La fuerza de la evangelización [La Comunidad en los Hechos, 14 de 20]

“Entonces Pedro le dijo: —No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: …” (Hechos 3, 6ss)

* La Evangelización levanta la dignidad persona humana.-

El tullido esperaba una limosna. Dos lecciones se desprenden:

(1) San Pablo en la carta a los Corintios nos dice que “Cristo nos enriqueció con su pobreza”. Si los apóstoles hubiesen tenido dinero les habrían dado algo de dinero y el milagro se hubiese quedado sin hacer. La pobreza nos enfrenta con límites. A Dios le gusta que dependamos de Él. Dios no nos quiere miserables, pero tampoco nos quiere abundantes. La abundancia nos hace autosuficientes, vanos, orgullosos, inseguros, violentos frente al prójimo. La castidad se relaciona con la virtud de la pobreza y queda explicitada esa relación en la frase: La castidad es la humildad del cuerpo, así como la humildad es la castidad del alma.

(2) Dicen que no tienen, pero porque no tienen “sí tienen”. Porque no tienen lo que el mundo ofrece e idolatra, sí tienen de lo que Dios da y concede paz. El ideal de la vida religiosa es cuando somos pobres y damos lo que ningún rico puede dar: a Cristo.

* La Evangelización revela la dignidad de hijo de Dios.

– Pedro le concedió salud y con ella le concedió entrar al Templo. El tullido ha sido sanado no solo para que camine, sino para que entre en el Templo. Toda Evangelización es para que la gente entre en la Iglesia y se sienta parte de Ella.

– … Entró saltando, andando y alabando a Dios. Lo que el milagro ha conseguido es subir las expectativas. Ahora ha recibido algo inmenso: su plena dignidad de persona. Esperaba poco y recibió mucho. Los dos grandes regalos de la Evangelización son: 1) levanta la dignidad de ser humano y 2) devuelve la dignidad de hijo de Dios.

* La Evangelización crea Comunión.

– Pedro hace la exégesis del milagro. En la Constitución Apostólica Dei Verbum dice que “Dios se revela en obras y palabras donde las obras confirman a las palabras y las palabras esclarecen a las obras.

– El ex tullido no se aparta de Pedro y Juan porque su necesidad no era solo de limosna o de caminar sino de compañía. La Evangelización no puede quedarse en dar algo, sino más bien en darnos a nosotros mismos. Evangelizar es hacer hermanos de desconocidos.

– Pedro luchando contra la “parálisis del alma”. Pedro que luchó contra la parálisis del cuerpo junto a la puerta del Templo, ahora pelea contra la parálisis del alma junto a la puerta de Salomón.

– Pedro quiere que tomen conciencia que están paralíticos (v.15). Aparece la grandeza del pecado y de la Misericordia de Dios. Denuncia y anuncio que abre una puerta de esperanza. (v.16) La parálisis puede ser vencida por la fe.

– En los v.17 y siguientes se ve que evangelizar pasa por el arrepentimiento, conversión, confesión, consuelo, restauración y los Sacramentos. En ese momento es cuando Pedro es interrumpido y mandado a prisión junto con Juan.