Tomar la fe cristiana en serio

Primera parte: ¿En qué se conoce que una persona toma su fe cristiana en serio?

En cuatro cosas:

1. La calidad y cantidad de tiempo que da a vivir y celebrar su fe y su oración.
2. Involucra a Dios en sus decisiones; lo nombra con frecuencia.
3. Sabe que en el tiempo en que vivimos habrá combates espiritual, y lo asume.
4. Forma parte de alguna comunidad donde puede servir.

Segunda parte: ¿Y cómo llega una persona a tomar su fe en serio?

Es un camino con varios pasos:

1. Descubre que el bien y el mal existen, y no se engaña ni llama una cosa por otra.
2. Sabe que no puede controlarlo todo pero que en cambio sí tiene un timón y puede orientar su vida hacia más o hacia menos.
3. En algún momento se pregunta cuál es el sentido o propósito de su vida, sobre todo frente al hecho innegable de la muerte.
4. Desea orientar su vida en torno a algo que valga la pena, que marque una diferencia en sentido positivo.
5. En algún momento llega un desgarramiento: conciencia de un desnivel entre el ideal y la realidad; algo que no se repara simplemente esforzándose más, o distrayéndose más, o divirtiéndose más. En este punto puede pasar una de tres cosas:
5.1 Algunos se van por la desesperación, sea como autodestrucción o como cinismo ante la vida.
5.2 Otros siguen el camino de Sísifo y de los estoicos: no voy a arruinar la vida y simplemente seguiré haciendo lo que debo hacer.
5.3 Pero algunos, quizá en minoría, sienten que “han tocado fondo” pero también sienten que les ha tocado “el Dedo de Dios,” el Espíritu Santo: a esta realidad la llamamos UNCIÓN, y es transformante, y es el comienzo de una vida cristiana en serio.