Conoce el Fuego del Espíritu Santo, 1 de 2

[Predicación a una asamblea de la Renovación Carismática Católica en San Salvador. Junio de 2014]

Parte 1: Tres de las cuatro razones por las que requerimos del Fuego de Dios

* El pasaje de los Discípulos de Emaús (en Lucas 24) nos recuerda que el fuego de amor hacia Cristo puede resfriarse y pasar por crisis. También demuestra que Cristo mismo, desde la fuerza de su resurrección, puede infundir un nuevo ardor en nuestro caminar de fe. Lo cual conduce a la pregunta: ¿por qué necesitamos del Fuego Nuevo que trae el Resucitado? Hay cuatro poderosas razones, de las cuales en esta enseñanza examinamos tres:

(1) El fuego purifica: (1.1) El germen de tentación que lleva al pecado no soporta la alta temperatura de amor de la Cruz de Cristo. (1.2) El Espíritu es un amor mejor que hace palidecer y facilita descartar los falsos amores que llevan a idolatría.

(2) El fuego nos hace dóciles: como el hierro que transformado por el calor puede ser forjado. Y nótese algo: Ningún argumento convencerá al hierro frío de que puede tomar la forma sublime que sólo le dará la forja. Por eso el fuego no discute: obra.

(3) El fuego nos hace hermanos: sólo molidos por el poder de la Palabra, que tritura nuestros ídolos, y remojados y horneados por el Espíritu llegamos a ser Pan vivo que da vida al mundo.