El Camino de la Misericordia, 4 de 4, San Juan XXIII, Testigo de la Misericordia

[Conferencias con la Casa de la Misericordia de Bucaramanga. Abril de 2014.]

Tema 4 de 4: San Juan XXIII, Testigo de la Misericordia

* Este es un hombre de familia sencilla, llena de amor y unidad. Un hombre de Dios, puesto delante de los horrores más repugnantes del ser humano, especialmente en las dos Guerras Mundiales. Un hombre que conoció el vacío existencial de la post guerra: la amenaza nuclear; la Guerra Fría; los desmanes del comunismo; la tenebrosa seducción del existencialismo ateo.

* Un sacerdote que descubrió como nadie la urgencia de perdón y de reconstrucción interior que tiene nuestro tiempo. Uno que supo valorar la paz, la ternura, el dolor por aquella que implanta distancia entre los hombres y los pueblos.

* De todo ello aprendió el valor de la humildad, el buen humor, la mansedumbre, la renuncia a la venganza, y sobre todo: la bondad, y la serenidad.

El Camino de la Misericordia, 3 de 4, Defender la gracia recibida

[Conferencias con la Casa de la Misericordia de Bucaramanga. Abril de 2014.]

Tema 3 de 4: Defender la gracia recibida

* Vivimos en tiempos de profunda necesidad espiritual. Pero ello no significa que la gente esté toda ya dispuesta y deseos de recibir las promesas del Señor. Muchos otros mensajes y falsas promesas invaden los oídos y corazones y por eso no es fácil dar testimonio. Hay que proteger la gracia que va a llegar y proteger la gracia recibida.

* En concreto, eso significa dos cosas: (1) Proteger las “entradas” a la casa del alma, es decir, cuidar nuestros sentidos, y educar a los menores en el discernimiento de lo que reciben. (2) Animar en aquellas actividades y ejercitaciones de caridad y de evangelización que ayuden a salir del egoísmo, y que enseñen a emplear bien el propio tiempo y talentos.

El Camino de la Misericordia, 2 de 4, Formarse en la misericordia

[Conferencias con la Casa de la Misericordia de Bucaramanga. Abril de 2014.]

Tema 2 de 4: Formarse en la misericordia

* Vivimos en un mundo donde la crueldad, la indiferencia y la intolerancia campean por muchas partes. Pronto entendemos que sin la misericordia esta tierra se vuelve jungla del más fuerte.

* Formarse en la misericordia es apreciar el don de Dios; sabernos recibidos por Él así como somos, pero no para quedarnos como somos.

El Camino de la Misericordia, 1 de 4, El Encuentro con Cristo

[Conferencias con la Casa de la Misericordia de Bucaramanga. Abril de 2014.]

Tema 1 de 4: El Encuentro con Cristo

* “Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor” nos dice la Escritura (Juan 20,20). Esa alegría es el fruto natural del encuentro con Aquel que nos ama.

* Cristo nos quita nuestras máscaras; nos acepta como somos, pero no nos “momifica.” Aceptar nuestra realidad actual nos encadenarnos a lo que hoy somos. Más bien: su amor quiere llevarnos a la plenitud de lo que podemos llegar a ser.

Participación y democracia

190 La participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, llamado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos,407 además de una de las mejores garantías de permanencia de la democracia. El gobierno democrático, en efecto, se define a partir de la atribución, por parte del pueblo, de poderes y funciones, que deben ejercitarse en su nombre, por su cuenta y a su favor; es evidente, pues, que toda democracia debe ser participativa.408 Lo cual comporta que los diversos sujetos de la comunidad civil, en cualquiera de sus niveles, sean informados, escuchados e implicados en el ejercicio de las funciones que ésta desarrolla.

191 La participación puede lograrse en todas las relaciones posibles entre el ciudadano y las instituciones: para ello, se debe prestar particular atención a los contextos históricos y sociales en los que la participación debería actuarse verdaderamente. La superación de los obstáculos culturales, jurídicos y sociales que con frecuencia se interponen, como verdaderas barreras, a la participación solidaria de los ciudadanos en los destinos de la propia comunidad, requiere una obra informativa y educativa.409 Una consideración cuidadosa merecen, en este sentido, todas las posturas que llevan al ciudadano a formas de participación insuficientes o incorrectas, y al difundido desinterés por todo lo que concierne a la esfera de la vida social y política: piénsese, por ejemplo, en los intentos de los ciudadanos de « contratar » con las instituciones las condiciones más ventajosas para sí mismos, casi como si éstas estuviesen al servicio de las necesidades egoístas; y en la praxis de limitarse a la expresión de la opción electoral, llegando aun en muchos casos, a abstenerse.410

En el ámbito de la participación, una ulterior fuente de preocupación proviene de aquellos países con un régimen totalitario o dictatorial, donde el derecho fundamental a participar en la vida pública es negado de raíz, porque se considera una amenaza para el Estado mismo; 411 de los países donde este derecho es enunciado sólo formalmente, sin que se pueda ejercer concretamente; y también de aquellos otros donde el crecimiento exagerado del aparato burocrático niega de hecho al ciudadano la posibilidad de proponerse como un verdadero actor de la vida social y política.412

NOTAS para esta sección

407Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 278.

408Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 46: AAS 83 (1991) 850-851.

409Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1917.

410Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 30-31: AAS 58 (1966) 1049-1050; Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 851-852.

411Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 44-45: AAS 83 (1991) 848-849.

412Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 15: AAS 80 (1988) 528-530; cf. Pío XII, Radiomensaje de Navidad (24 de diciembre de 1952): AAS 45 (1953) 37; Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 47: AAS 63 (1971) 435-437.

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