Los Tres Descubrimientos: 1 de 3, descubrirse pecador: No sirve de nada esconderse

[Predicación con la comunidad hispana de Lakewood, NJ. Mayo de 2015.]

Tema 1 de 3: Descubrirse pecador; no sirve de nada esconderse

* Como Adán en el paraíso, también nosotros solemos usar varias estrategias tratando de escondernos de la Verdad, que es Dios mismo, para justificar nuestro pecado o quitarle importancia. Estos son algunos de los “árboles” que más usamos, así como Adán buscó el bosque (Génesis 3) :

(1) Transferencia de responsabilidad: echamos la culpa a otros.

(2) Nos declaramos ignorantes o preferimos no enterarnos de la verdadera gravedad o las verdaderas consecuencias de nuestros actos.

(3) Falsa justicia: nos consideramos con derecho de maltratar a otros o desquitarnos de otros.

(4) Falsos derechos a pecar: porque soy joven, porque soy el jefe, porque soy hombre…

(5) Falsa idea de libertad: “Yo hago lo que se me dé la gana” Cuando en realidad, el que hace su gana se pone en manos de quien le maneje las ganas.

Quedan obispos realmente católicos en Alemania

“Mons. Stefan Oster, obispo de Passau (Alemania), ha recibido el apoyo público de otros cinco obispos alemanes por su respuesta a las tesis heréticas del Comité Central de los Católicos Alemanes, que ha solicitado que la Iglesia bendiga tanto las uniones civiles de divorciados como las uniones homosexuales. Mons. Oster recuerda que la fe y la Escritura se «basan en la revelación, en el mismo Cristo. Él no es ningún `valor´, sino la misma Palabra de Dios» y pregunta «por qué justo en estos temas cruciales relativos al matrimonio y a la sexualidad hay que cambiar la voluntad de Jesús después de dos mil años»…”

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Soldados evangelizadores en México

La religiosidad de Cortés fue ampliamente compartida por sus compañeros de milicia. Como ya vimos más arriba (76-77), Bernal Díaz del Castillo afirmaba que ellos, los soldados conquistadores, fueron en la Nueva España los primeros apóstoles de Jesucristo, incluso por delante de los religiosos: ellos fueron, en efecto, los primeros que, en momentos muy difíciles y con riesgo de sus vidas, anunciaron el Evangelio a los indios, derrocaron los ídolos, y llamaron a los religiosos para que llevaran adelante la tarea espiritual iniciada por ellos entre los indios.

Pues bien, el mismo Bernal, cuando en su Historia verdadera da referencias biográficas «De los valerosos capitanes y fuertes y esforzados soldados que pasamos desde la isla de Cuba con el venturoso y animoso Don Hernando Cortés» (cp.205), no olvida a un buen número de soldados, compañeros suyos de armas, que se hicieron frailes y fueron verdaderos apóstoles de los indios:

«Pasó un buen soldado que se decía Sindos de Portillo, natural de Portillo, y tenía muy buenos indios y estaba rico, y dejó sus indios y vendió sus bienes y los repartió a pobres, y se metió a fraile francisco, y fue de santa vida; este fraile fue conocido en México, y era público que murió santo y que hizo milagros, y era casi un santo. Y otro buen soldado que se decía Francisco de Medina, natural de Medina del Campo, se metió a fraile francisco y fue buen religioso; y otro buen soldado que se decía Quintero, natural de Moguer, y tenía buenos indios y estaba rico, y lo dio por Dios y se metio a fraile francisco, y fue buen religioso; y otro soldado que se decía Alonso de Aguilar, cuya fue la venta que ahora se llama de Aguilar, que está entre la Veracruz y la Puebla, y estaba rico y tenía buen repartimiento de indios, todo lo vendió y lo dio por Dios, y se metió a fraile dominico y fue muy buen religioso; este fraile Aguilar fue muy conocido y fue muy buen fraile dominico. Y otro buen soldado que se decía fulano Burguillos, tenía buenos indios y estaba rico, y lo dejó y se metió a fraile francisco; y este Burguillos después se salió de la Orden y no fue tan buen religioso como debiera; y otro buen soldado, que se decía Escalante, era muy galán y buen jinete, se metió fraile francisco, y después se salió del monasterio, y de allí a obra de un mes tornó a tomar los hábitos, y fue muy buen religioso. Y otro buen soldado que se decía Lintorno, natural de Guadalajara, se metió fraile francisco y fue buen religioso, y solía tener indios de encomienda y era hombre de negocios. Otro buen soldado que se decía Gaspar Díez, natural de Castilla la Vieja, y estaba rico, así de sus indios como de tratos, todo lo dio por Dios, y se fue a los pinares de Guaxalcingo [Huehxotzingo, en Puebla], en parte muy solitaria, e hizo una ermita y se puso en ella por ermitaño, y fue de tan buena vida, y se daba ayunos y disciplinas, que se puso muy flaco y debilitado, y decía que dormía en el suelo en unas pajas, y que de que lo supo el buen obispo don fray Juan de Zumárraga lo envió a llamar o le mandó que no se diese tan áspera vida, y tuvo tan buen fama de ermitaño Gaspar Díez, que se metieron en su compañía otros dos ermitaños y todos hicieron buena vida, y a cabo de cuatro años que allí estaban fue Dios servido llevarle a su santa gloria»…

