Una guía de perplejos, 8 de 8, Sugerencias del Papa Francisco

[Retiro para formadores, misioneros y superiores, ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, en Sasaima, Colombia, Diciembre de 2013.]

Tema 8 de 8: Sugerencias del Papa Francisco

* En los números 222 a 237 de su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium el Papa Francisco ofrece algunas indicaciones generales que iluminan la labor de hacer socialmente presente el Evangelio.

(1) El tiempo es superior al espacio

Lo explica en el n. 223: “Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Es una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando prioridad al tiempo. Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenacidad.”

(2) La unidad prevalece sobre el conflicto

Lo explica el Papa en el 228: “De este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo pueden facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda. Por eso hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna.”

(3) La realidad es más importante que la idea

Leemos al Papa en el 232: “La idea –las elaboraciones conceptuales– está en función de la captación, la comprensión y la conducción de la realidad. La idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. Hay que pasar del nominalismo formal a la objetividad armoniosa. De otro modo, se manipula la verdad, así como se suplanta la gimnasia por la cosmética.[185] Hay políticos –e incluso dirigentes religiosos– que se preguntan por qué el pueblo no los comprende y no los sigue, si sus propuestas son tan lógicas y claras. Posiblemente sea porque se instalaron en el reino de la pura idea y redujeron la política o la fe a la retórica. Otros olvidaron la sencillez e importaron desde fuera una racionalidad ajena a la gente.”

(4) El todo es superior a la parte

Esta explicación nos da el Papa en el 235: “El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos. Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula sino que recibe siempre nuevos estímulos para su propio desarrollo. No es ni la esfera global que anula ni la parcialidad aislada que esteriliza.”

Una guía de perplejos, 7 de 8, Para salir de la perplejidad

[Retiro para formadores, misioneros y superiores, ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, en Sasaima, Colombia, Diciembre de 2013.]

Tema 7 de 8: Para salir de la perplejidad

* Cuatro recomendaciones generales para vencer la perplejidad que se experimenta ante la dificultad de transmitir nuestra fe y nuestros valores:

(1) HISTORIA. Sin la luz de un buen contexto histórico, lo único que nos queda de los grandes fenómenos sociales es como la cancha vacía y sucia de un estadio, sin entender qué se jugó ni si fue justa o injusta la victoria. No importa si la gente que participa de esas corrientes y amplias transformaciones es consciente o no de lo que viven, o si ignoran hasta qué punto ellos mismos, y sus decisiones, son consecuencias de hechos y tendencias que les anteceden y superan. Aunque la gente misma no lo sepa es bueno y saludable para nosotros, como servicio a la misma gente, saberlo.

(2) MAGISTERIO. No somos ni los primeros ni los últimos en plantearnos cómo transmitir la fe. Numerosos documentos de nuestros legítimos pastores dan pistas claras y análisis certeros sobre los mismos escenarios que tratamos de comprender mejor para servir mejor. Es tiempo de dejar de ver los documentos eclesiales como simples “tareas” o “cargas” y empezar a verlos como subsidios y herramientas que nos ayudan grandemente.

(3) DISCERNIMIENTO. Es preciso superar la idea de que lo antiguo, por el solo hecho de ser antiguo, es bueno (o malo), o que lo nuevo, por nuevo, ya es malo ( o bueno). Como guía de lectura de la realidad, el discernimiento nos invita a aplicar, en términos muy amplios, lo que el Papa Benedicto XVI llamó la “hermenéutica de la continuidad,” buscando el crecimiento orgánico del bien.

(4) ACTITUD. Para tender puentes necesitamos cambios de actitud en nosotros, sin pretender que otros den los primeros pasos. Esto incluye: conocimiento de sí mismo, humildad, caridad, oración y finalmente, diálogo.

Una guía de perplejos, 6 de 8, Modernidad y Postmodernidad

[Retiro para formadores, misioneros y superiores, ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, en Sasaima, Colombia, Diciembre de 2013.]

