Los que amamos a España

Luto

Nacido en Colombia, y deudor, de tantas maneras, de España, a la que llamamos con afecto “Madre Patria,” sólo puedo escribir para expresar mi profundo dolor, y mi más ferviente oración por tantos que han muerto o han querido gravemente heridos o afectados por el reciente accidente ferroviario, ya cerca de las puertas de Santiago de Compostela.

¡Cuántas vidas segadas en un instante! ¡Cuántas historias trastornadas para siempre, debajo de los hierros retorcidos!

Que el amor gigantesco que palpitó en el corazón del apóstol Santiago, y la dulce y consoladora ternura de la Señora del Pilar se dejen sentir en esta hora de luto para Galicia y toda España.

¡Estamos con vosotros!

Prólogo a una Historia de la Iglesia en Hispanoamérica

Prólogo a la 1ª edición

Desde el principio debo confesar que llevo en el corazón a la América hispana. Allí pasé los primeros años de mi vida de sacerdote, y allí he vuelto una veintena de veces para dar cursillos o ejercicios espirituales. Aunque mi especialidad es la Teología espiritual, que enseño en Burgos, en la Facultad de Teología, hace ya muchos años que vengo estudiando la evangelización de las Indias en los antiguos cronistas o en escritos modernos, fijándome sobre todo en la espiritualidad de aquella acción apostólica.

Esto me ha llevado a componer esta obra, en la que sigo el modelo de San Lucas evangelista, el primer historiador de la Iglesia, en sus Hechos de los Apóstoles. Él centra sus relatos en las figuras de los santos apóstoles Pedro y Pablo, no hace mucho caso de los personajes negativos, como Simón Mago o Ananías y Safira, y no se detiene apenas a describir la organización progresiva de la Iglesia naciente.

De modo semejante, mi crónica centrará su atención en los hechos apostólicos de Martín de Valencia, Zumárraga, Motolinía, Montesinos, Toribio de Mogrovejo, Francisco Solano, Pedro Claver, etc., y no describiré, como no sea ocasionalmente, la figura lamentable de otros personajes oscuros de su entorno, ni tampoco la acción misionera de la Iglesia en sus complejos empeños colectivos, en la organización de diócesis y parroquias, doctrinas y provincias religiosas.

Por otra parte, si San Lucas dedica once capítulos de los Hechos a San Pablo y seis a San Pedro, no es porque piense que aquél tiene doble importancia que éste en la historia del apostolado, sino porque fue compañero de San Pablo y conoció mejor su vida y acciones. Tampoco mi escrito, por las mismas razones, guardará una proporción estricta entre la importancia de cada apóstol y las páginas que le dedico.

Y no me alargo más, pues tengo por delante una tarea muy amplia y preciosa: escribir los grandes Hechos de los apóstoles de América.

Prólogo a la 2ª edición

Al preparar la segunda edición de esta obra -que apenas añade a la primera, de 1992, algunos retoques del texto y breves complementos bibliográficos-, sigo convencido de que el crecimiento de las Iglesias locales de América ha de potenciarse con un conocimiento y una estima cada vez mayores de sus propias tradiciones y de sus gloriosos orígenes. En este sentido, dice Juan Pablo II:

«La expresión y los mejores frutos de la identidad cristiana de América son sus santos… Es necesario que sus ejemplos de entrega sin límites a la causa del Evangelio sean no sólo preservados del olvido, sino más conocidos y difundidos entre los fieles del Continente» (ex. apost. Ecclesia in America 15, 22-1-1999).

Los trabajos de los primeros evangelizadores de América, tantas veces ignorados o discutidos, estos empeños que se narran en las presentes páginas, han de ser juzgados por sus frutos históricos. Ahora bien, «¿no es acaso motivo de esperanza gozosa pensar que para finales de este milenio los católicos de América Latina constituirán casi la mitad de toda la Iglesia?» (Juan Pablo II, 14-6-1991).

