Invitación a la Contemplación, 5 de 9: Introducción al Salmo 80 (79)

INTRODUCCIÓN AL SALMO 80 (79)

* En medio de la soledad, David pasa de ser un guerrero a un poeta. En David vemos que el combate es afuera y adentro, así como el auxilio del Señor también está afuera y adentro. David es una combinación de combatiente y enamorado al mismo tiempo.

* Otros santos también hablan de este doble aspecto. Santa Catalina dice que en la lucha contra el pecado hay que actuar de una forma viril, fuerte, clara y rotunda. Pero también hay que ansiar y buscar el descanso en el Señor y es ahí donde emplea términos femeninos de ternura, entrega y de sentir el abrazo de Dios.

* San Juan de la Cruz en una manera similar describe el ascenso penoso y duro al Monte Carmelo junto al desposorio con el Amado.

* La soledad es innegociable para conseguir este aspecto bilateral necesario de luchador-recio y poeta-enamorado. Paradójicamente, la fraternidad está unida a la soledad. Una soledad está llamada a ser serena, limpia y fecunda.

(1) La soledad será serena cuando uno sabe estar en paz con sí mismo, con su propio pasado, cuando se centra en lo que uno hace. Hay bastante que avanzar en este tema porque vivimos en un mundo demasiado agitado en el que nos volvemos demasiado maniáticos y caprichosos.

(2) La soledad es limpia cuando somos honestos y evitamos las distracciones haciendo multitud de tareas al mismo tiempo. Podemos contaminar esa soledad y devaluarla a pesar de que estemos aparentemente a solas en una habitación.

(3) Esta soledad debe ser fecunda. Hay soledades egoístas que se aíslan de los demás y ello no da ningún fruto a la Comunidad.

* San Benito decepcionado de la mediocridad de la sociedad decide iniciar una vida eremítica a sus veinte años de edad. La soledad buscada por este joven le llevó a ser un gran santo.

* Jesucristo es el mejor modelo para aprender a vivir una soledad serena, limpia y fecunda.

* Junto a la Soledad también hay que practicar el Sufrimiento. Para unirnos a Dios tenemos que practicar las penitencias diarias y ver en ello un entrenamiento. Estas renuncias, sin tener que ser espectaculares, son las que más nos acercan a Dios y posibilitan la Contemplación. Decía san Francisco de Sales que solo por dejar de quejarnos, ello ya nos pone en el camino del Sufrimiento. La mortificación voluntaria hay que verla como un modo ejercitarse.

* En los Salmos han visto muchos santos el camino: que el corazón sienta lo que dice la boca, que decía san Benito. Los Salmos son al mismo tiempo son un hogar, un hospital y una escuela. Como dice bellamente san Agustín: «Para que el hombre alabara dignamente a Dios, Dios se alabó a sí mismo; y, porque se dignó alabarse, por esto el hombre halló el modo de alabarlo».

(1) Los Salmos son nuestro hogar porque podemos sentirnos conectados a ellos en todos momento, ya sea que estemos tristes, angustiados, contentos, o amargados. De ahí la gran importancia de la memoria para poder tener los Salmos siempre frescos en la mente. La memoria es una potencia fundamental. Hemos de santificar la memoria. Hay que aprender a recitarlos y a conservarlos en la memoria.

(2) A San Agustín se le saltaban las lágrimas cuando leía y recitaba los Salmos. Para él eran un hospital que le proporcionaban una limpieza interior.

(3) Para el Santo los Salmos eran escuela porque en ellos aprendió a alabar, para agradecer, a perdonar, a luchar contra las tentaciones, perseverar e incluso escuela para aprender la Historia de Dios.

* Conviene insistir para terminar esta introducción que la soledad y el sufrimiento son esenciales y básicos a la hora de aprovecharnos de la sabiduría encerrada en los Salmos con ayuda de la Memoria.