Tema 6 de 8: Modernidad y Postmodernidad

* Ante todo, hay que distinguir Modernidad, que alude a un fenómeno cultural con luces y sombras, y modernismo, que hace referencia a una tendencia herética de la que ya hemos hecho una presentación en la anterior predicación.

* Según lo ya explicado, el rasgo más típico de la Modernidad es el papel protagónico que le da a la razón humana. En sí mismo, esto es bueno, pero, como anotaba Jürgen Habermas, el énfasis racional se ha concentrado casi completamente en la “razón instrumental,” es decir, en la capacidad de analizar esquemas, situaciones y procesos para transformarlos según el propósitos de cada sujeto.

* Por supuesto, la razón instrumental abre posibilidades de desarrollo pero también de explotación y desastre. Y todo ello ha sucedido. A impulso de la máquina de vapor, la revolución industrial cambió las reglas de juego en la economía, convirtiendo al sistema de producción no en un camino para satisfacer sino para crear necesidades.

* Los cambios psicológicos, familiares, sociales y ecológicos de la aplicación indiscriminada de la razón instrumental terminaron pasando su factura en dos espantosas guerras mundiales y en una estela de desastres ecológicos irreparables. Como quien despierta de un profundo letargo, el mundo de Occidente se vio de pronto con un desastre a su alrededor, y sin una brújula a mano.

* La exigua propuesta del existencialismo (Sartre) fue dar el nombre de libertad a la desorientación, y convertir la felicidad en una etiqueta de libre postura y remoción. No es extraño que por ese camino se llegara a la Revolución de Mayo de 1968: el subjetivismo ignorante y arrogante trataba de poner cara dura a su triste destino (Camus) o renunciaba a toda significación para refugiarse en paraísos falsos de placer fácil: sexo y droga (hippismo).

* El nuevo contexto viene marcado por un profundo escepticismo hacia la racionalidad misma, es decir, el centro vital de la Modernidad es puesto en cuestión. La Post-Modernidad pretende conservar espacio para la verdad sólo en dos ámbitos: en la Ciencia (y claro está, su derivada, la tecnología), y en la “verdad subjetiva” es decir, en la confusión entre verdad y autenticidad, como si presentarse y asumir los propios deseos como se presentan fuera garantía de una especie de verdad.

* La postmodernidad cuestiona también las “grandes pertenencias,” es decir, el considerarse uno, ante todo, como hijo de una nación, , miembro de un partido, fiel de una iglesia. Las “grandes narrativas,” sean de tipo filosófico-metafísico o religioso, caen en descrédito porque las “grandes instituciones” se han mostrado hipócritas, traidoras o en todo caso, insuficientes para evitar los desastres que el siglo XX presenció.

* En el mundo postmoderno lo que caben son las pequeñas fidelidades y las pequeñas felicidades: la escala se reduce, las esperanzas se redimensionan, a caballo entre el cinismo y la resignación.

* Es importante subrayar que hay frutos buenos, reales y posibles, tanto en la Modernidad como en la Postmodernidad. Lo más sabio, por supuesto, será tratar de incorporarlos todos. De la Modernidad hay que rescatar los valores de la racionalidad, el progreso, la civilidad y la búsqueda de una cosmovisión (u omnicomprensión). De la Postmodernidad no debe dejar perderse lo que tiene en dirección a la humildad, la ternura y la comunidad.

Lo de la bomba demográfica es mentira

“¿Cinismo? ¿Ceguera? D’Entremont me decía entonces que el neomalthusianismo no es una teoría científica, sino “una religión que tiene millones de adeptos que han hecho un acto de fe en el pensamiento de Malthus, sin haber comprobado la falsedad de ese pensamiento, ni admitido la bondad de los argumentos contrarios, que no parten de creencias, sino de hechos científicamente comprobados”…”

Bomba demográfica?

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