Para entender el combate espiritual

Como estamos #EnCombate, es bueno conocer las 10 principales estrategias del enemigo.

01 El demonio no quería que tú existieras porque cada ser humano es imagen de Dios. #EnCombate

02 Si el demonio no logró que te abortaran, y entonces ya naciste, no quiere que sepas nada de Dios ni de tu hermosa dignidad. #EnCombate

03 Si el demonio no pudo impedir que conocieras a Dios y sus sabias leyes, quiere seducirte con diversas formas de pecado. #EnCombate

04 Si el demonio no logra que peques abiertamente, entonces intenta que te envanezcas y llenes de soberbia. #EnCombate

05 Si el demonio no logra fomentar en ti soberbia y vanidad, intenta abrumarte con tedio y aburrimiento de lo bueno y del bien. #EnCombate

06 Si el demonio no logra aburrirte con el tedio, intenta engendrar una tristeza profunda y sin razón. #EnCombate

07 Si el demonio no consigue envenenarte con la tristeza, te amenaza con lo que te puede pasar, para que el miedo te paralice. #EnCombate

08 Si el demonio no logra que el miedo te frene, te advierte mucho sobre lo que puedes perder, a ver si te encierra en egoísmo. #EnCombate

09 Si el demonio no puede encarcelarte en el egoísmo, intenta saturarte de dudas sobre la fe, la Iglesia y los sacramentos. #EnCombate

10 Si el demonio no logra quitarte la fe ni le sirve nada de lo dicho, brama con odio, y se aleja… esperando otra oportunidad. #EnCombate

[Primero publicado en mi cuenta de Twitter.]

Las tres grandes intenciones para el 2015

Se abre ante nuestros ojos un año nuevo. Quiero presentarte las tres grandes intenciones que considero indispensables en nuestro corazón, si somos creyentes y católicos convencidos.

(1) Hay que orar mucho por la Iglesia perseguida con la violencia y buscar caminos de expresar nuestra solidaridad con los hombres y mujeres que arriesgan su vida y su todo por permanecer fieles a Jesús. Hablo de muchos de nuestros hermanos en África (Nigeria, por ejemplo, y en parte, Egipto), o en Asia (Siria, Iraq, por ejemplo, y en partes de la India y otros lugares).

(2) Hay que orar por la Iglesia perseguida por la seducción de la mundanidad, y pedir a Dios que se levanten voces claras y vigorosas que sepan tapar la boca a los sacerdotes, obispos y cardenales irresponsables, o en complicidad de pecado, que proponen barbaridades, como los que hablan de reconocimiento de matrimonio gay o de dar la sagrada comunión a los divorciados. Ese tipo de personas hacen mucho daño y van a presionar mucho para que en la segunda parte del Sínodo de la Familia, a celebrarse en este 2015, se imponga su punto de vista y la Iglesia produzca un documento traidor a Cristo y al Evangelio. Si algo así sucede, pasarán siglos antes de que el daño se repare, aunque por supuesto la Iglesia no se acabará. Esta intención implica interceder fervientemente por el Papa aunque sabemos que un error suyo en esto no termina la autoridad de la Iglesia ni del papado mismo. Pero sería un daño espantoso y hay que suplicar que Francisco sea claro en sus palabras y firme con la firmeza de Cristo en lo que hay que defender en cuanto al matrimonio y la familia.

(3) Hay que orar por las graves tensiones internacionales, que no cesan, sobre todo con Corea del Norte y con Rusia. En esto no se trata de creer que nosotros los de Occidente somos “buenos” porque hay grandes valores morales en esos países, sobre todo en Rusia, que están siendo despreciados y prostituidos en nuestros países, sobre todo en el Atlántico Norte, o sea Estados Unidos, Canadá y Europa, donde pareciera haber una guerra contra la familia y un afán tenebroso de imponer lo que San Juan Pablo II llamaba la cultura de la muerte. Muchos temen que la situación de Ucrania y la simultánea presión económica sobre Rusia desencadene desastres irreversibles.

Así que hay que orar. Todos. Con amor. Con perseverancia. Con la mirada puesta en Cristo, Hijo de Dios vivo y Rey de Reyes.