¿Qué significa aquello de que ser madre no es un estado civil?

Suponiendo que el Papa lo haya dicho, ¿qué significa aquello de que ser madre no es un estado civil? -S. Medina

* * *

El texto que muchas fotos y avisos atribuyen al Papa Francisco es: “No existen madres solteras; existen madres. Ser madre no es un estado civil.”

Tomando la última frase en sí misma, es cierta: ser madre no es un estado civil. Pero esa frase no dice nada. Solamente indica que cuando en un formulario oficial se le pida a una mujer que marque una casilla, la soltera marcará “soltera” sin que importe si tiene o no hijos; y la casada marcará “casada” sin tener en cuenta hijos. ¿Y qué hay con eso?

Por otra parte, “soltera” es un adjetivo válido en la lengua castellana. Un adjetivo que tiene implicaciones en todos los casos. ¿Qué impide que se agregue ese adjetivo a la palabra “madre”? Uno puede decir: “Hay abogadas solteras y abogadas casadas” Eso tiene implicaciones laborales, prestacionales, familiares y de otros órdenes. Uno puede decir: “Hay deportistas solteras y deportistas casadas.” Y así sucesivamente. No hay nada que impida que uno diga “Hay madres solteras y madres casadas” ¿Por qué no se podría decir? Y es evidente que la condición de la madre soltera no es idéntica a la condición de la madre casada, o sea que no es solo un asunto de términos: es un asunto de realidades.

Esas realidades pueden llevar sin embargo a discriminaciones. Si la frase en verdad la dijo el Papa, cosa que yo no he podido comprobar, y si la dijo con la autoridad propia de su nuevo ministerio, y no por ejemplo como provincial de los jesuitas o como arzobispo de Buenos Aires, quizás la interpretación sería: “No dejes que tus prejuicios te impidan valorar los esfuerzos y virtudes de la mujer que ha decidido seguir adelante con un embarazo aún sin el apoyo de quien debería ser su pareja.”

Advent: A Meditation for Catholic Priests

[Talk for a group of priests from the Diocese of Metuchen, NJ.]

1. The priest’s paradox: high commitment and low ownership.

From the Gospel according to Matthew, chapter 19: 24 Again I say to you, it is easier for a camel to pass through the eye of a needle than for one who is rich to enter the kingdom of God.” 25 When the disciples heard this, they were greatly astonished and said, “Who then can be saved?” 26 Jesus looked at them and said, “For human beings this is impossible, but for God all things are possible.” 27 Then Peter said to him in reply, “We have given up everything and followed you. What will there be for us?” 28 Jesus said to them, “Amen, I say to you that you who have followed me, in the new age, when the Son of Man is seated on his throne of glory, will yourselves sit on twelve thrones, judging the twelve tribes of Israel. 29 And everyone who has given up houses or brothers or sisters or father or mother or children or lands for the sake of my name will receive a hundred times more, and will inherit eternal life. 30 But many who are first will be last, and the last will be first.

2. The richness of advent.

2.1 The world (barely) knows about Christmas. We can say that advent is plainly ignored.

2.2 Yet with no awareness of our need for Christ we tend to ignore, despise or dismiss all he has for us.

2.3 Do we acknowledge our own needs before the Saviour of all? It seems quite counter-intuitive to experience abundance of giving and receiving, and at the same time, coming to realise our deepest wanting.

2.4 The whole purpose of the season is to arrive at this affirmation: I miss you, Lord.

3. We have got everything in the Eucharist.

3.1 Donation comes to its fullest in the sacrament of the Eucharist. Christ simply didn’t keep anything for himself. He gave away all he had, and all he had was all we need and far more.

3.2 At the same time, the Blessed Sacrament is food for the road; it is the divine manna that gives new strength and purpose to the people of God.

3.3 It is not the case that something of Christ’s treasures is missing in the Eucharist; it is rather the case that we are unable to receive all that is in the sacrament. But the more we come to receive this nourishment, the more able we become to receive even more, so as to identify ourselves with Christ himself.

3.4 This is particularly necessary in order to bring hope to the world and to irradiate true mercy, that is, love that transforms and lifts up human hearts.

Unción de Cristo y del cristiano, 6 de 6: Partícipes del mismo Espíritu que ungió a Cristo

[Retiro con la comunidad hispana de Bernardsville. Diciembre de 2014.]

Tema 6 de 6: Partícipes del mismo Espíritu que ungió a Cristo

* ¿Qué hace el Espíritu Santo de Dios cuando unge a una persona? Lo podemos responder mirando la persona de Jesucristo, aquel que recibe el Espíritu “sin medida” (véase Juan 3,34). En el tercer evangelio Cristo describe su misión como obra de la abundancia de Espíritu que ha recibido, y que lo ha ungido (Lucas 4,18-19; véase Isaías 61,1).

* Cada uno de nosotros, en virtud de la oración sacerdotal de Jesucristo (Juan 17), tiene el “derecho” de reclamarle a Dios la “herencia,” porque, según san Pablo, nosotros somos co-herederos con Cristo, que por pura misericordia, ha querido ser primogénito y no sólo unigénito.

* Lo primero que hace el Espíritu es hacernos hijos de Dios y hacer que nos reconozcamos como tales. Es el Espíritu el que nos permite clamar: ¡Abbá! ¡Padre! (Romanos 8,15). En segundo lugar, el Espíritu reforma todos nuestros valores y afectos, ordenándolos según Dios, “porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu.” (Romanos 8,5).

* El Espíritu nos otorga también sus dones y carismas, que son herramientas, armas y expresiones vivas de la gloria de Dios para bien de la Iglesia y alegría del pueblo santo frente a los perversos ataques del demonio, el mundo y la carne.

Unción de Cristo y del cristiano, 5 de 6: Renovados desde dentro por el Espíritu

[Retiro con la comunidad hispana de Bernardsville. Diciembre de 2014.]

Tema 5 de 6: Renovados desde dentro por el Espíritu

* San Lucas nos habla de cómo de Cristo sale una fuerza o poder que sana a todos (Lucas 6,19). La Ley de Moisés, que en esto corresponde a la experiencia de multitud de padres y educadores, enseña que una manzana dañada es suficiente para dañar el resto de la caja. Moisés prevé el poder del mal y por eso aísla al leproso, que contagiará a todos, y también apedrea al que ha pecado gravemente.

* Podemos decir por contraste que la “fuerza” que irradia Cristo, el Ungido, es el reverso de lo que Moisés tenía. En Marcos 1 vemos a Cristo tocando a un leproso, y la lepra no contagia a Cristo sino que la salud de Cristo “contagia” al leproso. estamos ante un bien que es potente.

* Es lo mismo que contempló Ezequiel en aquel río que salía del templo (véase Ezequiel 47,1-12), y que crecía como reproduciéndose a sí mismo, y que repartía salud y fecundidad. es la imagen de una fuente que brota desde dentro del corazón de Dios, y que quiere brotar desde dentro del corazón del cristiano, como brotó del Corazón Sagrado del mismo Cristo.

* Esa fuente que mana desde dentro hace superar la “lógica de la transacción.” Para entender mejor qué quiere decir esta lógica, que es la que impera en el mundo, y que mira ante todo al propio interés, sirve la conferencia: Todo lo que el Espíritu puede hacer en tu vida.

* La generosidad que da el Espíritu brilla de modo sublime en los santos, sobre todo en los mártires, que lo han dado todo sin reservarse nada, y también en los que han destacado por su misericordia.