Ni perezosos ni desordenados

¿Obstáculos?… -A veces, los hay. -Pero, en ocasiones, te los inventas por comodidad o por cobardía. -¡Con qué habilidad formula el diablo la apariencia de esos pretextos para no trabajar…!, porque bien conoce que la pereza es la madre de todos los vicios.

Desarrollas una incansable actividad. Pero no te conduces con orden y, por tanto, careces de eficacia. -Me recuerdas lo que oí, en una ocasión, de labios muy autorizados. Quise alabar a un súbdito delante de su superior, y comenté: ¡cuánto trabaja! -Me dieron esta respuesta: diga usted mejor ¡cuánto se mueve!…

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