Evangelizar con la música y el arte, 4 de 4: Lo nuestro no es el arte por el arte

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 4 de 4: Lo nuestro no es el arte por el arte

La música, como tantas otras actividades humanas, puede convertirse en una especie de fin en sí mismo. Algo parecido aconteció con el estudio de la lógica en la formación de los candidatos al sacerdocio: mientras que el Concilio de Trento miraba a los estudios de lógica como una herramienta para analizar discursos contrarios a la fe y como un instrumento de pensamiento para expresarse con mayor coherencia y claridad, sucedió con el paso de los años y los siglos que la lógica misma se convirtió en un estudio elaborado, independiente y sumamente abstracto. La inercia académica sigue enseñando esa nueva lógica en los seminarios y por eso muchos seminaristas se preguntan qué tienen que ver las leyes de la implicación en las tablas de verdad con el mundo de verdad.

Lo mismo puede suceder, y de hecho ha sucedido con la música: el altísimo talento de grandes compositores les ha llevado a producir piezas musicales tan sofisticadas, en términos de voces, instrumentos o arreglos, que simplemente quedan por fuera de todo marco razonable en la liturgia. El fin se ha perdido y parece que la consigna fuera “el arte por el arte mismo.” Eso no es lo nuestro.

En cuanto a los auditorios, hay que recordar dos cosas. Primera: que no olviden a quién pertenece la gloria; a exaltación irresponsable del artista lo aparta de su vocación más profunda. Segunda: que tampoco minusvalores la labor del artista católico, sobre todo cuando se le da la espalda para apoyar más bien empresas de música protestante.