Ya se ve que no había entonces mucha distancia entre los frailes apóstoles y aquellos soldados conquistadores, más tarde venteros, encomenderos o comerciantes. Es un falso planteamiento maniqueo, como ya he señalado, contraponer la bondad de los misioneros con la maldad de los soldados: los documentos de la época muestran en cientos de ocasiones que unos y otros eran miembros hermanos, más o menos virtuosos, de un mismo pueblo profundamente cristiano.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Las nulidades y la gracia sacramental

Buenos días Fray Nelson. Tengo una inquietud acerca de la UNIÓN SACRAMENTAL QUE SE PRODUCE EN LAS PAREJAS QUE NOS CASAMOS. Si la iglesia dice que el matrimonio es INDISOLUBLE, ¿qué sucede entonces con la UNIÓN SACRAMENTAL después de la nulidad de un matrimonio? – OLVM.

* * *

La Iglesia no “anula” matrimonios. Si un matrimonio es válido es válido. Lo que sucede es que hay matrimonios que PARECEN válidos y no lo son. Por ejemplo, si la persona fue obligada a casarse o si la casaron con engaño grave.

Si al estudiar las condiciones de un matrimonio se ve que no fue válido eso es lo que se llama una declaración de nulidad, o sea, se declara oficialmente que NUNCA hubo matrimonio.

En esos casos graves no existe la gracia sacramental porque no existió el sacramento. Piensa en una persona que se casa y la tienen engañada; por ejemplo: una mujer que sabe que es estéril pero no le dice nada al novio, y así se “casan.” Ahí no hay matrimonio. No se anula sino que no lo hubo.

Por supuesto, cuando sí hay matrimonio, la Iglesia cree en la fuerza de la gracia sacramental.

ESCUCHA, Los otros nombres del Espíritu Santo

[Predicación a los servidores del Grupo de Oración en la Parroquia de San Antonio Claret, en Lakewood, NJ.]

* Tres imágenes son muy frecuentes cuando se va a hablar del Espíritu Santo: el viento, el fuego y la paloma. Pero en el Nuevo Testamento hay también otras imágenes que nos enseñan bastante de la presencia y la acción del Espíritu.

(1) Las arras. Son como el “adelanto” que indica que un compromiso va en firme, ya se trate de un negocio o de una boda. El Espíritu Santo nos concede, en medio de nuestras batallas, un “adelanto” y certeza de que la victoria es de Dios, y con esa certeza anticipada nos da nueva fuerza.

(2) El Defensor. Mientras que el espíritu perverso es Acusador (satán), que quiere que nos concentremos en los defectos de los demás o que desesperemos de nuestra propia conversión, el Espíritu Santo es Defensor que nos llama al arrepentimiento mientras nos recuerda la inagotable misericordia divina.

(3) El Consolador. Su consuelo no es un contentillo o un premio de consolación o una caricia para el derrotado. Su consuelo es luz que nos muestra la unión de nuestro padecer con el padecer de Cristo, para que nos beneficiemos de su amor inmenso.

(4) El temblor. Varias veces en el Nuevo Testamento encontramos que un fuerte temblor acompaña o sigue a la oración de los discípulos. En ningún caso es temblor que destruye. Es más bien la señal de cómo Dios cambia los cimientos de una vida, sacándonos de las bases falsas y dándonos fundamento auténtico.

(5) Armonía. El Espíritu crea unidad enseñándonos a descubrir el bien hermoso y además necesario que Él mismo está haciendo en otros corazones.