Perfectae Caritatis, 12 de 12, Vida en comunidad

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 12 de 12: Vida en comunidad

* En Colosenses 3,12-1, el apóstol Pablo presenta un retrato muy completo de la vida en comunidad. Él escribe para todos pero sus palabras resuenan de manera especial para la vida religiosa:

Como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre.

* Se destacan tres “mega-actitudes,” es decir: virtudes que de tal manera presiden,cada una, el conjunto de la vida cristiana, que resultan indispensables como práctica continua: el amor, la paz y la gratitud.

(1) Hay tres momentos en el amor: saberse amado; amar al prójimo en razón de Dios, esto es: buscando su bien; y poder comprender y amar al que no nos ama.

(2) Y hay tres fases en la paz: encontrar uno su descanso en Dios; sentirse a gusto en el orden propio de un bien armónico y estable; no perder el tesoro de la paz ni siquiera frente al ridículo, la incomprensión, el desconcierto o la persecución.

(3) También la gratitud se ha de vivir en tres etapas: por la elección que ha hecho de nosotros; porque su bondad nos preserva, defiende y sostiene; porque aún en lo que no entendemos, su mano nos guía.

* Estas tres mega-actitudes “hacen posible” la vida comunitaria, de la cual se dijo en Perfectae Caritatis 15:

A ejemplo de la primitiva Iglesia, en la cual la multitud de los creyentes eran un corazón y un alma, ha de mantenerse la vida común en la oración y en la comunión del mismo espíritu, nutrida por la doctrina evangélica, por la sagrada Liturgia y principalmente por la Eucaristía. Los religiosos, como miembros de Cristo, han de prevenirse en el trato fraterno con muestras de mutuo respeto, llevando el uno las cargas del otro, ya que la comunidad, como verdadera familia, reunida en nombre de Dios, goza de su divina presencia por la caridad que el Espíritu Santo difundió en los corazones. La caridad es la plenitud de la ley y vínculo de perfección y por ella sabemos que hemos sido traspasados de la muerte a la vida. En fin, la unidad de los hermanos manifiesta el advenimiento de Cristo y de ella dimana una gran fuerza apostólica.

Perfectae Caritatis, 11 de 12, Superiores y formadores

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 11 de 12: Superiores y formadores

* Es imposible la renovación de la vida religiosa sin la presencia y acción de superiores que miren con ojos nuevos a las comunidades que se les han encomendado. La novedad de esa mirada está en reconocer, junto a las necesidades corporales y materiales, aquellas otras necesidades que pertenecen al orden de la gracia y la vocación.

* Si preguntamos a los religiosos qué superiores que quieren, cuatro cualidades suelen subrayarse: fraternos, comprensivos, atentos y muy humanos.

(1) Lo importante es que esa fraternidad nazca de Aquel que es “primogénito de muchos hermanos” (Romanos 8,29).

(2) Y si la comprensión y la compasión implican tomar sobre sí los dolores o preocupaciones que otros sufren, entonces el superior verdaderamente comprensivo no se limita a los sufrimientos visibles y materiales sino que entiende que es una tragedia traicionar a Dios o poner en riesgo la suerte eterna.

(3) Estar atento entonces es llamar la atención sobre aquello que hace falta o se ha debilitado y amenaza ruina. No descuidar lo físico o psicológico pero tampoco quedarse en ello. San Pablo escribe: “Está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente?” (2 Corintios 11,29).

(4) Y sí, ser muy humanos, sabiendo que Cristo “revela el hombre la hombre mismo” (véase Gaudium et Spes, 22). Un pragmatismo y un materialismo práctico nos han llevado a limitar los diálogos entre superiores y sus religiosos sólo al ámbito de la salud, las vacaciones y los edificios. Pero, ¿es justo cuidar los pisos y descuidar los cimientos de la vocación?

Perfectae Caritatis, 10 de 12, Juventud renovada

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 10 de 12: Juventud renovada

* El pasaje del joven rico, en la recensión de Marcos (10,17-27), nos presenta un dato que hay que destacar: Jesús mira con amor a ese joven. En esa mirada, el Señor le ofrece el tesoro de su compañía, gracia y amistad, que tenían que haber pesado más que los tesoros que aquel joven ya conocía. Al rechazar la mirada de Cristo, el joven hace un pésimo “negocio,” y la certeza de la terrible pérdida de inmediato lo envuelve en tristeza.

* Cristo sigue regalando su mirada que invita, muy especialmente a los jóvenes. Es preciso entonces tener ojos que no se dejen engañar y que luego deban lamentar lo perdido. Los engaños son tres fundamentalmente:

(1) El engaño por acumulación, que pretende mostrar como imposible que logremos cosas grandes porque al hacer la suma de las renuncias a lo largo del tiempo nos sentimos incapaces. Pero esa suma es un engaño; Cristo dice: “a cada día le basta su afán” (Mateo 6,34) Lo que él pide hoy es la respuesta de hoy; mañana será mañana, y eso de acumular sobre el presente las angustias y cargas futuras no sólo es ilógico sino que nos paraliza ante la propuesta divina.

(2) El engaño por impaciencia, que se ve exacerbada por la mentalidad tecnológica que todo lo logra con un “click.” Es tentador desalentarse ante una primera dificultad o ante la propia tardanza en superar malas costumbres. Pero nadie dijo que el camino era corto o los frutos inmediatos.

(3) El engaño por egoísmo, que agranda todo lo propio y descuida o minimiza los dolores, necesidades o problemas de los demás.

De la « Rerum novarum » hasta la « Centesimus Annus »

89 Como respuesta a la primera gran cuestión social, León XIII promulga la primera encíclica social, la « Rerum novarum ».[Cf. León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 97-144] Esta examina la condición de los trabajadores asalariados, especialmente penosa para los obreros de la industria, afligidos por una indigna miseria. La cuestión obrera es tratada de acuerdo con su amplitud real: es estudiada en todas sus articulaciones sociales y políticas, para ser evaluada adecuadamente a la luz de los principios doctrinales fundados en la Revelación, en la ley y en la moral naturales.

La « Rerum novarum » enumera los errores que provocan el mal social, excluye el socialismo como remedio y expone, precisándola y actualizándola, « la doctrina social sobre el trabajo, sobre el derecho de propiedad, sobre el principio de colaboración contrapuesto a la lucha de clases como medio fundamental para el cambio social, sobre el derecho de los débiles, sobre la dignidad de los pobres y sobre las obligaciones de los ricos, sobre el perfeccionamiento de la justicia por la caridad, sobre el derecho a tener asociaciones profesionales ».[Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 20, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, p. 24]

La « Rerum novarum » se ha convertido en el documento inspirador y de referencia de la actividad cristiana en el campo social.[Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS (1931) 189; Pío XII, Radiomensaje en el 50 Aniversario de la « Rerum novarum »: AAS 33 (1941) 198] El tema central de la encíclica es la instauración de un orden social justo, en vista del cual se deben identificar los criterios de juicio que ayuden a valorar los ordenamientos socio-políticos existentes y a proyectar líneas de acción para su oportuna transformación.

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