De lo que sembramos, cosechamos

DE LO QUE SEMBRAMOS, COSECHAMOS!

El sexo mal vivido…

Es indignante tan solo pensar, que esta semana en las noticias, estemos hablando de la violación y muerte de una niña de tan solo siete años de edad.

Pero no vemos igualmente escandalizados, el alcance que ha tenido la prostitución infantil, e incluso el abuso al que son sometidas las niñas enfiladas en la guerrilla, que son abusadas constantemente y una vez quedan embarazadas, son obligadas a abortar o a morir.

Hoy, cientos de niños son víctimas del incesto, porque el alcohol, las drogas y la falta de principios o la relativización de la moral, definen los comportamientos de nuestra sociedad o como dice el LGTBI, la llamada “nueva concepción de familia”.

No vemos los alcances de la pornografía, pero de alguna manera muchos hemos bebido de ella y celebrado su inmundicia.

El pasquín del Espacio, un periódico amarillista, mostraba de portada cuerpos asesinados y de contraportada mujeres desnudas, o que pensar de la exclusiva revista Soho, que estratificó la prostitución, para que jóvenes ejecutivos la compren por la riqueza de sus “artículos”.

¡Cosificamos a la mujer!

Los vídeos de Reggaeton, la necesidad de ofrecer desde unas llantas para carro hasta un botón con mujeres semidesnudas, el doble sentido de nuestras conversaciones, hasta el envío por chat de vulgaridades, hacen parte del mismo cóctel que invita a la infidelidad, el adulterio, y las prácticas sexuales opuestas al plan de nuestro Creador.

Las sexólogas en espacios televisivos aptos para todo público, invitan a la audiencia a hacer uso de la creatividad porque supuestamente: ¡hoy todo se vale! Desde juguetes sexuales en adelante mientras que como pareja sientan cómodos, porque el pudor y el respeto para estos “profesionales”, es sinónimo de mojigatería.

Escenas escandalosas, y canciones de diversos géneros, dan rienda suelta al instinto y el desenfreno. Se promueven bailes eróticos en niños de cortas edades. Le compramos la camiseta ombliguera a la niña y la minifalda para que luzca su cuerpecito que ya se va desarrollando. ¡Que infamia! Los mismos padres vendiendo a sus hijas!!!

Aplaudimos a las Kardashian, al artista que viendo su rating decadente, decide besarse públicamente con alguien de su mismo sexo. Aplaudimos las escenas homosexuales, porque eso de ser gay está de moda. Aceptamos el “open mind”, pero cerramos nuestro corazón al amor Divino.

Pues bien: A cosechar de lo que sembramos! Una manada de buitres vienen a enseñarle a nuestros hijos que pueden cambiar de sexo a su parecer. Termina en la carcel la rectora de un colegio, porque sanciona a un par de muchachitos que se manoseaban íntimamente en pleno salón de clase.

Encarcelan en Bélgica a unos padres de familia porque no aceptan que sus hijos sean educados bajo los nuevos parámetros de sexualidad, ¡pues para allá vamos!

Se llenan los bolsillos los cirujanos plásticos implantándole senos a travestis, porque la ética es ciega, sorda y muda, cuando de dinero se trata.

El papá macho o la mamá moderna que le ponía condones en la billetera a sus hijos para que se cuidarán, hoy no saben cómo torear el SIDA que tienen sus hijos y del cual ellos fueron cómplices.

Lo dijo claramente el padre Loring y lo tratamos como a un cura del pasado: ” Dios o el diablo! pero ese café con leche aquí no sirve, el Señor a los tibios, no se los soporta!”

Ese tal picante de la sexualidad mal vivida, está empujando a miles de almas hacia el infierno.

Así que tendremos que comprender la palabra castidad y dominio de sí mismo a las buenas, o el mundo seguirá dándonos a beber de su propio veneno.

Consideremos que el peor castigo que puede recaer sobre nosotros, es dejarnos dominar por nuestras pasiones e instintos, pues cuando esto pasa, terminamos sirviendo a una bestia y perdiendo la capacidad de comportarnos como hijos de Dios.

El Señor nos bendiga, nos ilumine y nos perdone.

Una reflexión dela laico católico Felipe Gómez