Dios quiera concederle a esta segunda edición de los Hechos de los apóstoles de América una muy amplia difusión. La pedimos confiadamente al Señor, acudiendo a la intercesión poderosa de Nuestra Señora, la Virgen de Guadalupe. A Ella le rezamos ahora con Juan Pablo II (México 23-1-1999):

«¡Oh Madre! Tú conoces los caminos que siguieron los primeros evangelizadores del nuevo mundo, desde la isla Guanahaní y La Española hasta las selvas del Amazonas y las cumbres andinas, llegando hasta la Tierra de Fuego en el sur y los grandes lagos y montañas del norte…

«Oh Señora y Madre de América! Salva a las naciones y a los pueblos del continente…

«¡Para ti, Señora de Guadalupe, Madre de Jesús y Madre nuestra, todo el cariño, honor, gloria y alabanza continua de tus hijos e hijas americanos!»

El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud.

La santería es incompatible con el cristianismo

El pasado mes de junio, y en medio de varias noticias relacionadas con los cultos sincretistas afroamericanos (santería, umbanda, vudú, candomblé…), el obispo auxiliar de Durango (México), monseñor Enrique Sánchez Martínez, escribió un interesante artículo en El Siglo de Durango, en su sección llamada Episcopeo, con el título “La santería es incompatible con la fe cristiana”.

No a la santería

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Recordando una conversión

mercedes aroz

Conversión y renuncia de la senadora más votada

La senadora socialista por Barcelona Mercedes Aroz comunicó su retirada de la política por discrepancias con el gobernante PSOE (Partido Socialista Obrero Español del jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero) a raíz de la aprobación de leyes como el matrimonio homosexual, la de reproducción asistida y la de investigación biomédica, porque “chocan frontalmente con la ética cristiana”.

Aroz -cofundadora del Partido Socialista Catalán- anunció su conversión al catolicismo, tras varias décadas militancia marxista, en un proceso de transformación personal que ha durado “varios años” y que ha culminado en su “plena integración como miembro de la Iglesia Católica”.

“Mi actual compromiso cristiano me ha llevado a discrepar con determinadas leyes del Gobierno que chocan frontalmente con la ética cristiana, como la regulación dada a la unión homosexual o la investigación con embriones, y que en conciencia no he podido apoyar. En consecuencia se imponía la decisión que he tomado”, afirmó.

“He querido hacer pública mi conversión para subrayar la convicción de la Iglesia Católica de que el cristianismo tiene mucho que decir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, porque hay algo más que la razón y la ciencia. A través de la fe cristiana se alcanza a comprender plenamente la propia identidad como ser humano y el sentido de la vida”, indicó.

Según Aroz, “la libertad religiosa reclama el respeto y un reconocimiento positivo del hecho religioso, frente a un intento de imponer el laicismo” por parte del Estado, a la vez que reclama a éste que ponga las bases para facilitar “la educación religiosa en la escuela”.

La senadora más votada

En España las listas electorales son cerradas. Sólo se pueden elegir nombres propios en las elecciones al Senado. Y el senador más votado de la historia del Senado es Mercedes Aroz (1.602.225 votos en las últimas elecciones, el 53,67%), como senadora socialista por Barcelona.

Según Forum Libertas: “En una época de ‘cuotas’ en listas electorales, donde hay mujeres ‘políticas’ de curriculum brevísimo, la senadora Aroz es una veterana de primera línea: marxista ortodoxa durante décadas, se afilió al PSOE en 1976, proveniente de la rojísima Liga Comunista Revolucionaria. En el PSC formó parte de su dirección política durante 18 años, así como del Comité Federal del PSOE. En 1986 fue elegida diputada por Barcelona a las Cortes”. Cabe señalar Aroz también renunció a todos los cargos partidarios.

Para darle gloria a Dios

Fray, pedirle que me ayude en lo sgte: Aprendí que la mejor forma de decir es: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo… y no: Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, porque no debemos dividir a Dios, porque es uno, tres personas en un solo Dios. ¿Es correcto lo primero, o lo segundo también es válido? Mil gracias por su respuesta padre, Dios lo siga iluminando por donde quiera que vaya… Y lo esperamos por aquí, Lima Perú… — M.A.

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Aunque lo segundo puede entenderse correctamente, y en ese sentido las dos fórmulas son válidas, esa expresión segunda deja demasiado la idea de tres divinidades a las cuales hay que brindar alabanzas por separado. Es un asunto de matiz, y no hay herejía en usar tal expresión, pero sin duda es mejor evitarla.

¿Abortar para olvidar?

“La idea implícita en estas palabras es que abortar al hijo de una relación violenta y no deseada, permitiría a la víctima “olvidar” que ha sufrido una violación y “rehacer su vida” como si ello no hubiera sucedido…”

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