Una vida marcada por la Pascua, 02 de 12: La Pascua de Israel: Dios no se resigna a ser un recuerdo.

2. La Pascua de Israel: Dios no se resigna a ser un recuerdo.

* La liberación de Egipto es el paradigma de las obras de Dios para el Pueblo Elegido. ¿Quién es Dios? Los israelitas responden contando qué ha hecho Dios: la Pascua.

* La Pascua: ¿Qué sucedió?

(1) Contexto cronológico: Abraham (s. XVIII a.C.), la llegada de los hijos de Jacob a Egipto (1700 a.C.), la salida de los israelitas de Egipto (1300 a.C.).

(2) Situación de los israelitas en Egipto.

+ Llegan con necesidad física (hambre) y con una riqueza espiritual (sabiduría de José).

+ Los israelitas se mantienen separados de los egipcios. Durante 400 años crece este pueblo y llega a despertar preocupación en el Faraón. Para cortar el poder de los israelitas, Faraón trata de eliminar los varones y así eliminar la raza (eugenesia).

+ Faraón toma el lugar de Dios (de los dioses según la mentalidad egipcia). Los hebreos después de 400 años tienen demasiado poco de aquello que había ddo y prometido Dios a los patriarcas: quedan algunos ritos aislados y recuerdos tenues, que se disuelven en el pasado; Dios mismo se va volviendo un recuerdo lejano.

+ Dios habla con Moisés para que vaya a hablar al Faraón. En Éxodo 3, 6ss Dios le dice a Moisés: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob…» Destacamos:

– Dios conoce la realidad de su Pueblo oprimido, que gime.

– Este el Dios que había hablado a sus padres y parecía estar en silencio.

– Las promesas a Abraham están aún vigentes: la Tierra Prometida no es un recuerdo aprisionado en el pasado sino una realidad que llama desde el futuro.

+ Moisés se siente incapaz y se resiste a su vocación (típico de los profetas), pero Dios le da las fuerzas para ir. Moisés le dice a Faraón: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto.» (Ex. 5, 1).

+ Moisés propone un camino de reencuentro con el Dios verdadero; pero Faraón ve en el Dios hebreo una competencia. Las palabras de Moisés a Faraón le hacen ver que los israelitas están en Egipto pero no son de Egipto. Dios no se resigna a ser un recuerdo, no quiere ser un punto en el pasado, una anécdota en sus vidas. Faraón no reconoce Yavhé y por eso no permite lo que le pide Moisés.

+ Moisés insiste en que:

– Su Dios se les ha aparecido y por lo tanto no es un recuerdo: existe, está vivo, habla y tiene poder para castigar.

– De hecho, llegarán tales castigos (las plagas), que superan al Faraón y su corte, esto es, que le despiertan a su condición de creatura.

– Lo que quiere Moisés es un “retiro de una semana,” que es negado. ¿Por qué? Porque eso supondría apartar a los hebreos de su trabajo. Lo importante para Faraón es que no pare la “máquina,” cuyos son: “producir, consumir y entretenerse.” Es muy importante no parar porque la pausa invita a recordar a Yahvé, y el Faraón no puede soportar que el pueblo recuerde quién es el verdadero Dios: el consumismo exige la esclavitud de la “máquina” y por tanto, la infelicidad. El que está feliz no consume.

– El Faraón no solo no les permite lo que piden sino que además les castiga quitándole ayudas que antes les daba, exigiendo sin embargo el mismo resultado. Les tacha de perezosos. Hoy en día, el crédito es una de las armas del Faraón: que tengas que pagar años y años, y años, y que nunca seas dueño, que nunca te alcance.

– Faraón los tenía contentos a pesar de todo, en el sentido de que Faraón sabía bien la importancia del “entretener” dentro del funcionamiento de la “máquina.” Todo estaba tan bien organizado que la Biblia cuenta que los israelitas al final echaban de menos su Egipto.

+ ¿Cuál es la opresión que se da en Egipto? El tema de la opresión no es solo económico como la Teología de la Liberación intentó presentar. Lo que sucedió en Egipto no era un problema económico. El centro del problema no era la economía sino la religión. El tema central del Éxodo es: quién es Dios. Faraón no quiere tener competencia.

+ El clamor del Pueblo hebreo es el que aún se oye en la gente de nuestro siglo. Un clamor que es oído por Dios. El pecador se vuelve insoportable a sí mismo porque no se sacia, no encuentra paz. El clamor en realidad está en el fondo del corazón. El hombre de nuestro tiempo se llena de cosas pero está vacío; no tiene sentido su vida. Hay que pedirle al Señor que seamos capaces de oír ese clamor. Una sociedad repleta de ruido, de ansia, de consumismo es un sociedad que quiere sepultar ese absurdo. Cuando uno descubre el absurdo o se vuelve a Dios o se precipita en el absurdo y finalmente incluso en el suicidio.

+ Por eso el Faraón no quiere que los hebreos tengan tiempo libre. Sin tiempo para pensar la propia vida y dignidad, y sin tiempo para adorar a Dios, no queda sino trabajar, consumir y entretenerse.

+ Es a través del clamor y del deseo articulado y dirigido hacia Dios como se puede llegar al encuentro personal con Él.