Una felicitación para Infocatólica

Es importante felicitar a Infocatólica–a quien modestamente apoyo con alguna contribución a través de mi blog–por su postura valiente y a la vez tan respetuosa en este enojoso asunto que tiene origen definido: la postura, mal fundamentada, pero tan especiosamente presentada y tan ampliamente difundida, del cardenal Walter Kasper sobre el acceso a la sagrada comunión por parte de los divorciados vueltos a casar.

Por supuesto que la conclusión que hay que sacar de todo esto es que sólo puede calificarse de lamentable la condición doctrinal de nuestra Iglesia. Como si fuera de un adorno que puede modificarse a placer, o como si se tratara del reglamento de un club en manos de sus socios: así tratan muchos el depósito de la fe que nos dejaron los apóstoles y que fue refrendado por el sello de su propia sangre, y la de centenares de mártires nobles y llenos de amor a Dios y al prójimo. ¡Que ellos intercedan por nosotros, y particularmente por el Papa Francisco, en estas horas de incertidumbre y penosa desorientación!

Ser feliz o ganar la discusión

Por una concurrida avenida, una pareja va retrasada para cenar con unos amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar por lo que ella consultó el mapa antes de salir. Él conduce y ella le orienta, y le indica que gire en la siguiente calle a la izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha. Inicia la discusión y casi al instante ella calla y él decide girar a la derecha. En pocos minutos él se da cuenta de que estaba equivocado. Aunque es difícil, admite que tomo el camino equivocado, al tiempo que inicia el retorno. Ella en silencio le sonríe con camaradería. Una vez que llegaron a la cita se disculparon por el retraso la noche transcurrió grata y amena.
Cuando habían emprendido el camino de regreso, él comenta:

-Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado ¿por qué no insististe para que me fuera por el correcto?

Ella responde:

– Porque íbamos retrasados y el tráfico tan congestionado, que los ánimos estaban calentándose, estábamos a punto de una agria discusión, si insistía más, habría estropeado la noche, y Entre Tener Razón y Ser Feliz, prefiero Ser Feliz.

Esta historia fue contada por una directora empresarial durante una conferencia sobre la simplicidad en el mundo del trabajo.

Ella utilizó el escenario para ilustrar la cantidad de energía que gastamos sólo para demostrar que tenemos razón, independientemente de tenerla o no.

Desde entonces, me pregunto más a menudo: ¿Quiero ser feliz o ganar la discusión?