Sacerdotes que no dan la comunión de rodillas

Tengo una consulta, en mi parroquia el sacerdote que vino ahora se niega a darnos la comunion de rodillas, ya se le pregunto el porque, y dice que no esta permitido y que es una practica antigua y que el nunca va a dar la eucaristia de esa manera… por otro lado me dijeron que no podemos hacer nada, porque los sacerdotes pueden hacer lo que quieren durante la misa segun les parezca… que piensa usted? es cierto que es asi y que pueden hacer lo que quieren?

* * *

No es cierto que el sacerdote sea “dueño” de la Misa. Tampoco es cierto que esa forma devota de comulgar sea tan “antigua.” Ni es cierto que por “antigua” haya que descartarla (más “antiguo es el hecho mismo de comulgar: ¿lo vamos a descartar por antiguo?). En todo esto el sacerdote está claramente equivocado.

Hay dos caminos a seguir: uno, duro; otro, más suave.

El camino “duro” es ir donde el obispo, acusar al sacerdote, reunir firmas, lograr una carta mandatoria para obligar a que el sacerdote dé la comunión a los que la soliciten de rodillas. A veces esto funciona, supongo, aunque no conozco un solo caso en que sea así. Esta estrategia aumenta la sensibilidad, endurece las partes, crea diferencias insalvables, destruye la confianza y termina llevando hacia situaciones litúrgicas y pastorales peores.

El camino “suave” es este: aun entendiendo que el sacerdote no tiene razón en lo que dice, hay que buscar la manera de construir algo que no sea una guerra de ofensas y prejuicios. Para nuestro orgullo a veces es atractiva la idea de ganar una discusión o triunfar sobre un error ajeno pero esa clase de sentimiento le da poca gloria a Dios y en cambio abre las puertas a muchos desastres.

En realidad, el camino “duro” sólo es necesario si el sacerdote está diciendo herejías o pisoteando la liturgia. Si no es el caso, y uno se siente tentado de tomar ese camino, es preferible irse a otra parroquia.

Si uno se siente capaz de asumir el camino “suave” lo mejor es conocer más la parroquia, integrarse a los grupos o comunidades que haya, primero con un perfil de sencillez y apoyo, y liego de un modo más abierto. A medida que vamos conociendo los rostros, las actitudes, las intenciones reales de las personas los prejuicios se van disolviendo.

Es de desear que ese camino “suave” lleve un día a replantear las cosas no como quien exige de un funcionario público sino como quien habla con un hermano en la fe y un verdadero guía espiritual. Por supuesto, sea cual sea la decisión y el camino, es muy importante orar pidiendo luz para nosotros y para todos.