Teología Moral familiar y sexual, 01: Presupuestos

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Tema 01: Presupuestos

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* El título de esta materia en nuestra facultad de teología ya indica una primera toma de postura. Al hablar de moral “familiar y sexual” resaltamos un vínculo que lamentablemente no es obvio en nuestro tiempo. Es importante destacar desde el principio que el ámbito de los afectos y virtudes propias de la familia es el contexto apropiado para ver la sexualidad desde una perspectiva plenamente humana.

* Como en toda área de la teología, un punto central es la pregunta epistemológica, es decir: ¿sobre qué base se construye y reconoce conocimiento nuevo en esta área de la teología? Otro modo de hacer la pregunta es: ¿Qué condiciones debe cumplir una afirmación para ser admitida como válida?

* La omisión de la cuestión epistemológica hace que con frecuencia las discusiones en temas de moral sexual o familiar queden empantanadas u oscurecidas por otras consideraciones de tipo cultural o completamente subjetivo. por eso hay que distinguir entre una mala epistemología y una buena.

* La mala epistemología se apoya en algún género de estructura sofística. Por ejemplo, que lo que piensa la mayoría es lo correcto; o que lo más reciente es, sólo por ello, mejor; o que el fin justifica los medios.

* Una buena epistemología, en lo que trata de moral, asume la capacidad analítica, sintética y crítica de la racionalidad humana, y a la vez, la integridad del dato revelado. Tal es el pensamiento de la Iglesia en esta materia, y en la moral en su conjunto.

* Es necesario tener en cuenta que la moral familiar y sexual es una moral “especial” y que por tanto asume, sin sentirse obligada a demostrarlos, aquellos fundamentos que son parte de la moral general.

* Ello en particular implica que en esta moral especial se experimenta también la fuerza del “Gran Dilema”: Si la moral es racional entonces no es necesaria la fe (ni la Iglesia); y si es irracional, entonces no obliga. Queda como ejercicio dar una respuesta al dilema.

ESCUCHA, Meditación sobre los Salmos llamados de las Subidas

Escuela de Vida Interior, Tema 35: Meditación sobre los Salmos llamados de las Subidas

* Texto utilizado como ejemplo, el Salmo 122:

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

* Para evitar desviaciones doctrinales y usos inapropiados del lenguaje celebrativo de los sacrificios, el Libro del Deuteronomio prescribió que sólo hubiera u lugar de culto: el templo de Jerusalén.

* Esto hizo que los israelitas organizaran su vida introduciendo un elemento nuevo: peregrinaciones a la Ciudad Santa. Y como Jerusalén está construida al modo de las ciudades antiguas, en una colina para ser mejor defendida, esas peregrinaciones tenían la estructura de un ascenso, una “subida,” y por ello los salmos que por costumbre servían para acompañar las jornadas de los peregrinos son llamados “salmos de las subidas.”

* Conviene recordar la dureza de esos largos trayectos que suponían abundantes sacrificios pero que a la vez afianzaban la fe del pueblo y su cohesión como nación elegida por Dios.

* Por eso podemos asegurar que hay bienes permanentes que están inscritos en estos salmos, entre los cuales es ampliamente conocido el 122. En síntesis, de ellos recibimos:

(1) Al peregrinar retomamos conciencia del carácter comunitario de nuestra fe.

(2) Peregrinar nos ayuda a tomar conciencia de cómo habremos de desprendernos de todo y quedarnos con lo esencial.

(3) Los lugares significativos nos ayudan a recordar que hay una meta en la vida.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 04 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 04 se está publicando aquí:

is.gd/vida_interior_04

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

¿Los difuntos saben de nosotros?

Hola, fray Nelson. Perdí un hermano en un accidente y quiero saber si las almas nos ven y escuchan.
Gracias estaré atento a su respuesta. — P. de T.

* * *

Los difuntos han salido de nuestra condición temporal. Los estímulos sensoriales no llegan a ellos porque esos estímulos requieren un cuerpo como el nuestro o un cuerpo glorificado que no tienen todavía. Su modo de conocer no es entonces semejante al nuestro. Lo que los difuntos ven o conocen lo conocen únicamente contemplando la sabiduría de Dios, y por tanto sólo saben de aquello que Dios les concede saber desde sí mismo, y no viéndonos directamente a nosotros como nosotros nos vemos y escuchamos unos a otros.

Eso significa que en realidad no sabemos qué saben en detalle sobre nosotros aunque por supuesto saben que existimos y que necesitamos del amor y el auxilio de Dios. En el caso de los santos sabemos que su unión con el amor y la voluntad de Dios los hace útiles intercesores, no porque necesariamente tengan conocimiento detallado de nosotros sino porque anhelan la gloria de Dios en nuestras vidas. Por eso es razonable pedir la intercesión de los santos.

Un razonamiento semejante puede suponerse para las almas del purgatorio, en cuanto no están separadas de la caridad divina. Sin embargo, es doctrina común de la Iglesia que no existe en el purgatorio una visión directa de Dios, en la “luz de la gloria” (lumen gloriae), por lo que su conocimiento debe estar seriamente limitado y probablemente ha de centrarse más en su propia condición y los límites de la caridad que tuvieron en vida. De donde hay que suponer que los difuntos que no están en la gloria celeste aún saben mucho menos de nuestro bien.

Es importante advertir que esta ignorancia nuestra sobre qué saben los difuntos no es un daño sino un bien. La idea de que los difuntos nos están viendo como desde un balcón o con una cámara trae siempre la atención de querer hablarles, y de ahí al espiritismo, no hay sino un pequeño paso. Lo sensato es: pedir la intercesión de los santos y pedir misericordia para nuestros difuntos. Y nada más.