” Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.”

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Homilías para escuchar

Versión

Fecha

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Más…

1

1997/08/22 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Poder decirle uno esto a Cristo: “Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios.”

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2

2011/08/19 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La fuerza del amor a Dios nos dispone para amar propiamente al prójimo.

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3

2011/08/19 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
A medida que descubrimos las necesidades que todos compartimos, nos descubrimos también hermanos unos de otros.

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4

2013/08/23 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Escribas y fariseos preguntan por disputa intelectual; Cristo responde pero muestra las implicaciones de conocer la Ley de Dios.

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5

2015/08/21 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Cristo te invita a no perderte en vanas interpretaciones de la ley, sino a vivir la verdadera fe que se resume en amar a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo.

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6

2017/08/25 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Pidámosle a Cristo su simplicidad y claridad para poder servir a nuestros hermanos y darle verdaderamente gloria a Él.

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Más información sobre este día aquí

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Homilía para leer

Temas de las lecturas: Noemí, con Rut, la moabita, volvió a Belén * Alaba, alma mía, al Señor. * Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo

1. Venciendo Barreras

1.1 ¿Qué puede tener de especial el sencillo relato de aquel par de mujeres en la primera lectura de hoy? Pareció por un tiempo que Noemí y Rut estarían emparentadas, como suegra y nuera, pero ese vínculo se rompió porque el hijo de Noemí y esposo de Rut murió. Nada las unía, y sin embargo, todo el libro de Rut depende del pasaje que hemos oído hoy. ¿Qué hay de especial en esa decisión que Rut toma de seguir a Noemí hasta el punto de exclamar: “tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios”?

1.2 Para alcanzar respuestas necesitas algo de contexto. Moab en la Biblia es la imagen de un pueblo hostil. Un pueblo que sirvió sólo de obstáculo en la llegada de los israelitas a la tierra prometida, según cuenta el capítulo 21 del libro de los Números. De ese pueblo viene Rut. El amor de esposa la unió a un israelita, y ese es ya un mensaje: a veces los odios grandes sucumben al poder de los amores que juzgamos pequeños.

1.3 Pero lo admirable es que Rut descubre algo más que un hombre para esposo: descubre un pueblo, descubre una fe, descubre un camino que le conduce hacia el Dios vivo. Su decisión de estar con Noemí es la decisión de vencer las distancias y prejuicios a nombre de una fuerza que es capaz de unir por encima de barreras culturales o de religión. La tenacidad de su decisión es explicable desde aquello que Jesús predica en algún lugar del Evangelio: Rut ha encontrado una perla precioso en el camino que le conduce a Dios y al pueblo de Dios, y por eso ya no da vuelta atrás. Hermoso ejemplo para nosotros.

1.4 Destaquemos por último un detalle más. Rut no separa el amor a Dios y el amor al pueblo de Dios. Hoy hay quienes quieren amar a Dios y desentenderse de la Iglesia. Pretenden ser de un Dios que sólo ellos saben adorar y que sólo a ellos sabe comunicarse. Que el ejemplo de Rut nos libere de alucinaciones tan nocivas.

2. Directo a la esencia

2.1 Una pregunta directa provocó una respuesta directa: Uno se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

2.2 Es bueno recordar ese lenguaje escueto porque en un mundo plagado de fachadas y máscaras es fácil acostumbrarse a disculparlo todo o justificarlo todo o venderlo todo. El orden empieza siempre con un pensamiento claro en la mente; una idea llena de luz atrae a otras. Y hoy Jesús nos da esa clave fundamental, ese primer principio que iluminó su alma santa y que quiere iluminar también nuestras vidas.

2.3 La palabra fundamental en la respuesta de Jesucristo no la podemos perder: AMA. El resto de su respuesta es esencial también, porque todo depende de a quién ames y con qué amor. Tal fue el regalo que nos dio con su vida y su muerte. Bien podemos resumir la existencia de Cristo diciendo que fue una gran cátedra de amor en la que aprendimos que hemos de amar para vivir y hemos de aprender a amar para vencer a la muerte y alcanzar la vida que no muere.

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Video recomendado para este dia!

Capítulo 7: San Pío X Gobernó la Iglesia católica con mano firme en una época en que esta se enfrentaba a un laicismo muy fuerte así como a numerosas tendencias del modernismo en los campos de los estudios bíblicos y la teología.

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